'Hace falta una izquierda europea identificable'
Antonio Guti¨¦rrez habl¨® ayer, invitado por la Fundaci¨®n Societat i Progr¨¦s del PSPV, de democracia y globalizaci¨®n. Secretario general de CC OO durante ocho a?os, Guti¨¦rrez opin¨® sobre la huelga general del 20-J y el futuro de la izquierda.
Pregunta. La globalizaci¨®n econ¨®mica pasa por un mal momento y ya se anuncian recortes. ?En qu¨¦ situaci¨®n queda el Estado del bienestar?
Respuesta. Esta reforma, que creo necesaria, o se hace en el mismo plano en el que opera el mercado, el supranacional o europeo, o nos enfrentaremos con pol¨ªticas dispersas, pero con un mismo hilo conductor que es debilitarlo. En Italia sigue abierto el conflicto con la reforma laboral, en Espa?a ha pasado [con el decretazo], y el se?or Tony Blair no acaba de recomponer el gasto p¨²blico que destruy¨® Margaret Thatcher. Ahora, Alemania anuncia una reforma del desempleo que, aunque discutible, es m¨¢s cuidadosa que la de Aznar.
'En el 20-J han confluido muchos malestares acumulados en este pa¨ªs'
'Sinceramente creo que el PSOE se ha dejado acomplejar ante la huelga general'
P. Su an¨¢lisis es pesimista, ?d¨®nde debe entonces buscar la izquierda su programa?
R. Para que la izquierda tenga futuro en Europa, tiene que existir primero en el ¨¢mbito europeo. ?sta es todav¨ªa un conglomerado nominal disperso en cada pa¨ªs, que se ve muy condicionada, y seguir¨¢ est¨¢ndolo, mientras est¨¦ en la l¨®gica que m¨¢s le conviene a la derecha, anteponiendo los intereses nacionales a los europeos.
No vamos a m¨¢s sino a menos Europa. Y la prueba la hemos tenido en la cumbre de Sevilla. En esa cita, Aznar, con el apoyo del se?or Blair, ha enviado un mensaje de cierre a la inmigraci¨®n en lugar de apertura a los pa¨ªses candidatos a ingresar en la UE. En esa din¨¢mica nos podemos encontrar con una izquierda muy supeditada a lo que haga la derecha. Si esta ¨²ltima tiene tentaciones autoritarias hay quien puede pensar que tambi¨¦n se vuelva a la vieja izquierda. Y en esa polarizaci¨®n s¨®lo gana la extrema derecha, como se ha visto en Francia.
En otro plano, si a una derecha dispuesta a conquistar el centro se responde con una izquierda que confunda sus propuestas con las de los conservadores, aumentar¨¢ la abstenci¨®n. La izquierda necesita elegir el terreno de su refundaci¨®n y su papel, que es el de los derechos, las libertades y la democracia. Y de compartirlo en espacios cada vez m¨¢s amplios para lograr el equilibrio entre mercado y democracia; y eso significa que la izquierda debe ser el aut¨¦ntico vector de fuerza en la construcci¨®n europea.
P. Entonces, ?c¨²al es su modelo de nueva izquierda?
R. Prefiero una izquierda europea con derivaciones nacionales, que este conglomerado de partidos progresistas que luego ofrecen mensajes tan contradictorios como el de Blair, pactando con la derecha espa?ola, o lo ocurrido con la izquierda francesa que, tras atomizarse en busca de protagonismo electoral, provoca una gran abstenci¨®n y facilita la victoria conservadora. Se necesita una izquierda europea m¨¢s identificable por la ciudadan¨ªa, y que los valores de la izquierda no sean disponibles seg¨²n las coyunturas electorales de cada pa¨ªs. No pueden confiarse esperando volver al poder cuando fracase la derecha.
P. El 20-J fue un ¨¦xito para los sindicatos y un fracaso para el Gobierno. ?Qui¨¦n ha exagerado m¨¢s?
R. Es una obviedad que fue una huelga generalizada y que las comparaciones con huelgas anteriores es absurda. Estas experiencias no se comparan, se aprende de ellas y el Gobierno deber¨ªa haber aprendido que un conflicto que se evidencia de manera tan seria como el 20-J, tiende a pudrirse si no se soluciona. Es una p¨¦rdida de tiempo y una irresponsabilidad que el Gobierno siga negando el conflicto.
P. ?Fue prematura la convocatoria de la protesta?
R. No voy a enjuiciar las decisiones de los sindicatos, pero creo que la precipitaci¨®n vino, sobre todo, del Gobierno. El sistema de protecci¨®n al desempleo [antes de la reforma], despu¨¦s de sucesivos recortes y de no costarle un euro al erario p¨²blico, da protecci¨®n por muy poco tiempo -cuatro meses de media-, por poco dinero -unas 55.000 pesetas- y a poca gente -m¨¢s del 40% de los parados no cobra nada-. La obligaci¨®n de los sindicatos era evitar esta reforma y recuperar el respeto a su papel de interlocutor.
P. ?Qu¨¦ moviliz¨® m¨¢s, la reforma o los modos del Gobierno?
R. El decretazo fue el detonante, pero la actitud prepotente del Gobierno fue el catalizador de la protesta. En el 20-J han confluido muchos malestares acumulados en este pa¨ªs.
P. ?Y ahora qu¨¦ pasa con el di¨¢logo social?
R. Las huelgas pueden ser un ¨¦xito, como lo ha sido esta, por la participaci¨®n, pero s¨®lo son un triunfo cuando se consigue lo reivindicado. La actitud del Gobierno tras la huelga es censurable. Ha querido parapetarse en el Parlamento, tramitando inmediatamente la convalidaci¨®n del proyecto de ley, y esto s¨ª lleva a la politizaci¨®n m¨¢s indeseable, que es la contraposici¨®n de legitimidades del Parlamento y las de los sindicatos.
Si el Gobierno pretende negociar otras reformas sin solventar el decretazo, ¨¦stas se entender¨¢n como nuevas bofetadas al di¨¢logo social.
P. ?Es el decretazo la primera de una serie de reformas unilaterales?
R. Es la expresi¨®n de una idea involutiva que tienen Aznar y la derecha sobre el Estado del bienestar. El Estado del bienestar es un compendio de derechos, no un estado de beneficencia, que ha permitido a Europa tener un modelo de convivencia social y pol¨ªtica m¨¢s estable que en ning¨²n otro lugar, a la vez que ha sido compatible con la oleada de inversiones m¨¢s importante que ha conocido Europa en toda su historia.
Me parece, pues, una concepci¨®n revanchista de la derecha de la posguerra, que ya se opon¨ªa al Estado del bienestar con el argumento de que la gente iba a acostrumbrarse a vivir sin trabajar. Y es posible que Aznar, con un maquiavelismo de aldea, quiera hacer todas las maldades de golpe.
P. ?Y c¨®mo ha visto el papel de los partidos de la oposici¨®n ante la convocatoria del 20-J?
R. La oposici¨®n, singularmente la de izquierda, que es la que a m¨ª me interesa, ha comprendido las razones de los sindicatos y rechazado el decreto en el Parlamento. Pero sinceramente creo que el PSOE se ha dejado acomplejar. Esto de que un partido no pueda apoyar con claridad una huelga, me parece incluso un alegato antidemocr¨¢tico. No s¨¦ por qu¨¦ ante un derecho constitucional como es el de la huelga, el PSOE tuvo que hacer aquellos equilibrios de apoyarla, pero en fin..., ellos iban a trabajar ese d¨ªa. Creo que es un s¨ªntoma del nuevo aprendizaje que necesita la izquierda espa?ola y europea si aspira a gobernar.
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