Todo es posible en Granada

El patio del palacio de Carlos V de la Alhambra es un desaf¨ªo de mucho calibre para un director esc¨¦nico de ¨®pera. Kupfer y sus colaboradores resuelven Fidelio prescindiendo de escenograf¨ªas a?adidas y utilizando los imponentes valores expresivos de la propia arquitectura del edificio y sus dos niveles de galer¨ªas. Ello, unido a la dimensi¨®n conceptual, claro, que se desprende de centrar la acci¨®n entre el ensayo y la ilusi¨®n de la representaci¨®n. Kupfer despliega sus juegos de sugerencias intelectuales y pl¨¢sticas, y los enfatiza con una utilizaci¨®n absolutamente magistral de la iluminaci¨®n. Los movimientos en c¨ªrculo de los presos, que permiten alusiones a Genov¨¦s, o la poes¨ªa de las macetas, o el gesto teatral de los personajes, van definiendo un espect¨¢culo que se eleva por el equilibrio de una magn¨ªfica direcci¨®n musical del berlin¨¦s Sebastian Weigle, al frente de una inspirada Orquesta Ciudad de Granada. Est¨¢ adem¨¢s el lujo a?adido de una actuaci¨®n memorable del Coro de la Generalitat Valenciana que dirige Francisco Perales. Despu¨¦s de una plana y poco atractiva obertura, el trabajo de Weigle fue a m¨¢s y m¨¢s, primero apoy¨¢ndose y extrayendo un sonido tan bello como dram¨¢tico de la cuerda baja, y posteriormente conformando una lectura unitaria.

Las desigualdades caracterizaron el reparto vocal. Nadine Secunde no alcanz¨®, ni de lejos, el excelente nivel de su reciente Lady Macbeth de Msenk en el Liceo de Barcelona. Bien es verdad que Beethoven es inmisericorde con las voces, pero su Leonore careci¨® de sutileza, incluso de definici¨®n. Siegel comenz¨® su actuaci¨®n de Florest¨¢n en el l¨ªmite del abismo aunque luego se vino arriba gracias a su elogiable voluntarismo. En l¨ªneas generales, todo fue m¨¢s o menos correcto vocalmente pero sin alcanzar el nivel art¨ªstico marcado por las direcciones musical y esc¨¦nica.