El dilema entre el negocio y la seguridad
El f¨¦rreo control de la frontera de Melilla est¨¢ originando p¨¦rdidas a los comerciantes, cuyos principales clientes son marroqu¨ªes
Veinte mil marroqu¨ªes como m¨ªnimo cruzan todos los d¨ªas la frontera de Melilla, de uno en uno, a trav¨¦s de un estrecho torno que impide las avalanchas y permite examinar con cuidado la documentaci¨®n que acredita que son vecinos de la provincia de Nador. La espera se hace larga y en el lado marroqu¨ª son frecuentes los incidentes para poner orden en las colas: los polic¨ªas parecen tener debilidad por 'arrear' a sus mujeres con gruesas cuerdas.
La escena se repite todos los d¨ªas y adem¨¢s desde hace poco se registra un nuevo control: el lado espa?ol niega la entrada a coches en el que viaje alg¨²n ni?o o adolescente. 'Esto pasa continuamente, incluso los fines de semana. Antes ven¨ªan parejas con sus hijos a comer en la ciudad, a comprarle unas zapatillas o un juguete o simplemente a dar una vuelta, ver escaparates y tomar unos refrescos. Y desde hace meses se les obliga a dar la vuelta al coche y regresar a donde proceden', explica Enrique Alcoba, presidente de la Asociaci¨®n de Comerciantes de Melilla (Acome).
'Hemos decidido cerrar todos los jueves nuestros comercios porque no podemos seguir as¨ª. Comprendemos que hace falta aumentar la seguridad, pero tambien necesitamos que la frontera sea flexible. De eso vive una parte de la ciudad', se lamenta Alcoba.
Ya no se trata s¨®lo de la espectacular alambrada que rodea la ciudad y que le da a todo el per¨ªmetro de Melilla un fantasmag¨®rico aspecto de frontera de guerra fr¨ªa. Ahora se trata de medidas concretas que pueden provocar el estrangulamiento econ¨®mico, denuncian los comerciantes.
La C¨¢mara de Comercio de Melilla afirma no disponer de datos ni de estudios sobre la situaci¨®n de Melilla. Pero Acome parece estar m¨¢s al d¨ªa: 'Seg¨²n nuestros c¨¢lculos estamos facturando entre un 20% y un 30% menos'. Alcoba recuerda que los clientes de los comercios de Melilla son los marroqu¨ªes: el norte del pa¨ªs sigue estando desabastecido y los productos que salen de Melilla llegan r¨¢pido y a buen precio. 'Por Melilla pasan de 600.000 a 700.000 millones de pesetas al a?o en mercanc¨ªas destinadas a Marruecos', advierte Alcoba.
En la ciudad hay unas 3.000 firmas comerciales: 500 son las que manejan el comercio al por mayor y las grandes naves pegadas al puesto fronterizo. La mayor¨ªa de esas 500 empresas est¨¢ en manos de melillenses musulmanes. Los otros 2.500 comercios funcionan a menor escala, pero tambi¨¦n con clientes marroqu¨ªes. 'Probablemente en Madrid no se den cuenta cabal de lo que sucede aqu¨ª y de que no podemos estropear m¨¢s el comercio', advierte.
Mustafa Lambrani, que desde su peque?o despacho en la avenida principal de la ciudad dice facturar m¨¢s de 2.500 millones de pesetas al a?o exportando antenas v¨ªa sat¨¦lite y material de audio y v¨ªdeo, considera que los grandes comerciantes no est¨¢n todav¨ªa afectados: sus clientes pueden esperar tres horas m¨¢s en la frontera sin perder la paciencia, pero los peque?os tienen ya muchos problemas.
Enrique Alcoba recuerda que el comercio al por menor ya sufri¨® un duro golpe al desaparecer los reeemplazos del Ej¨¦rcito. Antes de que las Fuerzas Armadas fueran profesionales miles de muchachos peninsulares viv¨ªan varios meses al a?o en la ciudad. 'Y no s¨®lo hac¨ªan compras sino que tambien tra¨ªan a sus familias para los actos de jura de bandera', recuerda el presidente de Acome. Todo eso ha desparecido: la mayor¨ªa de los soldados son ahora naturales de Melilla y ya han cerrado dos hoteles de la ciudad.
El gobierno de Melilla gasta dinero para intentar traer turismo de la Pen¨ªnsula, aunque para ello tenga que pagar el abaratamiento del precio de los billetes de avi¨®n. Y ha intentado mejorar su oferta rehabilitando los hermosos recintos fortificados, un proyecto del arquitecto Salvador Moreno Peralta que ha obtenido un premio de la Fundaci¨®n Europa Nostra y que incluye una obra muy original, el apuntalamiento de una gruta del acantilado de 25 metros de altura con un arco parab¨®lico de ladrillo y mamposter¨ªa que se aprecia con toda su belleza desde la peque?a e inaccesible playa que est¨¢ a sus pies.
'Todo eso est¨¢ bien. Pero todos sabemos que el ¨²nico turismo que va a venir a Melilla es el marroqu¨ª: vecinos nuestros que tienen inter¨¦s en ver la ciudad, estar aqu¨ª un d¨ªa y hacer compras. Estropeemos eso y hundiremos Melilla para siempre', afirma Alcoba. 'Melilla quiere resolver algo dif¨ªcil: facilitar la entrada diaria de 20.000 o 30.000 ciudadanos marroqu¨ªes y protegerse al mismo tiempo para que no se queden dentro de la ciudad menores ni ciudadanos de ese pa¨ªs, y para que no colapsen nuestros hospitales', resume un polic¨ªa local. 'La ciudad est¨¢ triste porque no sabe c¨®mo resolverlo y tiene miedo'.
Un documental problem¨¢tico
Naturales de Melilla es un documental de larga duraci¨®n que fue rodado con dinero de la ciudad aut¨®noma pero que nunca ha sido emitido por la televisi¨®n local o promocionado por sus autoridades. Por el contrario, fue estrenado el pasado mes de junio en el cine Babilonia, de Berl¨ªn. El director es un cineasta de Melilla, Driss Deiback, que vive en la capital alemana, y que reuni¨® el a?o pasado las opiniones de 24 personajes de su ciudad natal sobre cuestiones relacionadas con religi¨®n, sexo y pol¨ªtica, pero desde una perspectiva muy peculiar: los m¨¢s exc¨¦ntricos (travestidos, homosexuales con distintas religiones o mendigos) resultan ser en su pel¨ªcula los m¨¢s razonables, tolerantes e interesantes, mientras que los representantes de los estamentos m¨¢s oficiales quedan plasmados, casi siempre, en sus aspectos menos favorecedores. La cuesti¨®n es que el documental de Deiback, pese a estar recorrido por un fuerte sentido del humor, despert¨® las cr¨ªticas de casi todos los sectores de la ciudad y que ni cristianos ni musulmanes ni jud¨ªos se sintieron m¨ªnimamente satisfechos con el resultado. De hecho, ninguna organizaci¨®n parece haber protestado por la congelaci¨®n del documental. Naturales de Melilla fue finalmente exhibido, tras muchas dificultades, pero en un escenario algo m¨¢s elitista: el aula de cine de la Universidad a Distancia (UNED) de Melilla, que act¨²a como un aut¨¦ntico cine-club y por el que, gracias tambi¨¦n al impulso de otro cineasta melillense, Mois¨¦s Salama, pasan algunas destacadas pel¨ªculas que nunca llegar¨ªan normalmente al circuito comercial (dos salas) de Melilla. Salama, que es jud¨ªo, ha organizado algunos de los debates m¨¢s sonados de la historia de la ciudad y trabaja ahora en su propio documental sobre Melilla: '?sta es una sociedad compleja, con contradicciones, pero en la que ya han cambiado muchas cosas. Lo que en muchos lugares de Europa se discute en las aulas, aqu¨ª se plantea en la calle'.
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