El naufragio de 2.400 kilos de coca¨ªna

La tripulaci¨®n del peque?o buque pesquero R¨ªo Caribe I eligi¨® la estrategia de hundir la embarcaci¨®n para ponerse a salvo. Cuando los cuatro pescadores escucharon la orden de identificarse, procedente de una lancha r¨¢pida de la Agencia Tributaria, optaron por descender al cuarto de m¨¢quinas para abrir los grifos de fondo que echar¨ªan a pique el barco. El objetivo se cumpli¨®, pero tarde. Los tripulantes de la lancha r¨¢pida, auxiliar del buque Petrel I, que segu¨ªa de cerca la operaci¨®n, alcanzaron a abordar el pesquero, retener a sus cuatro ocupantes y descubrir los 3.000 kilos de coca¨ªna que transportaba, el cargamento m¨¢s grande que las autoridades espa?olas han encontrado en los ¨²ltimos diez meses.

Pero apenas 600 kilos, de los 3.000 kilos de coca¨ªna, pudieron ser decomisados en esta operaci¨®n, que tuvo lugar el pasado mi¨¦rcoles a unos 550 kil¨®metros de las costas de Mauritania. La Operaci¨®n Sierpe, como fue llamada, comenz¨® cuando el departamento de Aduanas e Impuestos Especiales de la Agencia Tributaria se enter¨® de la posible presencia en alta mar, a unos mil kil¨®metros de la costa africana, de un buque que presumiblemente trataba de introducir droga en Espa?a.

El mi¨¦rcoles, a las 9.15, el Petrel I detect¨® un eco en su radar que, dada su posici¨®n y el hecho de encontrarse parado, podr¨ªa ser su objetivo. Hasta ese punto lleg¨® la lancha auxiliar.

La tripulaci¨®n del R¨ªo Caribe I no atendi¨® la orden de identificarse, enviada por radio en franc¨¦s e ingl¨¦s, informa la Agencia Tributaria. Por el contrario, los tripulantes intentaron huir. Seg¨²n el parte del Servicio de Vigilancia Aduanera, los hombres que viajaban en el barco descendieron del puente. De esta manera, el pesquero, sin bandera, quedaba a la deriva.

El barco comenz¨® a hundirse, posiblemente a voluntad de los tripulantes. La estrategia habr¨ªa permitido a los traficantes no dejar rastro de su cargamento. Nuevas ¨®rdenes, nuevos desacatos. Las insistentes peticiones realizadas por los tripulantes de la embarcaci¨®n auxiliar del Petrel I de detener las m¨¢quinas no dieron resultado.

Una negra humareda sali¨® del pesquero. La decisi¨®n de abordar el R¨ªo Caribe I era inaplazable. El capit¨¢n del Pretel I envi¨® la orden a los tripulantes de la lancha r¨¢pida. Las sospechas fueron confirmadas. All¨ª adentro, los cuatro tripulantes intentaban a toda prisa echar a pique el barco. En el momento del abordaje, la sala de m¨¢quinas estaba completamente inundada, lo que hab¨ªa producido la parada de los motores y la inutilizaci¨®n de las bombas de achique.

Los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera evacuaron a los cuatro tripulantes y confirmaron que no hab¨ªa nadie m¨¢s a bordo. Antes de que se produjera el naufragio, recorrieron el buque de un extremo a otro. En la bodega econtraron el motivo de la precipitada acci¨®n de los pescadores del R¨ªo Caribe I: unos cien fardos, de los habitualmente utilizados para el transporte de coca¨ªna.

En este punto, s¨®lo faltaba salvar las pruebas. Uno a uno fueron despojando al pesquero de su valioso cargamento. Veinti¨²n fardos fueron rescatados y trasladados, junto con los traficantes, al Pretel I.

Los hombres detenidos se identificaron como Adolfo M. M., de 41 a?os; Santiago U. S., de 52; Carlos A. A., de 53, y Ramiro C. P., de 51. Los dos primeros, espa?oles; los otros, venezolanos. Sobre la procedencia exacta del barco y el cargamento a¨²n no se tienen datos.

Los hechos fueron puestos en conocimiento del Juzgado Central de Instrucci¨®n de Guardia en la Audiencia Nacional. Los 2.400 kilos de coca¨ªna restantes, que habr¨ªan prolongado a¨²n m¨¢s la condena de los traficantes, descansan, junto al R¨ªo Caribe I, en el fondo del mar.