El tacto de la luz
'El instinto po¨¦tico se despert¨® en m¨ª gracias a la percepci¨®n m¨¢s aguda de la realidad, experimentando, con un eco m¨¢s hondo, la hermosura y la atracci¨®n del mundo circundante. Su efecto era, como en cierto modo ocurre con el deseo que provoca el amor, la experiencia, dolorosa a fuerza de intensidad, de salir de m¨ª mismo, aneg¨¢ndome en aquel vasto cuerpo de la creaci¨®n. Y lo que hac¨ªa a¨²n m¨¢s ag¨®nico aquel deseo era el reconocimiento t¨¢cito de su imposible satisfacci¨®n'. Estas palabras de Cernuda bien sirven, por tangencialidad po¨¦tica, para presentar la obra -y su af¨¢n- de Javier Lostal¨¦ (Madrid, 1942), que con el t¨ªtulo La rosa inclinada recoge sus libros ya publicados: Jimmy, Jimmy; Figura en el paseo mar¨ªtimo, La rosa inclinada y Hondo es el resplandor, m¨¢s el in¨¦dito La estaci¨®n azul, y otros tres poemas.
LA ROSA INCLINADA (POES?A 1976-2001)
Javier Lostal¨¦. Calambur. Madrid, 2002 384 p¨¢ginas. 20 euros
Activo difusor de la poes¨ªa espa?ola, entregado a la de los dem¨¢s y esquivo con la suya, ilusionado -e ilusionante- conductor de tertulias y programas radiof¨®nicos (Premio Ondas y Premio Nacional de Fomento a la Lectura), Javier Lostal¨¦ se da a conocer en la antolog¨ªa Espejo del amor y de la muerte (1971), que, con presentaci¨®n de Vicente Aleixandre, realiza Antonio Prieto de cinco poetas pertenecientes a la generaci¨®n del 68; un lustro despu¨¦s editar¨ªa su primer libro. Es Lostal¨¦ creador de producci¨®n pausada, construye su obra sin prisas, con la firmeza de unos cimientos que se nutren de un mundo definido (en el poema 'Pureza' de Jimmy, Jimmy ya aparece curiosamente 'la rosa inclinada': 'Que en tu pecho herido por la rosa inclinada de la tarde / la palabra no sea sino una hoja suspendida en el claro de la tormenta', y a esos versos guarda fidelidad mutando, eso s¨ª, la hoja vegetal en hoja impresa), un cosmos -en el sentido aleixandriano, pues no en vano Aleixandre es otro referente sustancial de su escritura- en el que flotan, con sensualidad, reflexi¨®n y estelas surrealistas, el cuerpo, la memoria, el dolor, el deseo y, como tri¨¢ngulo englobador: mar, luz, amor. Sobre esa tr¨ªada capitolina alza su templo, a ellos canta con voz culta (y oculta) en ritmo calmo y sostenido. El mar como misterio, como raz¨®n inexplicable, como miedo y p¨¦rdida; la luz que es f¨ªsica, carnal y t¨¢ctil, pero tambi¨¦n desvelo de luces m¨ªsticas. Y, sobre todo, el amor: presencia y ausencia o invenci¨®n constante en la obra de Lostal¨¦ (varias composiciones tituladas expresamente Poema de amor recorren de principio a fin la antolog¨ªa). Ternez y desamor. 'Afirmamos estar enamorados y nunca medimos el amor por la calma de los d¨ªas', escribe en La estaci¨®n azul, prosas po¨¦ticas que cierran el volumen.
Si al inicio citaba palabras de Cernuda para abrir las puertas al h¨¢bitat po¨¦tico de Lostal¨¦, ya dentro, sean las suyas de Confesi¨®n las que nos conduzcan, esclarecedoramente, por las estancias: 'Escribo porque me salva... Escribo porque est¨¢n conmigo los que ya nunca estar¨¢n... Escribo porque nunca fue m¨¢s bello el enga?o'.
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