Una econom¨ªa en la clandestinidad

La decisi¨®n del juez Baltasar Garz¨®n de embargar los bienes de Batasuna para hacer frente a las responsabilidades civiles ocasionadas como consecuencia de acciones de lucha callejera convocadas por organizaciones del entorno de ETA tiene gran trascendencia en el orden pr¨¢ctico. No tanto por el dinero que se pueda incautar en las cuentas bancarias del partido pol¨ªtico pro etarra -que previsiblemente no ser¨¢ mucho cuando el embargo se produzca-, sino porque de facto conduce a los batasunos a una econom¨ªa extrabancaria, de calcet¨ªn o de baldosa.

A partir de que el auto sea firme -contra el mismo cabe un recurso de reforma en el plazo de tres d¨ªas y, tras el previsible rechazo, un recurso de queja ante la sala-, Batasuna como partido o en cualquiera de las formas que se denomine o vaya a denominarse ver¨¢ que sus cuentas son sistem¨¢ticamente bloqueadas, no podr¨¢ acceder a cr¨¦ditos ni a subvenciones, que ser¨¢n embargados, y su econom¨ªa pasar¨¢ autom¨¢ticamente a la clandestinidad.

Por el momento, la responsabilidad civil afecta a los da?os provocados en convocatorias de Segi, pero el propio juez apunta que la responsabilidad debe extenderse a todos los casos y supuestos en los que se produzca una acci¨®n terrorista con resultado de da?os para la vida, la libertad o el patrimonio p¨²blico o privado que haya sido provocada por ETA, Ekin, Jarrai, Haika, HB, EH, Batasuna o cualquier otra estructura del complejo terrorista liderado por ETA. Es decir, cada vez que haya un atentado, Batasuna ser¨¢ declarada responsable civil solidaria de los da?os que se produzcan. Aunque la ilegalizaci¨®n de actividades de Batasuna a¨²n no se ha producido, la de su econom¨ªa s¨ª.