Generaci¨®n
Cuando en la celebraci¨®n del vig¨¦simo aniversario de la constituci¨®n del Parlamento andaluz el ex presidente de la Junta Rodr¨ªguez de la Borbolla afirmaba que la pol¨ªtica andaluza atravesaba en estos momentos una fase de transici¨®n generacional, dec¨ªa una verdad a medias. Parte de verdad lo es porque al final de estas dos d¨¦cadas un destacado n¨²mero de pol¨ªticos que entonces protagonizaron la vida institucional y social hoy cultivan el ocio del jubilado o, lo que es parecido, est¨¢n dedicados a sus actividades privadas o profesionales mientras sus esca?os y puestos han sido ocupados por gentes j¨®venes provenientes, en su mayor parte, de los escalafones partidarios.
Pero no lo es si, por relevo generacional, entendemos tambi¨¦n relevos de pr¨¢cticas y m¨¦todos de actuaci¨®n en la vida p¨²blica. En ese sentido, los j¨®venes dirigentes pol¨ªticos de esta Andaluc¨ªa que, nos dicen, se mira ya en el futuro, no nos ofrecen precisamente discursos innovadores ni lenguajes frescos. Siguen bebiendo de sus maestros, repitiendo los tics y las muletillas de sus venerados introductores en las faenas de la lidia pol¨ªtica.
Continuismo o continuidad, ¨¦sta es m¨¢s bien la temperatura de la pol¨ªtica andaluza a principios del siglo XXI. No tiene por qu¨¦ ser malo, en principio, el hecho de repetir un molde si ha tenido ¨¦xito de ventas; lo malo es que se pretenda al mismo tiempo ofrecer un discurso envuelto con los adornos juveniles o renovadores pero donde el contenido viene a ser el mismo de los ¨²ltimos 20 a?os.
Chaves por el PSOE, Te¨®fila Mart¨ªnez por el PP, Valderas por IU, Ortega por el PA pueden significar el ciclo largo y perenne de lo que ha sido Andaluc¨ªa en los ¨²ltimos veinte a?os, especialmente si hablamos de los varones de la lista. Los cuatro representan sin complejos la estabilidad del aparato partidario y la continuidad de los discursos de sus formaciones pol¨ªticas. Es verdad que cualquiera de ellos puede que est¨¦ sentado al lado de un colega que a lo mejor ser¨¢ su alternativa dentro de un tiempo. No parece muy claro, de todas formas, que este vig¨¦simo aniversario sea el momento y la ocasi¨®n para dar la cara. Habr¨¢ que esperar.
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