?Se ha quedado EE UU sin blanca?
Durante la mayor parte de la ¨²ltima d¨¦cada, el mundo tuvo que soportar los sermones de los estadounidenses que proclamaban la perfecci¨®n de su modelo econ¨®mico. A los europeos les dec¨ªan que deb¨ªan seguir el modelo de EE UU y liberalizar. A los japoneses, que socializaran las p¨¦rdidas que sufri¨® su sistema bancario cuando estall¨® la burbuja japonesa y que luego reprivatizaran aquellas empresas que todav¨ªa pudieran triunfar. A los tigres del Este de Asia y a los latinoamericanos se les ordenaba mejorar la regulaci¨®n de su sistema financiero. Es hora de 'devolverle la moneda'. Pero, ?pueden ser constructivas las cr¨ªticas del mundo contra Estados Unidos y no s¨®lo tratarse de un arranque de Schadenfreude ?
Los jefes que no lograban presentar al mercado importantes beneficios falsificaban los balances, a menudo con la ayuda de sus contables
Se supon¨ªa que el modelo estadounidense de gesti¨®n empresarial se apoyaba en los siguientes factores: se cre¨ªa que los errores empresariales fomentaban las adquisiciones hostiles; incluso antes de una adquisici¨®n, los directivos deb¨ªan mostrarse disciplinados por temor a una revuelta de sus consejos de administraci¨®n, sobre todo cuando los administradores tem¨ªan que la empresa se convirtiera en objetivo de una adquisici¨®n hostil; los directivos ten¨ªan que conseguir un buen rendimiento a toda costa, pues sus propias fortunas estaban ligadas a las de los accionistas y a la de la empresa. Los directivos estadounidenses eran m¨¢s discretos que sus hom¨®logos extranjeros, ya que no pod¨ªan llevar a cabo sus ideas sin que se dudara de ellos.
Se pensaba que, al combinar todos estos factores, se lograr¨ªa un mayor dinamismo. Pero, para que este sistema funcione, los inversores han de poder acceder a la informaci¨®n sobre las empresas no rentables. En cambio, lo que surgi¨® fue un sistema contable negligente y un m¨¦todo de compensaci¨®n empresarial del tipo: 'si sale cara, ganas t¨²; si sale cruz, tus opciones aumentan y sigues ganando'. Los jefes que no lograban presentar al mercado importantes beneficios falsificaban los balances, a menudo con la ayuda de sus contables.
El resto del mundo debe decirle a EE UU que la administraci¨®n no puede estar al margen y permitir que sea el mercado el encargado de proporcionar informaci¨®n precisa. Dicha informaci¨®n es una responsabilidad gubernamental.
Por desgracia, EE UU tiene ahora un Gobierno que minimiza la importancia de una notificaci¨®n oportuna de la venta de acciones preferentes (el presidente Bush no lo hizo cuando se dedicaba a los negocios), la notificaci¨®n oportuna de cambios en la contabilidad de los ingresos no realizados de una empresa (lo que sucedi¨® en Halliburton cuando estaba dirigida por el vicepresidente Cheney) y del deber de los ejecutivos de conocer el fraude cometido por sus subordinados.
El resto del mundo deber¨ªa recordarle a EE UU que su poblaci¨®n est¨¢ envejeciendo y que necesitar¨¢ ahorrar considerablemente para pagar la inminente jubilaci¨®n de los baby boomers . Hace dos a?os, Salvemos la Seguridad Social (el sistema p¨²blico de pensiones de EE UU) era un lema pol¨ªtico. El enorme super¨¢vit presupuestario federal deb¨ªa aportar los medios para conseguirlo. El recorte fiscal del presidente Bush derroch¨® este super¨¢vit. Volvieron a aparecer los grandes d¨¦ficit. Hay que recordarle a EE UU que su sistema de pensiones es una bomba de relojer¨ªa que debe ser desactivada.
En tercer y ¨²ltimo lugar, en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas EE UU ha pasado de ser una sociedad de clase media, similar a las democracias sociales europeas, a convertirse en una criatura con unas desigualdades de riqueza jam¨¢s vistas desde la I Guerra Mundial. Y el hecho de que EE UU haya dejado de poner su tradicional ¨¦nfasis en la educaci¨®n ha impulsado este fen¨®meno.
El declive de la calidad de las escuelas p¨²blicas, la disminuci¨®n de la financiaci¨®n de la educaci¨®n p¨²blica superior y el fracaso de la pol¨ªtica han provocado un desajuste creciente en la educaci¨®n. Bush afirma ser el 'presidente de la educaci¨®n', pero muy poco se est¨¢ haciendo para solucionar este problema.
Tras dominar de forma desp¨®tica al mundo durante tanto tiempo, los estadounidenses deber¨ªan aceptar las actuales reprimendas con elegancia. Si el resto del mundo quiere ayudar de verdad, deber¨ªa sermonear a EE UU siguiendo las l¨ªneas que aqu¨ª sugiero.
J. Bradford DeLong es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de California de Berkeley y fue vicesecretario del Tesoro de Estados Unidos. A partir de ahora colaborar¨¢ habitualmente en NEGOCIOS tras el fallecimiento, la semana pasada, de nuestro colaborador el profesor Rudiger Dornbusch.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.