LTH, ley confederal
Resulta curioso el modo en que la historia se repite, y se repite siempre como tragedia para el ciudadano de a pie antes que como farsa (lo que no apreci¨® el de Tr¨¦veris). Salvo que adoptemos la sentencia calderoniana de la vida como sue?o -?tr¨¢gico?- o que aceptemos que todo es una farsa (lo que no descarto que pueda encontrarse entre los manuales de estrategia de nuestro gobierno), las repeticiones hist¨®ricas se nos echan encima como penas y tragedias.
Las diputaciones fueron ¨®rganos de coordinaci¨®n de las Juntas en el XVIII. Meros mandatarios de unos municipios soberanos que se reun¨ªan en junta de Provincia. La soberan¨ªa era municipal. Mandaban las villas que se reun¨ªan en Junta de las que la Diputaci¨®n era mero ejecutor delegado.
Las cosas cambiaron con el cambio de ¨¦poca (ca¨ªda del Antiguo R¨¦gimen y nuevo Estado absoluto, en principio, luego constitucional, a no confundir: proyecto carlista o liberal). Ocurri¨® hacia el 1814. Las Diputaciones dejaban de ser meros organismos delegados de los municipios para pasar a tener competencias soberanas. El rey (Fernando VII, aficionado al billar y la lisonja; si lo recuerdan: 'Se las he puesto como a Fernando VII', fue frase que hizo fortuna), digo que el rey reconoci¨® a las Diputaciones -mientras ignoraba a municipios y Juntas- y les transfiri¨® competencias ('naturales armados', inspecci¨®n de montes, etc.). Las Diputaciones se hicieron fuertes al albur de los vientos corporativos de la Corona. Pero, sobre todo, se hicieron fuertes contra los municipios (y ayuntamientos que comenzaban a formarse). Frente a aquellas instituciones de las que emanaba su legitimidad originaria. Se hicieron cargo de las competencias sobre montes, circulaci¨®n y haciendas municipales sin que ¨¦stas les autorizaran. Nuestros liberales se inhibieron frente a esto.
Viejas historias. De acuerdo. Pero, las Diputaciones se construyeron contra los entes locales. Aqu¨¦llas que precisamente le daban su legitimidad. Ahora, el Gobierno Vasco lo hace sobre las Diputaciones, fuente de los derechos hist¨®ricos.
?Derechos hist¨®ricos?. Cuentan, por descontado (v¨¦ase la Disposici¨®n Adicional Primera de la Constituci¨®n de 1978 y la Adicional del Estatuto de Gernika). Pero, ?qui¨¦n es el sujeto de derecho? Evidentemente, las Diputaciones, no el Gobierno Vasco, que es entidad delegada
En 1983 se aprob¨® la Ley 27/1983 de 25 de noviembre, la Ley de Territorios Hist¨®ricos (LTH), contra el entonces lehendakari, Carlos Garaikoetxea (?lo recuerdan?, le cost¨® el cargo frente a la impertinencia mostrada por Vizcaya -J.M. Makua negociaba mientras tanto directamente en Madrid la Ley de Bases de R¨¦gimen Local-, y la enemiga de Arzalluz). La LTH -ley constitutiva-, quer¨¢moslo o no, institucionaliz¨® una Euskadi confederal (abierta a Navarra, por cierto). ?se es el marco (?completo!) en el que se debieran dar las relaciones en el Consejo Vasco de Finanzas y en las del Gobierno Vasco con las Diputaciones.
Pero no es as¨ª. Lo que Zenarruzabeitia exige de Madrid es incapaz de razonarlo en relaci¨®n a su casa. ?Guip¨²zcoa, ?lava, existen? ?Existe Vizcaya? Uno cree que s¨ª, que cuenta la historia, que cuenta la trayectoria institucional que legitima un entramado jur¨ªdico, hacend¨ªstico y de refrendo. (?Acaso no son provinciales los derechos hist¨®ricos a los que hacen referencia las 'adicionales'?)
Euskadi adquiri¨® una estructura confederal (Emilio Guevara y Mitxel Unzueta, mediante). Muchos no lo comprendimos entonces. Cierto. Cre¨ªamos en una autonom¨ªa vasquista y liberal. Pero cuando todo aquello se ha ido desmoronando y plasmando en bistec para 'mi pueblo' (habitualmente el de Bilbao y aleda?os) y migajas para el resto, exigimos que se respete el entramado confederal.
La Diputaci¨®n Foral de ?lava (con Guip¨²zcoa y Vizcaya) lleva raz¨®n al objetar la actual Ley de Aportaciones. Les debe corresponder, puesto que el derecho es suyo, la iniciativa de inversi¨®n si no quieren ser v¨ªctima de la flacidez de la pol¨ªtica institucional del gobierno Ibarretxe. Aportaci¨®n, Cupo,..., al fin los pagamos nosotros. Control¨¦moslo.
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