El hilo que conecta los destinos
En su Diccionario de s¨ªmbolos, Juan Eduardo Cirlot nos dice que el arco y las flechas, como atributo de Apolo, simbolizan la energ¨ªa solar, sus rayos y su potencia fecundante y purificadora. En el nuevo libro de F. M. estos elementos y sus cualidades descritos por el poeta catal¨¢n est¨¢n, aunque nada se nos informe acerca de quien los usa: el arquero. En El sentido, t¨ªtulo de la novela, un arquero zurdo enfila por tercera vez su flecha hacia un blanco. Lo hace con la misma incertidumbre con que todos los seres humanos se enfrentan a su destino. Ocho personajes est¨¢n atados a un mismo hilo. Sus vidas converger¨¢n, quieran o no, hacia el blanco. Ese converger es la esencia tambi¨¦n del arquero, que debe siempre disparar, haga diana o no, una vez que ha tensado el arco y colocado la flecha. Los ocho personajes de esta novela tambi¨¦n deben aceptar su destino, sin tener un conocimiento exacto de su verdadero rostro, aunque s¨ª saben que est¨¢n conectados entre s¨ª a la vida mediante un hilo, el sentido.
EL SENTIDO
F. M. Lengua de trapo Madrid, 2002 176 p¨¢ginas. 14 euros
Como ya lo hizo en Cuentos de X y Z, el an¨®nimo escritor que se esconde detr¨¢s de F. M. despliega ese fr¨ªo desapego de los que desconf¨ªan del estilo. En El sentido, el desarrollo de la historia es m¨²ltiple e imprevisible.
Hay lugares llamados Isla y
Ciudad, hay selvas, hay mares, hay un escritor que est¨¢ escribiendo lo que leemos, hay un maestro de arqueros y hay un alumno. Es evidente que toda la novela est¨¢ atravesada por un criterio ajeno a las coordenadas occidentales de la narraci¨®n, pero su escritura obedece a una tendencia de la novela en castellano, reducida pero llena de plenitud, comprometida con la exuberancia metaf¨ªsica, con el rigor conceptual (pienso en Lezama Lima, por momentos). Pero, adem¨¢s, en esta novela se dibuja esa colisi¨®n sin remedio a que parece que nos obliga el progreso, la naturaleza y la cultura. En esta buena novela no importa lo m¨¢s o menos plausible que resulten los seres y las cosas que representa. Lo que importa es su mecanismo de representaci¨®n, ese itinerario dubitativo a veces, esos personajes fantasmales a punto de ser o no ser, seg¨²n un arquero con mejor o peor punter¨ªa les indique su destino o se los niegue.
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