Galindo
Galindo, dicen las sucesivas sentencias que han llegado al final -el Constitucional-, es un asesino. Pero es al mismo tiempo una contradicci¨®n viviente; o, m¨¢s concretamente, quienes le amparan y quienes le castigan. Galindo era coronel de la Guardia Civil cuando Lasa y Zabala fueron torturados por sus subordinados; los mataron, los metieron en cal viva y se los llevaron a enterrar a muchos kil¨®metros. Cuando se supo, su Gobierno, que llevaba el nombre de socialista, le ascendi¨® a general y le condecor¨®; pero la derecha, cuando lleg¨® al poder, aun con su pasi¨®n razonable por la Guardia Civil y por los generales, le abri¨® el sumario que se termina ahora con la ¨²ltima apelaci¨®n: ya no es ni siquiera militar, y tiene una sentencia de 75 a?os que cumplir¨¢ en una c¨¢rcel civil, aunque siempre se preocupar¨¢n de que no est¨¦ tan mal. Si no le indultan: 'El Estado tiene v¨ªas para suavizarlo', dec¨ªa ayer, sugerente, el editorial de este peri¨®dico. El problema que se plantea mucha gente es el c¨®mo condenar a un general de la Guardia Civil por combatir el terrorismo. Otras autoridades cayeron con ¨¦l en esa lucha, y presos est¨¢n. La mayor claridad de este problema est¨¢ en principio en la palabra democracia: los 'paramilitares' de Colombia, por ejemplo, destruyen la democracia; y gran parte de Am¨¦rica. No digamos Estados Unidos, que inventa ahora un cuerpo de espionaje compuesto de fontaneros, limpiadoras, reparadores de televisi¨®n o de tel¨¦fono, que espiar¨¢n las casas donde los llamen y lo contar¨¢n todo al FBI.
La gran contradicci¨®n es que las denuncias contra Galindo vinieran de la derecha, en cuya conciencia est¨¢ el rigor m¨¢ximo en la lucha contra el terrorismo; apenas les importaba Galindo: iban a hundir a Gonz¨¢lez y le hundieron, en un cierto sentido. Fue una gran operaci¨®n: el hombre que los hubiera derrotado en las urnas ya no concurrir¨¢, y el diputado que puede y sabe hablar no va nunca al Parlamento. Va a recurrir ahora Galindo a los tribunales europeos. Ser¨¢ una forma de mantener viva la cuesti¨®n, en espera de algo que no ocurrir¨¢: nunca va a ser aceptado su recurso, y si se aceptase, la pena no le ser¨ªa reducida. Est¨¢ probado que es un asesino. Dentro de las confusiones ideol¨®gicas, de las simpat¨ªas pol¨ªticas, de cada bando, o pol¨ªtico o partido.
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