Corea no busca consuelo, sino la confirmaci¨®n de su ¨¦xito

El partido por el tercer y el cuarto puesto, generalmente denigrado por los contendientes, tiene hoy aire de fiesta multitudinaria. Hist¨®ricamente, el encuentro entre los desterrados del ¨¦xito se entiende m¨¢s como un castigo que como una celebraci¨®n, un peaje innecesario si incluso se tiene en cuenta que el subcampe¨®n nunca permanece en el recuerdo.

Esto tambi¨¦n ha cambiado en Corea del Sur, donde hoy se dar¨¢n cita unos 60.000 aficionados para llenar el estadio de Daegu. No s¨®lo ser¨¢ un autohomenaje nacional, sino que sinceramente la selecci¨®n coreana aspira a ser la medalla de bronce de este Mundial.

Guus Hiddink, que hoy la dirigir¨¢ por ¨²ltima vez [ha fichado por el PSV Eindhoven], ha sido tajante, respecto al objetivo de su equipo: 'Hay una gran diferencia entre ser terceros o ser cuartos. Haremos todo lo posible por ganar'.

Ser¨¢ la tercera vez en la historia que el equipo anfitri¨®n juega la llamada final de consolaci¨®n o final del desconsuelo. En las dos anteriores ganaron: Chile, a Yugoslavia (2-1) en 1962; Italia, a Inglaterra (2-1) en 1990.

Corea no quiere faltar a la estad¨ªstica. Seguramente, su estado de felicidad colectiva resulta m¨¢s positivo para encarar el partido que el de Turqu¨ªa, no menos triunfadora, pero m¨¢s afligida por su derrota ante Brasil.

Ser¨¢ el ¨²ltimo acto de la marea roja y del holand¨¦s venerado en Corea. No se preven manifestaciones p¨²blicas por las calles como las que han acompa?ado a Corea tras cada uno de sus ¨¦xitos en el Mundial. Pero lo que est¨¢ casi asegurado es que este partido habitualmente menor ser¨¢ el m¨¢s colorista e intenso de cuantos se han celebrado. De momento, Corea ya es la mejor selecci¨®n asi¨¢tica de todos los tiempos.