Discoteca al aire libre
A nadie escandaliza ya que los festivales de jazz convoquen a algunos artistas ajenos por completo a esta m¨²sica, pero parece que a la organizaci¨®n del de Galapagar se les ha ido la mano este a?o. Ha habido gestos de biso?ez, en particular procedentes de un inoperante departamento de prensa, pero el peligro m¨¢s grave siempre se centra en la filosof¨ªa de programaci¨®n. Si se mantiene el pr¨®ximo a?o, puede que el p¨²blico piense, por ejemplo, que Jeff Lorber o Chaka Khan, los protagonistas de la quinta jornada, son figuras representativas del jazz. Craso error. Ni siquiera representan con propiedad ninguna m¨²sica actual.
Jeff Lorber hac¨ªa su presentaci¨®n europea en Galapagar. No es extra?o que hasta ahora nadie hubiese contado con ¨¦l. Su smooth jazz, contemporary jazz, o como quiera que se llame la rancia p¨®cima que propuso, result¨® anodina hasta el bostezo y conformista hasta la resignaci¨®n. S¨®lo ofreci¨® dos posibilidades: estereotipo para escuchar con los dos o¨ªdos, o monotema para quienes prefirieran taparse uno de ellos. Lorber y su saxofonista, una verdadera pesadilla, despacharon solos como rosquillas industriales, todas con su agujero escrupulosamente centrado, dentro de una variante musical tan anticuada como seguir tratando a los padres de usted.
Galapajazz
Festival de Galapajazz. Actuaciones de los m¨²sicos Jeff Lorber y Chaka Khan. Courtney Pine / Marcus Miller. Vel¨®dromo de Galapagar (Madrid). Sesiones d¨ªas 5 y 6 de julio.
A golpe de grito
La de Chaka Khan tampoco puede presumir de ser lo ¨²ltimo en nada. Sus ¨¦xitos tienen ese verde oscuro del laurel seco y sus nuevas propuestas no parece que vayan a devolverle lozan¨ªa. Se comport¨® como una cantante imperativa, due?a de una garganta de titanio dura pero poco flexible, que solucion¨® a golpe de grito desgarrado casi todas sus canciones, entre ellas el We can work it out, de los Beatles, y el himno feminista I'm every woman, al que Whitney Houston devolvi¨® popularidad hace unos a?os.
A la jornada de clausura tambi¨¦n hubo que llevar la balanza de precisi¨®n para ver si ca¨ªa algo de jazz . Courtney Pine recibi¨®, all¨¢ por 1989, el bautizo de fuego discogr¨¢fico del muy estricto Marsalis padre. Desde entonces se ha engolfado un poco, y ahora es un saxofonista dotad¨ªsimo que, en la l¨ªnea epatante del tambi¨¦n saxofonista James Carter, hace cosas dificil¨ªsimas con el metal mientras le pisa, con c¨ªnica sonrisa, la cabeza a la m¨²sica. Ese triste espect¨¢culo se pudo ver en una de las versiones m¨¢s horrendas que se hayan podido escuchar de Round midnight, masacrada con el EWI (electric wind instrument) con descaro casi jocoso. En comparaci¨®n con Pine, el bajista Marcus Miller estuvo regio. El antiguo colaborador de Miles Davis parece haber abandonado el c¨ªrculo de m¨²sicos innovadores, pero su actuaci¨®n tuvo empaque.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.