'Tenemos que potenciar el di¨¢logo con Rabat'
Ana Palacio (Madrid, 1948) regres¨® ayer a Bruselas, tras tomar posesi¨®n del cargo como ministra de Asuntos Exteriores, para intervenir en la Convenci¨®n sobre el futuro de la UE, de la que seguir¨¢ formando parte como representante del Gobierno espa?ol, si bien debe abandonar el Parlamento Europeo, al que pertenece desde 1994. La nueva ministra asegura que a¨²n no ha tenido tiempo de sentarse en su nuevo despacho ni de abordar los asuntos m¨¢s complicados y urgentes que le esperan: Gibraltar y Marruecos. Sobre el primero considera normal pedir un aplazamiento de la cita prevista en Londres con su hom¨®logo brit¨¢nico, Jack Straw, y del segundo, que hay que potenciar el di¨¢logo. No valora tanto su capacidad de negociaci¨®n como su facilidad para dormir y recuperar fuerzas en cualquier momento y, pese a su inexperiencia en la pol¨ªtica nacional, asegura no sentir v¨¦rtigo alguno ante su nuevo cargo. La entrevista tuvo lugar ayer a primera hora de la tarde en Bruselas, tras su intervenci¨®n en la Convenci¨®n.
'Ahora hay m¨¢s conciencia de la distancia entre las instituciones de la UE y los ciudadanos'
'La postura del presidente Aznar sobre la UE es pr¨¢gmatica, sin modelos'
'Me facilitar¨¢ ser ministra de Exteriores mi capacidad de ser una trapera del sue?o'
Pregunta. ?Alguna vez pens¨® en la posibilidad de ser ministra?
Respuesta. No, francamente, nunca.
P. ?Ha empezado a cre¨¦rselo?
R. S¨®lo me ha dado tiempo a respirar hondo.
P. ?C¨®mo han sido estas ¨²ltimas 48 horas?
R. ?ste no es un relevo de Gobiernos de distinto signo, as¨ª que el aterrizaje ha sido el normal: la explicaci¨®n de las grandes l¨ªneas del nuevo trabajo, doblemente importante en mi caso, porque no solamente no he estado en el Gobierno precedente, sino que no tengo experiencia en la pol¨ªtica nacional. Pero mi nombramiento tiene un gran valor simb¨®lico porque demuestra que se reconoce el trabajo que se hace en el Parlamento Europeo, en la pol¨ªtica europea, de donde se puede partir a posiciones de relieve en la pol¨ªtica nacional.
P. ?Le da miedo su cometido?
R. Sinceramente, no me da ning¨²n v¨¦rtigo. En las distintas responsabilidades que se me han cruzado en la vida he descubierto que lo importante es trabajar, trabajar mucho, tener un buen equipo, suerte, prudencia y sentido com¨²n.
P. A usted le gusta especialmente la pol¨ªtica europea y opinaba que la pol¨ªtica nacional est¨¢ demasiado radicalizada. ?C¨®mo va a afrontar el cambio en este terreno?
R. Las cosas nunca son blancas o negras. Tampoco la pol¨ªtica europea est¨¢ exenta de pol¨ªtica partidaria. Pero en Espa?a la pol¨ªtica extranjera se ha entendido siempre como pol¨ªtica de Estado.
P. Le va a servir su experiencia en la negociaci¨®n. Es lo que m¨¢s ha hecho como eurodiputada.
R. Yo pondr¨¦ todo mi trabajo, mi responsabilidad y toda mi ilusi¨®n. Quiz¨¢ suene a broma, pero conf¨ªo m¨¢s en mi capacidad de dormir en cualquier lugar que en mi capacidad negociadora. Creo que algo que s¨ª me facilitar¨¢ ser ministra de Exteriores es mi capacidad de dormir en cualquier lugar y de ser una trapera del sue?o y de acomodarme en cualquier rinc¨®n. Porque este trabajo requiere una resistencia f¨ªsica incre¨ªble.
P. En la Convenci¨®n acaba de defender el m¨¦todo comunitario, dejando claro al mismo tiempo que la pol¨ªtica exterior es un terreno no legislativo, sino operativo.
R. Esto es como las cerezas: tiras de una y van detr¨¢s todos los problemas relacionados. Lo que tenemos que saber es si queremos mantener el equilibrio institucional o alterarlo. Espa?a siempre ha defendido el car¨¢cter que tiene ahora este equilibrio. Hay gente que quiere una federaci¨®n; que el Parlamento se convierta en una C¨¢mara; la Comisi¨®n, en el Ejecutivo, y el Consejo, en la C¨¢mara baja. Pero para llegar a esto los pa¨ªses deben aceptar la reducci¨®n de sus poderes. Yo defiendo el modelo actual en que las competencias ejecutivas est¨¢n divididas entre Consejo y Comisi¨®n.
P. Dentro de este esquema hay posiciones que han sido muy criticadas, como la de Espa?a, maximalista en el terreno contrario.
R. La postura del presidente Aznar es pragm¨¢tica, sin modelos, consistente en analizar primero la realidad. Creo, por ejemplo, que la UE no encaja en un modelo federal. Se habla de tener un presidente del Consejo Europeo porque, efectivamente, hay problemas en su funcionamiento. Desde el exterior, nadie entiende Europa. No se entiende que cada seis meses se presente un tipo diferente que a veces dice cosas muy distintas del anterior. Como dec¨ªa Henry Kissinger: 'No tengo el n¨²mero de tel¨¦fono de Europa'. Europa tiene que poder actuar con una sola voz y la rotaci¨®n de presidencias actual plantea muchos problemas.
P. Tampoco los europeos saben muy bien c¨®mo funciona la UE.
R. La distancia entre los ciudadanos y las instituciones europeas era antes mayor. Ahora s¨®lo hay mas conciencia de dicha distancia. El primer gran golpe fue el Tratado de Maastricht y el refer¨¦ndum dan¨¦s. Los ciudadanos quieren participar pero no saben c¨®mo. Hay un trabajo did¨¢ctico que tienen que hacer los pol¨ªticos.
P. ?C¨®mo abordar una estrategia para defender los intereses espa?oles en la pol¨ªtica regional europea?
R. Hay que ser muy pragm¨¢ticos y desplegar una gran labor de negociaci¨®n. En Europa hay que defender los intereses propios buscando al tiempo soluciones aceptables por todos. Espa?a tiene que negociar este punto siendo consciente de que ya no estamos en los a?os 80, que ya no es un pa¨ªs candidato. La misma idea sirve para la pol¨ªtica agr¨ªcola y la pesquera. Por supuesto. Ah¨ª hay que tener cintura, capacidad de convencimiento y de negociaci¨®n.
P. ?Cree que el proceso de negociaci¨®n ha entrado en crisis?
R. No. Estoy convencida de que tras las elecciones alemanas llegaremos a un acuerdo.
P. ?Es Gibraltar el primer hueso duro de roer que tiene sobre la mesa de su despacho? Esta misma ma?ana, Manuel Chaves tachaba de rotundo fracaso la negociaci¨®n.
R. Es f¨¢cil buscar fracasos. Es absolutamente razonable que un ministro de Exteriores que acaba de tomar posesi¨®n no se meta a las 48 horas a negociar uno de los expedientes m¨¢s complejos que tiene sobre la mesa. Como Espa?a, tenemos el precedente del relevo de Robin Cook por Straw. Ellos tambi¨¦n pidieron un aplazamiento.
P. Sin embargo, el plazo previsto para concluir las negociaciones antes de verano ya es imposible.
R. Cuando uno fija un calendario en este terreno est¨¢ fijando un calendario deseable. No es que sea irrealizable, pero es apretado para forzar a negociar, para el avance. No es un plazo procesal. Esa fecha de conclusi¨®n hay que tomarla s¨®lo como una referencia.
P. Usted intervino como abogada en la instauraci¨®n del Tribunal Penal Internacional. Ahora Espa?a va a formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU y va a tener que dirimir el conflicto planteado por Estados Unidos.
R. EE UU ha decidido no participar, lo que es leg¨ªtimo jur¨ªdicamente y respetable en un pa¨ªs que funciona en un marco democr¨¢tico, aunque es evidente que a la UE le gustar¨ªa que participase. Es algo similar a lo que ocurre con la pena de muerte, ese otro asunto que nos distancia de nuestro gran aliado. A m¨ª como ministra no me compete convencer a EE UU de nada. Como europea, me encantar¨ªa.
P. ?Tambi¨¦n le parece l¨ªcito que EE UU chantajee con abandonar Bosnia y, por tanto, con enturbiar las relaciones con la UE?
R. Ah¨ª hay mucho que matizar. Conf¨ªo enormemente en la opini¨®n p¨²blica; tambi¨¦n en la americana, que cada vez tiene mayor fuerza, como el lobby anti pena de muerte. El cambio debe venir por la presi¨®n de su sociedad. Dicho esto, estoy muy contenta de vivir en un pa¨ªs sin pena de muerte.
P. El otro asunto que la espera es la deteriorada relaci¨®n entre Espa?a y Marruecos, especialmente tras la propuesta espa?ola en la Cumbre de Sevilla de sancionar a los pa¨ªses que originan inmigraci¨®n ilegal.
R. Ah¨ª tenemos que potenciar el di¨¢logo. La inmigraci¨®n es un problema de los dos, del pa¨ªs de donde vienen y al que llegan. Y se trata de vidas humanas. Desde Europa debemos pretender que el asunto sea afrontado con ¨ªmpetu por los pa¨ªses de origen. No es l¨®gico ni sensato centrarse en la palabra sanciones sobre las conclusiones de Sevilla, que lo que permiten es examinar la posici¨®n europea sobre los terceros pa¨ªses que no quieren cooperar en este asunto. Porque aqu¨ª tambi¨¦n tenemos una responsabilidad de orden p¨²blico.
P. ?Es usted de las personas preocupadas por la creciente demonizaci¨®n de la inmigraci¨®n?
R. S¨ª, me preocupan los brotes de xenofobia en Espa?a, un pa¨ªs que hist¨®ricamente ha sido de emigraci¨®n. Hay un problema de percepci¨®n en la opini¨®n p¨²blica. La mayor¨ªa de los inmigrantes se integra y es una fuerza productiva para el pa¨ªs de acogida, aportan hijos, lo que eleva la tasa de natalidad y asegura las pensiones, lo que no impide que en alguna barriada marginal de grandes urbanizaciones haya una identificaci¨®n real de peligro con el inmigrante.
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