Interior ha dejado en Las Palmas a 1.300 'sin papeles' que no pudo devolver a su pa¨ªs
Los inmigrantes viven de la caridad en un parque mientras crecen las protestas vecinales
Las pateras llevaron a Lanzarote y Fuerteventura a 2.691 inmigrantes africanos entre enero y mayo. S¨®lo 1.387 han sido devueltos a sus pa¨ªses hasta el 20 de junio ¨²ltimo. Los 1.304 restantes fueron trasladados en barco a Las Palmas y liberados en el parque de Santa Catalina siguiendo instrucciones de la Secretar¨ªa de Estado para la Inmigraci¨®n ante la imposibilidad de expulsarlos tras pasar 40 d¨ªas retenidos en la terminal del aeropuerto de Fuerteventura. Unos 250 siguen a¨²n en la ciudad viviendo de la caridad y provocando una creciente protesta vecinal. El resto ha volado a Madrid.
La continua presencia desde hace 15 meses en el parque de Santa Catalina de una media de cien inmigrantes subsaharianos irregulares (con picos de hasta 300) ha provocado una tormenta pol¨ªtica en Canarias y un creciente malestar vecinal. Los datos oficiales indican que entre enero y mayo de este a?o han sido detenidos en Fuerteventura y Lanzarote un total 2.691 africanos sin papeles. Todos fueron encerrados sin remisi¨®n en los centros de retenci¨®n de extranjeros habilitados en la vieja aeroterminal de Fuerteventura (abierto provisionalmente en 1999) y en el cuartel del Matorral, reci¨¦n inaugurado.
M¨¢s de la mitad de ellos, 1.387, eran magreb¨ªes o de pa¨ªses subsaharianos con los que Espa?a tiene acuerdos de expulsi¨®n, como Nigeria. En unos d¨ªas estaban de vuelta a casa. El resto proced¨ªa de pa¨ªses como Congo, Gambia, Mali o Sierra Leona, que no admiten las repatriaciones porque no tienen acuerdos firmados o, peor, porque carecen de una administraci¨®n capaz de conocer a sus conciudadanos.
Centro de acogida
Los que no pudieron ser devueltos fueron retenidos durante 40 d¨ªas en Fuerteventura. Pero una vez transcurrido ese plazo legal sin poder documentarlos ni echarlos, fueron liberados. Para que no se quedaran en la isla, de 66.000 habitantes, y no provocaran eventuales problemas est¨¦ticos en el turismo, la Secretar¨ªa de Estado para la Extranjer¨ªa y la Inmigraci¨®n dio instrucciones para que fueran enviados a Las Palmas de Gran Canaria (casi 365.000 habitantes). All¨ª est¨¢ el ¨²nico centro de acogida de extranjeros de las islas: Mier Bajo, con 154 plazas.
Los inmigrantes eran llevados en barco a Las Palmas, donde una vez desembarcados se les suger¨ªa que se ubicasen en la zona de Santa Catalina. La capacidad del centro Mier Bajo, dependiente del Gobierno canario, fue rebasada r¨¢pidamente, ya que hasta el 20 de junio hab¨ªan sido trasladados a Las Palmas 1.304 sin papeles, que empezaron a vivir en la calle. Los hombres se alimentaban de la caridad; las mujeres, de la prostituci¨®n. 'Es una grave irresponsabilidad del Gobierno central, porque ha ido dejando a estas personas a su suerte en la calle, sin papeles, sin poder trabajar y sin darles una alternativa', indican fuentes del Ejecutivo aut¨®nomo. Los extranjeros comenzaron a compartir los bancos de la plaza de Santa Catalina con el medio centenar de indigentes locales que ya la ten¨ªan tomada, lo que ha ido generando un creciente malestar entre los vecinos y los comerciantes de la zona, en pleno centro de la ciudad, cuajada de comercios, a tiro de piedra de donde desembarcan los cruceros de lujo y a un paso de la emblem¨¢tica playa de Las Canteras.
'Vienen por hambre o por guerras y, despu¨¦s de tenerlos hacinados durante 40 d¨ªas, los traen en barco y los sueltan: es inhumano, pero el barrio est¨¢ hasta las narices de tenerlos aqu¨ª todo el d¨ªa, porque esto se est¨¢ deteriorando y el comercio ha bajado', asegura el farmac¨¦utico Jes¨²s Sanz Bozal, presidente de la asociaciones de peque?as y medianas empresas de Santa Catalina, cuya botica est¨¢ en la misma plaza.
Redes mafiosas
La mayor¨ªa de los inmigrantes ha contactado con parientes o amigos en otras localidades espa?olas y el extranjero o incluso con las redes mafiosas que los arrumbaron en Canarias para que les enviaran al menos los 196,12 euros que cuesta el billete del vuelo nocturno Iberia 811, v¨¢lvula de escape de la situaci¨®n. Pero los barcos han seguido llegando y los inmigrantes en la plaza se han ido renovando.
'El Gobierno no debe mandar ni un inmigrante m¨¢s a Las Palmas, como primera medida, y para los que ya est¨¢n, el Ejecutivo canario tiene que asumir sus obligaciones y no dejarlos en la calle', explica el alcalde de Las Palmas, Jos¨¦ Manuel Soria (Partido Popular). 'Ellos no quieren estar en la calle y sin futuro. Si el Gobierno no los puede expulsar, que los regularice, pero el resto del Estado tambi¨¦n tiene que ser solidario con Canarias', alega Pilar ?lvarez, responsable de Pol¨ªtica Social de la gestora de Comisiones Obreras de Las Palmas. En junio han llegado 833 africanos m¨¢s.
La prostituci¨®n como ¨²nica alternativa
La noche cae y los africanos que llegaron en patera a la isla de Fuerteventura y viajaron, 40 d¨ªas despu¨¦s seg¨²n el plazo reglamentario, a Las Palmas, se agrupan por etnias o pa¨ªses de procedencia.
Unos montan su tenderete para dormir en las escolleras; otros se cobijan en una p¨¦rgola del parque, junto a un muro que les sirve de mingitorio; 154 se marchan al centro de acogida de Mier Bajo, que pone a su disposici¨®n el Ayuntamiento de Las Palmas. No hay una sola inmigrante. 'Ellas se prostituyen de noche por esta zona', dice Vinod Daswani, due?o de una tienda de electr¨®nica que existe en la plaza de Santa Catalina. Es medianoche.
'De d¨ªa dormimos en un apartamento, las cinco, por 125.000 pesetas. Las ganamos bien porque muchos hombres nos buscan', explica una de las mujeres que se ha entregado a la prostituci¨®n.
Aissa (Rep¨²blica del Congo, 21 a?os) frena la conversaci¨®n para darle un consejo a Alicia (Sierra Leona, 22). 'Le he dicho que cobre primero y que me llame cuando termine', se?ala. Llama escasos 20 minutos despu¨¦s: 'Que tiene los 30 euros y va a casa a lavarse los dientes'.
Aissa atrae con un gesto a un nuevo cliente. De ese negocio depende su futuro: 'M¨¢s fucking-fucking y me voy de Las Palmas'. Se monta en un coche y desaparece.
Dougoukolo: 'Me ofrezco para limpiar coches'
Dougoukolo Tonkara (Mal¨ª, 23 a?os) le cuenta su vida en un extra?o dialecto a Ibrahim Seuna (Gambia, 25), que lo traduce al mandinga para que Ismail Travri (Mal¨ª, 20) lo traslade en ingl¨¦s a un periodista espa?ol.
Los tres pernoctan junto a otra veintena de subsaharianos en la arcada destinada a parterre de la cl¨ªnica San Jos¨¦, en el paseo mar¨ªtimo de la playa de Las Canteras. Llevan 48 d¨ªas en Canarias: 40 en el centro de retenci¨®n de Fuerteventura, ubicado en la antigua terminal del aeropuerto, y el resto, en calles de Las Palmas.
'Nos levantamos a las 6.30 y lo primero que hacemos es lavarnos los dientes en las duchas de la playa', cuenta Tonkara. Despu¨¦s hacen un hatillo con sus pertenencias, van al centro municipal G¨¢nigo a desayunar y luego a su centro de reuni¨®n, la plaza de Santa Catalina, donde echan el d¨ªa entero junto a medio centenar de indigentes locales y numerosos jubilados que practican juegos de mesa.
A media ma?ana comienzan a hacer cola ante el centro Ganigo. 'Dan muy bien de comer y cenar', dice Tonkara. Ah¨ª hacen las tres comidas salvo los jueves, cuando la iglesia coreana reparte 'el sandwich del amor', o los d¨ªas en que Cruz Roja da bocadillos.
Y vuelta a la plaza. 'Yo paso el d¨ªa ofreci¨¦ndome para limpiar coches, cargar bolsas o cualquier trabajo para ganar dinero, porque no tengo a nadie que me ayude', explica Travri.
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