'A los africanos no les extra?a escucharse en clave de 'house', 'groove' o 'dub'
Fr¨¦d¨¦ric Galliano es altamente susceptible. No s¨®lo cuando se intenta relacionarle con Pierre Savorgnan de Brazza u otros notables exploradores africanistas del siglo XIX. Cuando el entrevistador intenta explicarle que su disco Fr¨¦d¨¦ric Galliano and the African Divas (F Communications/Masterdance) parece la evocaci¨®n sensorial de un viaje a trav¨¦s del ?frica franc¨®fona, salta como si viera una serpiente. '?No, no, no! ?Yo detesto el turismo musical!'. ?A qu¨¦ se refiere exactamente esa fobia, al modelo Paul Simon, a las t¨¦cnicas de Peter Gabriel o a los patrocinios de David Byrne? 'No me har¨¢s decir nombres, t¨² sabes de qui¨¦nes estamos hablando'.
Insiste en que el doble disco, casi dos horas de collages, es el fruto de tres a?os de viajes desde Francia a Costa de Marfil, Senegal, Mal¨ª o Guinea Conakry: 'Yo viajo con un estudio port¨¢til y voy grabando ambiente, rituales, cantantes. Trabajo sobre ese material en Europa o en Estados Unidos y puedo volver a ?frica, para reelaborarlo con m¨²sicos africanos'. A toda costa, Galliano quiere distanciarse de Malcolm McLaren y dem¨¢s saqueadores de nativos que reconstruyen sin pudor lo que pillan, atribuy¨¦ndose autor¨ªas. '?Deep Forest y los pigmeos? ?Eso es m¨²sica para las tiendas Body Shop!'.
'Viajo con un estudio port¨¢til y voy grabando ambiente,cantantes... Luego trabajo sobre ese material en Europa y Estados Unidos'
Se altera cuando evoca la situa
ci¨®n de la industria de la m¨²sica en ?frica. '?Es una tragedia! Las transnacionales han ido cerrando sus oficinas en ?frica y est¨¢n obligando a que las estrellas se vayan a grabar a Par¨ªs, Bruselas o Londres. Los que se quedan tienen que autofinanciarse sus casetes, que deben vender a precios rid¨ªculos, para competir con los pirateadores. Yo no voy descubriendo a cantantes desconocidas: Nahawa Doumbia es una estrella en Mal¨ª, la guineana Hadja Kouyat¨¦ graba para mi sello'.
Su sello es Frikyiwa, a trav¨¦s del cual edit¨® la serie Collection, donde artistas malineses de la marca Cobalt eran remezclados respetuosa-pero-audazmente por magos como Llorca o Aqua Bassino. 'El sentido colectivo de la creaci¨®n musical que tienen los africanos hace que no les extra?e o¨ªrse en clave de house, groove o dub. En realidad, les fascina y s¨®lo les frustra no tener el acceso a esa tecnolog¨ªa'. ?Existe alg¨²n paralelismo entre sus esfuerzos y la colaboraci¨®n de Damon Albarn con m¨²sicos de Mal¨ª? 'Albarn es un cantante de un grupo pop (Blur) y no est¨¢ a la altura de los artistas con los que trabaja'.
Monsieur Galliano, nacido en Valence en 1969, iba para escultor hasta que un trabajo temporal como pinchadiscos le envici¨® con la m¨²sica bailable. 'Cuando me decid¨ª a crear m¨²sica, me lanc¨¦ a explorar la aplicaci¨®n de la electr¨®nica al jazz. Para m¨ª, John Coltrane y Miles Davis eran la referencia, pero entend¨ªa que no ten¨ªa sentido reproducir aquellas grabaciones ac¨²sticas. Lo que hac¨ªa era generar bases de bater¨ªa, l¨ªneas de bajos o fragmentos de solos que no fueran planos, de tal forma de que los instrumentistas de carne y hueso, jazzmen como los hermanos Belmondo, reaccionaran creativamente con lo que yo disparaba'. Testimonio de aquella atracci¨®n fueron discos como Espaces baroques y Live infinis, marcados por referencias a Deleuze y otras pedanter¨ªas menores.
El boom de la electr¨®nica fran
cesa y las fenomenales ventas de Saint Germain desplazaron la atenci¨®n de Galliano hacia otras latitudes. 'Lo africano me gustaba desde que era adolescente: en Francia hab¨ªa discogr¨¢ficas que trabajaban con etnomusic¨®logos muy rigurosos y grababan m¨²sicas tradicionales. Me resultaba intimidante hasta que comprend¨ª que hab¨ªa m¨²sicos africanos que eran como cualquiera de nosotros, que estaban a la b¨²squeda de una expresi¨®n contempor¨¢nea'.
Finalmente, a pesar de la abundancia de damas de espl¨¦ndida garganta y tocadores de balaf¨®n o n'goni, lo que ofrece Fr¨¦d¨¦ric Galliano and the African Divas es una visi¨®n occidental de unos rincones ex¨®ticos. Y funciona verdaderamente como libro de viajes sonoros. Se incluyen montajes callejeros que predisponen al oyente hacia modestas aventuras. Se cuelan ruidos de truenos o trenes, conversaciones y aviones. Las distancias parecen traducirse en gomosas piezas largas, el sentido europeo del tiempo se trastoca con mesmerizantes c¨¢nticos. En sus mejores momentos, evoca las magnitudes de la naturaleza tropical y la vivacidad de sus habitantes: a veces, uno se siente como si fuera un viajero conectado a un discman, en cuyo o¨ªdo se van filtrando m¨²sicas y ruidos externos. Fr¨¦d¨¦ric Galliano asiente de mala gana: 'Puede decirse as¨ª pero yo nunca iba con los auriculares puestos. ?Ser¨ªa como viajar con los ojos cerrados!'.
Fr¨¦d¨¦ric Galliano act¨²a el 2 de agosto, dentro del Festival La Voz de la Tierra, en Fuengirola.
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