Los ¨ªdolos de Thomas Mann
'Si me preguntaran qu¨¦ pasi¨®n, qu¨¦ relaci¨®n emocional con las manifestaciones del mundo, del arte y de la vida considero la m¨¢s bella, dichosa, provechosa, imprescindible, contestar¨ªa sin dudar: es la admiraci¨®n', afirmaba Thomas Mann (1875-1955). El gran escritor alem¨¢n sosten¨ªa que s¨®lo aqu¨¦lla es la fuente del amor y la ra¨ªz de todo talento, y que all¨ª donde falte o se extinga no brotar¨¢ nada y reinar¨¢n el empobrecimiento y el desierto. Tal es la declaraci¨®n de principios y el motivo dominante en los textos incluidos en esta selecci¨®n -de t¨ªtulo ciertamente impreciso- y que, aunque breve, es harto representativa de la labor ensay¨ªstica del autor de Los Buddenbrooks.
Thomas Mann nunca destac¨® ni como admirador ni como cr¨ªtico de las obras literarias de sus contempor¨¢neos; sol¨ªa rese?arlas o incluso elogiarlas por compromiso y sin apasionamiento; hasta las novelas de Hermann Hesse, a quien le un¨ªa una gran amistad, le resultaban extra?as. En cambio, reserv¨® su pasi¨®n y su sabidur¨ªa de lector meticuloso, el entusiasmo y hasta la cr¨ªtica para aquellos autores cuyas obras inmortales le hicieron so?ar en su juventud, siendo el sue?o m¨¢s recurrente llegar a ser ¨¦l mismo un afamado escritor y alumbrar obras tan impresionantes como las que tanto le gustaban.
ENSAYOS SOBRE M?SICA, TEATRO Y LITERATURA
Thomas Mann Selecci¨®n y traducci¨®n de Genoveva Dieterich Alba. Barcelona, 2002 336 p¨¢ginas. 19 euros
Genoveva Dieterich escoge unos textos que expresan sobre todo la deuda de Thomas Mann con los autores que admir¨® casi desde su infancia, y a los que se mantuvo fiel a lo largo de toda su vida. Estos pr¨®logos, conferencias y ensayos de diversa extensi¨®n esbozan as¨ª, principalmente, una radiograf¨ªa conceptual del escritor con indudable atractivo para cualquiera de sus incondicionales, pero tambi¨¦n para quien quiera aproximarse a unos autores universales de la mano de un excelente narrador, nada acad¨¦mico ni pretencioso, que sabe llegar a su p¨²blico mejor a trav¨¦s de la an¨¦cdota y la pintura viva del car¨¢cter que mediante arduos circunloquios eruditos.
Junto a textos muy breves co
mo los dedicados al teatro, a Fontane -padre de esa obra maestra que es Effi Briest-, Strindberg o Zola, destacan otros m¨¢s extensos y enjundiosos. Curioso es el Viaje por mar con Don Quijote, en el que Mann combin¨® deliciosamente sus agudas observaciones de lector sagaz con sus pedantes comentarios de atildado pasajero de primera clase: era 1937, rumbo al exilio norteamericano, se llev¨® como lectura de a bordo la extraordinaria traducci¨®n alemana de Ludwig Tieck: jam¨¢s se le hubiera ocurrido cargar con una de esas lecturas 'ligeras', escritas con el prop¨®sito de solazar prolongados tedios, ya que nada le parec¨ªa m¨¢s entretenido ni m¨¢s interesante que la 'gran literatura'.
Richard Wagner y el Anillo del nibelungo rebosa de la veneraci¨®n que Mann sinti¨® siempre por el autor de Trist¨¢n e Isolda, precisamente los pat¨¦ticos acordes de esta ¨®pera constituyeron, seg¨²n manifestaci¨®n propia, 'la patria de su alma'. Pero, adem¨¢s de un eximio compositor, Wagner habr¨ªa sido tambi¨¦n un poeta, s¨®lo comparable a los grandes esp¨ªritus ¨¦picos del siglo XIX: Dickens, Dostoievski, Tolst¨®i, Balzac o Proust.
Fantas¨ªa sobre Goethe es un impagable esbozo biogr¨¢fico del autor de Las penas de Werther, de quien Mann admiraba, sobre todo, el enorme atractivo de su personalidad. A Goethe, 'uno de los diletantes m¨¢s completos y universales de cuantos han vivido', dedicar¨ªa, adem¨¢s, una soberbia novela: Lotte en Weimar. Le siguen otros ensayos de no menor inter¨¦s sobre Tolst¨®i y su Ana Karenina -'la novela social m¨¢s grande de la literatura universal'- o sobre el demoniaco Dostoievski. Unos breves apuntes sobre la compleja psicolog¨ªa del autor de Cr¨ªmen y castigo sirven para trazar un esbozo de toda una teor¨ªa de la enfermedad en tanto que acicate para la creaci¨®n en los grandes artistas. Tambi¨¦n al genial Ch¨¦jov dedica Mann un homenaje conmovedor, resaltando su humildad personal tanto como la belleza moral y hondura filos¨®fica de sus magn¨ªficos relatos. Y, finalmente, tampoco falta un apasionado elogio de Schiller, el poeta que 'podr¨ªa ser m¨¦dico del alma para nuestro tiempo enfermo, si ¨¦ste lo recordara de verdad'.
Se trata, en suma, de un volumen excelente, muy bien traducido y que el lector m¨¢s interesado podr¨¢ completar con ese otro libro imprescindible de Thomas Mann que es Schopenhauer, Nietzsche y Freud (Alianza), o con las colecciones de ensayos incluidos en El artista y la sociedad y El escritor y la sociedad, t¨ªtulos hoy agotados, pero que acaso alg¨²n editor perspicaz recupere pronto de entre los fondos olvidados de su editorial.
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