Quien tuvo, retuvo
La actuaci¨®n de Mija¨ªl Baryshnikov al frente de su White Oak Dance Project dividi¨® la opini¨®n del p¨²blico entre aplausos y algunos pitos. Estaban los espectadores que, ilusionados, hab¨ªan comprado su entrada para ver a uno de los mejores bailarines de danza cl¨¢sica de los ¨²ltimos tiempos. Muchos le recordaban por las pel¨ªculas Paso decisivo y Noches de sol; los m¨¢s maduros, por su primera actuaci¨®n en Barcelona, en el Liceo en 1972, como bailar¨ªn del K¨ªrov. Anteanoche tambi¨¦n hab¨ªa en el Teatre Grec otro sector del p¨²blico, el m¨¢s curioso, que en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªa desplazado a Santander, Peralada o Madrid para ver a Baryshnikov al frente de su grupo de danza moderna. Estos ¨²ltimos eran los m¨¢s conscientes de lo que iba a ser la funci¨®n: un espect¨¢culo formado por coreograf¨ªas de creadores modernos, posmodernos y vanguardistas norteamericanos interpretadas por excelentes bailarines, entre los que se encontraba una figura m¨ªtica de la danza. Una figura que da igual que a sus 54 a?os de edad no realice espectaculares saltos ni m¨²ltiples piruetas para impresionar. No lo necesita; su ¨²nica presencia ya llena el escenario. La madurez art¨ªstica que posee, junto a su atractiva personalidad, le da bula para jugar con el p¨²blico.
El espect¨¢culo empez¨® con un solo de Baryshnikov creado a su medida por Lucinda Childs el pasado a?o. La inventora de la minimal dance y alumna aventajada de Merce Cunningham ha ideado en sinton¨ªa perfecta con la expresiva m¨²sica del Concerto grossi, op. 6 de Corelli, una elegante pieza. Mija¨ªl se pasea por el escenario seguro de su poder hipn¨®tico. Viste traje negro y camiseta blanca. Sus vueltas se suspenden en el aire, tras un giro seguro. Sus brazos acariciantes se dibujan en¨¦rgicos en el espacio. Todo est¨¢ medido y sincronizado al detalle para parecer natural. Una naturalidad que esconde el talento de su int¨¦rprete. Sin duda, fue la mejor pieza de la noche y la m¨¢s aplaudida.
Le sigui¨® Early floating, un trabajo de Erick Hawkins de 1961. La coreograf¨ªa del que fue bailar¨ªn y core¨®grafo de la compa?¨ªa de Martha Graham est¨¢ interpretada por tres hombres, incluido el propio Baryshnikov, y una mujer. Es un trabajo atl¨¦tico, donde se combina el trabajo individual con el de grupo. Los cuerpos recios de los bailarines se desplazan en movimientos amplios y grandes. Los gestos se construyen como f¨®rmulas matem¨¢ticas, actuando la abstracci¨®n como ¨²nico elemento provocador.
La segunda parte del programa comenz¨® con The experts, una disparatada coreograf¨ªa de este a?o de la vanguardista Sarah Michelson con m¨²sica de Mike Iveson. Un suelo de pl¨¢stico de burbuja con un peque?o mont¨ªculo forma la escenograf¨ªa, junto a un coche de carreras reflejado en la monta?a de Montju?c; un veh¨ªculo que a cada vuelta dejaba tras de s¨ª un ruido ensordecedor. Siete absurdos personajes con el ¨²nico deseo de volar son los protagonistas de esta exc¨¦ntrica peripecia que despierta miles de sensaciones menos la indiferencia. Describir cada personaje ser¨ªa arduo, por su estudiada e imaginativa indumentaria. Los siete protagonistas (tres hombres y cuatro mujeres) gritan, a¨²llan y suspiran, pero sobre todo bailan con una t¨¦cnica precisa y que dominan. Los developp¨¦s y arabesques se integran en una alocada danza, en la que las fluidas frases coreogr¨¢ficas se funden con el gesto cotidiano. Los ruidos se amontonan mientras un hombre negro con alas de mariposa rojas mira estupefacto a un Baryshnikov maniatado.
Al final las aguas volvieron a su cauce con una reciente coreograf¨ªa de Childs, con m¨²sica de Benjamin Britten, interpretada por toda la compa?¨ªa. De corte abstracto, la pieza est¨¢ marcada por la interrelaci¨®n que se establece entre los bailarines. Como era de esperar, Childs ha ideado un peque?o fragmento en la obra para un nuevo lucimiento de su amigo Baryshnikov.
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