Fiebre inaugural
Una fiesta ciudadana celebra el fin de las obras de la calle de Galileo sin que est¨¦n terminadas
Ayer, poco despu¨¦s de las cinco de la tarde, un grupo de animaci¨®n musical instaba a los muchachos que hab¨ªa en la calle de Galileo de Barcelona a pellizcar el culo de quien tuvieran m¨¢s cerca. La verdad es que los chavales no les siguieron la copla. Al igual que los adultos, prefirieron mostrarse circunspectos.
El grupo (voz, teclado, guitarra, metal y bater¨ªa) celebraba el fin de las obras de un tramo de esa misma calle. Mientras, algunos obreros segu¨ªan dale que te pego porque las obras celebradas no estaban listas. No es que no haya habido tiempo, porque empezaron en enero, pero ya se sabe: las horas, los d¨ªas, van cayendo y al final a uno le pilla el toro. De ah¨ª, posiblemente, la torera hora de la fiesta de ayer.
?Y el peat¨®n? Bien, gracias. Sobrevive en la adversidad y se refuerza, como dijo Darwin
La gente, desde luego, estaba contenta. Al fin dejar¨¢n de machacarles con el ruido de los martillos percutores y ya no tendr¨¢n que dar saltitos sobre cemento sin fraguar. Bueno, todo eso pasar¨¢ en cuanto se terminen las obras. Ayer, mientras el alcalde, Joan Clos, y el concejal del distrito, Jordi Hereu, paseaban por el barrio (Hereu se lo conoce bien y es reconocido por los vecinos), faltaban la mayor¨ªa de las se?ales verticales de tr¨¢fico. Faltaban casi todas las se?ales del suelo (y las que no faltaban fueron pintadas a la una de la madrugada). Faltaban algunos ¨¢rboles, aunque parece que esto era deliberado para que el alcalde y los vecinos pudieran dar la ¨²ltima paletada. La fiesta supuso el corte de la calle, pero la gente no se lo tom¨® a mal. Despu¨¦s de seis meses, una tarde m¨¢s ?qu¨¦ importa?
Lo llamativo es que la mayor¨ªa de los vecinos est¨¢n satisfechos con las obras, que han consistido en ampliar las aceras y plantar ¨¢rboles. En el futuro inmediato, con absoluta seguridad, la calidad de vida de los que all¨ª viven mejorar¨¢ notablemente. De momento, sin embargo, aquello es una ciudad sin ley. Ayer hubo gr¨²as (para despejar la calle para la fiesta), pero lo normal era que, a falta de se?ales, los coches aparcaran donde quisieran sus due?os, mientras la motos lo hac¨ªan masivamente en la acera. ?Y el peat¨®n? Bien, gracias. Sobrevive en la adversidad, lo que le refuerza, como ya descubri¨® Darwin.
De todas formas, no s¨®lo han sufrido los vecinos por el incumplimiento generalizado del protocolo de calidad de obras, sino que los propios obreros trabajaban en condiciones precarias y era frecuente verles cortar losetas sin guantes ni mascarilla de protecci¨®n. Pero las obras ya han terminado oficialmente. Ahora s¨®lo falta que acaben de verdad.
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