Los Torrestrella rompen la predicci¨®n

A menudo las predicciones no sirven en los encierros. El de ayer, con astados gaditanos de Torrestrella, ten¨ªa todos los ingredientes para convertirse en una carrera masificada, peligrosa y lenta, y fue, en l¨ªneas generales, todo lo contrario.

El s¨¦ptimo encierro se sald¨® con dos heridos leves y una duraci¨®n de apenas tres minutos y medio. Un balance realmente muy positivo para una carrera de fin de semana con tantos protagonistas y con astados de fama tan peligrosa como los Torrestrella, uno de cuyos hermanos, Castellano, mat¨® de una cornada en el coraz¨®n, un d¨ªa como el de ayer, 13 de julio, hace siete a?os (en 1995), al joven estadounidense Matthew Peter Tassio. Fue en una cogida ocurrida en la plaza del Ayuntamiento, el ¨²ltimo percance mortal vivido hasta ahora en los sanfermines, que desde 1900 han conocido 13 v¨ªctimas mortales por asta de toro y m¨¢s de 200 heridos.

Sean P. Flicks, de 18 a?os, natural de Chicago (Estados Unidos), fue trasladado ayer al Hospital de Navarra aquejado de un trauma craneal banal tras una ca¨ªda en el tramo final de Telef¨®nica. El otro herido del encierro de ayer fue George Parker, de 29 a?os, natural de Londres, que fue trasladado desde la plaza de toros con una luxaci¨®n interfalangial en el quinto dedo de la mano izquierda.

Los Torrestrella salieron de los corrales de la cuesta de Santo Domingo asustados, empujando los cuartos traseros de los seis cabestros que todos los d¨ªas repiten el trayecto de poco m¨¢s de ochocientos metros que les separa del redondel de la Monumental de Pamplona. Superando en la mayor¨ªa de los casos los seiscientos kilos de peso, los astados gaditanos fueron noblemente ganando posiciones en la manada, y ya, en Mercaderes, resbalaron ligeramente sin causar da?os. El gent¨ªo que corr¨ªa a su alrededor era inmenso.

Los Torrestrella doblaron la curva de Estafeta con equilibrio, relativamente agrupados y a un ritmo endiablado. Y si no fuera por las ca¨ªdas de unos mozos que a duras penas aguantaban el tir¨®n, dos de los morlacos no hubieran ca¨ªdo al pavimento a mitad de esta larga calle. A pesar de ello, s¨®lo uno se rezag¨®. Ese toro s¨ª cre¨® verdadero peligro poco antes del callej¨®n. Se gir¨® en sentido contrario y arremeti¨® contra un grupo de personas agrupadas en el vallado. El milagro se repiti¨®. Empuj¨® varios metros al mocer¨ªo... y ni un rasgu?o. Volvi¨® a seguir sus impulsos y entr¨® a la arena, donde mansamente acudi¨® al capote de los dobladores, esos ¨¢ngeles humanos que se juegan el tipo para que la torada sepa d¨®nde est¨¢n los corrales. Y ah¨ª acab¨® la historia del pen¨²ltimo encierro.

La jornada depar¨® otra buena noticia. El alta m¨¦dica de tres de los doce heridos por asta de toro acumulados este a?o. Luke Versace (19 a?os, Australia), James Brandau (69 a?os, Estados Unidos) y Etienne Bolduc (19 a?os, Canad¨¢) salieron del hospital ayer. En sus habitaciones permanecen otros nueve empitonados, que evolucionan satisfactoriamente.