Indicios contra Ternera

La justicia no olvida, ni los ciudadanos han olvidado, lo sucedido en Zaragoza en la madrugada del 11 de diciembre de 1987: la voladura por ETA, mediante la explosi¨®n de un coche bomba, de una casa cuartel de la Guardia Civil mientras dorm¨ªan sus ocupantes, 11 de los cuales, entre ellos cinco ni?as, resultaron muertos. Uno de los autores materiales de la masacre ha sido juzgado y cumple condena. Pero la justicia nunca ha desesperado de poder demostrar que la orden parti¨® de los entonces integrantes de la c¨²pula de ETA residente en Francia, entre ellos Jos¨¦ Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, hoy parlamentario vasco por Batasuna y miembro de la comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento de Vitoria.

Un juez de la Audiencia Nacional considera que dispone de indicios suficientes -en especial, testimonios de etarras detenidos en los ¨²ltimos a?os- para proceder contra Josu Ternera, Francisco M¨²gica, Pakito, y Jos¨¦ Mar¨ªa Arregui, Fitti -estos dos, tambi¨¦n dirigentes de ETA en los a?os ochenta- y convertir en prueba irrefutable lo que es una convicci¨®n moral: su autor¨ªa, como inductores, de la matanza de Zaragoza. Y a la vista de esos indicios, la fiscal¨ªa ha pedido a la Sala Segunda del Supremo que asuma la investigaci¨®n en lo referente a Josu Ternera, dada su condici¨®n de parlamentario y el car¨¢cter terrorista de los hechos, y le cite a declarar como imputado.

Es de esperar que la iniciativa judicial tenga s¨®lidos fundamentos. Ser¨ªa lamentable que se pusiera en marcha un procedimiento que no concluyera en una imputaci¨®n clara contra Ternera y sus antiguos socios en la direcci¨®n de ETA y en su comparecencia a juicio. El voluntarismo sin m¨¢s -el deseo leg¨ªtimo de acabar con ETA- no lleva a ninguna parte en el ¨¢mbito de la justicia, salvo a su desprestigio y a la frustraci¨®n ciudadana.

La repugnancia moral que produce que el jefe de ETA en una de las etapas m¨¢s sangrientas de la banda armada -71 asesinatos durante los a?os 1987 y 1988, entre ellos los 21 de Hipercor y los 11 del cuartel de Zaragoza- forme parte de la comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento vasco rebasa todos los l¨ªmites. Adem¨¢s de una provocaci¨®n, la presencia en esa instituci¨®n de un etarra convicto -cumpli¨® condena en Francia por pertenencia a ETA antes de su extraci¨®n en 1996- constituye una permanente ofensa a las v¨ªctimas y al propio Parlamento vasco. Pero esa repugnancia moral no exime a la justicia de actuar con el rigor que exige el Estado de derecho. Es de esperar que la C¨¢mara de Vitoria no ponga trabas y despoje a Ternera del fuero parlamentario.