Mohamed VI defiende su derecho a reclamar Ceuta y Melilla
El rey de Marruecos reclama en el 'Discurso del Trono' que se aclare la relaci¨®n entre los dos pa¨ªses
Mohamed VI reivindic¨® ayer, por primera vez, en un discurso la entrega de Ceuta y Melilla, que sirven de plataforma para 'pr¨¢cticas delictivas', pero, al mismo tiempo, manifest¨® la disposici¨®n de Marruecos a dialogar con Espa?a de todas las 'cuestiones en litigio'. El soberano alau¨ª pronunci¨®, desde el palacio real de T¨¢nger, su tradicional Discurso del Trono. Su alocuci¨®n fue m¨¢s larga que de costumbre y abarc¨® tanto temas de pol¨ªtica interior como las pr¨®ximas elecciones legislativas, y exterior, como el S¨¢hara y la 'agresi¨®n armada del Gobierno espa?ol contra el islote de Tura' (Perejil).
'(...) Marruecos no ha cesado, desde su independencia, de reclamar el fin de la ocupaci¨®n por Espa?a de Ceuta, Melilla y de las islas vecinas expoliadas en el norte del reino', afirm¨® el rey. Para lograr este objetivo 'ha elegido seguir la v¨ªa de la raz¨®n l¨²cida y ha adoptado un camino pac¨ªfico y civilizado, ilustrado por la propuesta de nuestro venerado padre (...) instando a instituir una c¨¦lula conjunta de reflexi¨®n marroqu¨ª-espa?ola para encontrar una soluci¨®n al problema de esas zonas ocupadas'.
En enero de 1987, Hassan II entreg¨® al entonces ministro del Interior Jos¨¦ Barrionuevo un mensaje para don Juan Carlos en el que le propon¨ªa crear un grupo, integrado por funcionarios y miembros destacados de la sociedad civil, para discutir del futuro de ambas ciudades. 'Pero', prosigui¨® Mohamed VI, 'lamentamos mucho no haber, hasta hoy, encontrado del lado espa?ol ning¨²n o¨ªdo atento, dispuesto a resolver la situaci¨®n de los enclaves usurpados (...)'.
El nuevo monarca nunca hab¨ªa reivindicado hasta ahora, en el discurso que conmemora el aniversario de su acceso al trono en julio de 1999, los enclaves espa?oles en el norte de Marruecos. Su padre, Hassan II, s¨ª lo hizo en cuatro ocasiones, la ¨²ltima en 1997. El embajador marroqu¨ª ante Naciones Unidas tambi¨¦n reitera cada a?o esta exigencia ante la Asamblea General.
Las dos ciudades aut¨®nomas son 'dos focos que sangran nuestra econom¨ªa nacional y [constituyen] plataformas para la emigraci¨®n clandestina y dem¨¢s pr¨¢cticas delictivas', denunci¨® el soberano. Hace diez meses, el rey recalc¨®, en una entrevista con el diario parisiense Le Figaro, que las 'mafias [espa?olas] son m¨¢s ricas que las marroqu¨ªes' y que los motores de las embarcaciones que transportan inmigrantes se adquieren en Espa?a.
Para frenar la 'sangr¨ªa' que supone Ceuta, en una clara alusi¨®n al contrabando que se genera en el enclave, y potenciar el desarrollo del norte, descuidado por su padre, el monarca anunci¨® su 'voluntad de hacer de T¨¢nger y de su puerto uno de los mayores' del Mediterr¨¢neo y una gran ciudad balneario. Para subrayar su empe?o recorri¨® la zona al concluir su alocuci¨®n.
Mohamed VI empez¨® la parte de su discurso dedicada a las relaciones con Espa?a recordando la intervenci¨®n militar espa?ola, el 17 de julio, para desalojar a un pu?ado de hombres armados marroqu¨ªes que, cinco d¨ªas antes, se hab¨ªan instalado en Perejil.
'Hemos rechazado la agresi¨®n armada del Gobierno espa?ol contra el islote de Tura que siempre fue parte integrante del territorio nacional y est¨¢ bajo la soberan¨ªa del Reino de Marruecos, como atestiguan los hechos hist¨®ricos y geogr¨¢ficos, as¨ª como los instrumentos jur¨ªdicos de referencia', declar¨®.
'Estamos apegados al regreso a la situaci¨®n que imperaba antes en este islote marroqu¨ª', a?adi¨® el rey desestimando impl¨ªcitamente la argumentaci¨®n espa?ola de que el status del islote era ambiguo hasta que se produjo la invasi¨®n marroqu¨ª del 11 de julio.
Para volver a esa situaci¨®n anterior, Rabat no recurrir¨¢ a las armas. 'Rechazamos la escalada y la imposici¨®n de hechos consumados a trav¨¦s de la fuerza' y 'queremos garantizar la paz, la estabilidad y la buena vecindad en la zona estrat¨¦gica de Gibraltar', enfatiz¨® el monarca.
?se es el objetivo de Marruecos y de su rey, al que el imam de la mezquita Mohamed V de T¨¢nger tambi¨¦n present¨® el viernes, durante la oraci¨®n a la que asisti¨® Mohamed VI, como un gu¨ªa sabio y pac¨ªfico a la hora de lidiar con las cuestiones de soberan¨ªa.
Ahora le toca definirse a Espa?a. 'Esperamos de Espa?a que aclare el tipo de relaci¨®n que tiene la intenci¨®n de establecer con Marruecos teniendo en cuenta las exigencias de la evoluci¨®n que conocen ambos pa¨ªses(...)', en una aparente alusi¨®n al incremento de las libertades en su reino. Curiosamente, el vicepresidente Mariano Rajoy pronunci¨® el 12 de julio una frase muy parecida pero referida a Marruecos.
Al final, el soberano tendi¨® prudentemente la mano al Ejecutivo espa?ol. 'En cuanto a las dem¨¢s cuestiones en litigio, en el fondo algo corriente entre vecinos, Marruecos est¨¢ dispuesto a debatirlas en cuanto sean abordadas en el marco de una visi¨®n de futuro y de un di¨¢logo franco entre ambos pa¨ªses, animados por una voluntad constructiva, pero tambi¨¦n guiados por la convicci¨®n de la necesaria puesta en pr¨¢ctica de proyectos de codesarrollo'.
Tratado de amistad
'Todo esto', concluy¨® el rey, 'debe hacerse por fidelidad a nuestro patrimonio cultural com¨²n y en el respeto total del tratado de amistad, cooperaci¨®n y buena vecindad, que nos han sido impuestos por el peso de la historia, las realidades de la geograf¨ªa y los valores y exigencias de los tiempos modernos'. Curiosamente, los socialistas marroqu¨ªes hab¨ªan sugerido revisar el tratado de amistad al que el monarca reconoce plena validez.
Tras el grave incidente de Perejil, los ministros de Asuntos Exteriores marroqu¨ª, Mohamed Benaissa, y espa?ola, Ana Palacio, acordaron la semana pasada en Rabat reunirse en septiembre en Madrid para discutir de todos los contenciosos. Desde que Palacio estuvo en Rabat, Benaissa se ha quejado, sin embargo, en cuatro ocasiones de la actitud espa?ola.
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