?Todo empieza en Madrid?
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha abierto a Alberto Ruiz-Gallard¨®n las puertas de la pol¨ªtica nacional. El presidente del Gobierno ha orillado la falta de sinton¨ªa, que ha desembocado en varias ocasiones en profundas, aunque contenidas, divergencias con el presidente de la Comunidad de Madrid, y ha recurrido a ¨¦l ante la apremiante necesidad de disponer de un candidato que garantice al PP el mantenimiento de la alcald¨ªa de Madrid en las elecciones del pr¨®ximo a?o. Una decisi¨®n que refleja habilidad por parte de Aznar para lograr sus prop¨®sitos -entre ellos, que el PP siga gobernando-, mientras frustra los de sus adversarios, y que tiene para Ruiz-Gallard¨®n muchos beneficios y pocos riesgos. En primer lugar, porque ha sido el l¨ªder de su partido, con el que ten¨ªa una fr¨ªa relaci¨®n, el que le ha hecho la petici¨®n (Aznar ha mostrado que es de los que recompensan los servicios prestados). Y en segundo lugar, porque sit¨²a a Ruiz-Gallard¨®n en una plataforma de gran proyecci¨®n sobre la pol¨ªtica nacional, en la que hasta ahora estaba presente, en un lugar secundario, por m¨¦ritos propios -su personalidad independiente y su pragmatismo-, y no por designio de la direcci¨®n nacional de su partido.
Aznar formaliz¨® la oferta a Ruiz-Gallard¨®n el pasado domingo en La Moncloa a la vista de que, seg¨²n las encuestas, era el mejor, y casi ¨²nico, candidato para alcanzar la mayor¨ªa absoluta en la ciudad de Madrid, lo que de otra parte indica el grado de desentendimiento, cuando no de cansancio, que ha llegado a acumular incluso en el electorado del PP la figura del alcalde Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano.
Con la designaci¨®n de Ruiz-Gallard¨®n, el PP est¨¢ seguro de reactivar como votantes a miles de electores de centro-derecha que presumiblemente iban a abstenerse de acudir a las urnas en mayo de 2003. Y, adem¨¢s, el todav¨ªa presidente de la Comunidad de Madrid puede disputar al PSOE una franja de electorado de centro-izquierda, que ha sabido conquistar en varias elecciones auton¨®micas. Aznar ha contado seguramente tambi¨¦n con ese factor para intentar que los socialistas no ganen una de las pocas capitales importantes que podr¨ªan arrebatar al PP, y en donde la derrota ser¨ªa convertida en indicio de un inminente declive electoral de los populares.
Ruiz-Gallard¨®n dispone de todo un a?o para llevar a cabo, desde una posici¨®n ¨®ptima, al frente del Gobierno auton¨®mico madrile?o y con m¨¢s apoyo del PP del que hab¨ªa tenido nunca, una larga campa?a electoral. Al parecer, Aznar est¨¢ dispuesto a dejarle manos libres para confeccionar su candidatura -a diferencia de la Comunidad, el gobierno municipal ha de estar formado por electos-, y presumiblemente le prestar¨¢ apoyos que se ir¨¢n viendo en los pr¨®ximos meses.
Los socialistas, por su parte, quieren aprovechar esa aproximaci¨®n entre Aznar y Ruiz-Gallard¨®n para desmontar la imagen de ¨¦ste, cultivada por ¨¦l mismo, de pol¨ªtico independiente, en el sentido de haber actuado con autonom¨ªa respecto a decisiones de su partido que no le parec¨ªan acertadas. Y van a aprovechar tambi¨¦n la sorprendente iniciativa de Aznar para decir que la candidatura de Trinidad Jim¨¦nez ha puesto muy nervioso al PP -lo que desde esa perspectiva acredita que el PSOE tiene una alternativa real, seg¨²n ellos-, hasta el punto de que ha tenido que intervenir su l¨ªder para colocar frente a ella al mejor rival posible. Algo que, en todo caso, muestra la hondura de la preocupaci¨®n sobre el mensaje que podr¨ªan enviar, en Madrid, los ciudadanos al Gobierno a trav¨¦s de sus votos.
Adem¨¢s, los socialistas van a se?alar que Ruiz-Gallard¨®n tiene tambi¨¦n alguna responsabilidad sobre los males de Madrid y que ha incumplido varias veces en poco tiempo su palabra: la de no presentarse a la reelecci¨®n y la que emple¨®, despu¨¦s, para asegurar que le hac¨ªa enorme ilusi¨®n poner en marcha nuevos e importantes proyectos para la Comunidad de Madrid.
Aunque dicho todo eso, su designaci¨®n ha sido la peor noticia posible para la candidata socialista a la alcald¨ªa. Su primera reacci¨®n p¨²blica ha sido decir que le da igual un candidato que otro. Lo cual no va en beneficio de su credibilidad.
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