Turqu¨ªa avanza
El Parlamento turco acaba de adoptar un importante conjunto de medidas democratizadoras con la vista puesta en una fecha concreta para iniciar negociaciones de adhesi¨®n a la Uni¨®n Europea. La m¨¢s notable es la abolici¨®n de la pena de muerte, salvo en tiempo de guerra, algo que tras muchos a?os acerca por fin a Ankara al espacio cultural de la UE. Otras decisiones relevantes, aprobadas en una sesi¨®n maratoniana, son la concesi¨®n de mayores derechos a la reprimida minor¨ªa kurda -uno de cada cinco turcos-, concretados en la emisi¨®n de programas en esta lengua y la posibilidad de recibir educaci¨®n en ella, y la ampliaci¨®n de la sofocada libertad de expresi¨®n, que ahora impide criticar, por ejemplo, a las Fuerzas Armadas o a las instituciones del Estado.
La Comisi¨®n Europea ha elogiado sin reservas la actitud turca, aunque ha recalcado que vigilar¨¢ atentamente si esta legislaci¨®n aperturista se lleva cabalmente a la pr¨¢ctica, algo que intentar¨¢n impedir los partidos ultranacionalistas, el m¨¢s importante de los cuales vot¨® en contra de estas medidas en el Parlamento. Los cambios tienen el valor a?adido de producirse en un ambiente de inestabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica y a tres meses de unas cruciales elecciones generales. La alternativa real de los comicios, al margen de las etiquetas de los partidos, se concreta entre quienes desean un Estado definitivamente laico y democr¨¢tico y quienes quieren hacer del pa¨ªs gozne entre Europa y Asia un basti¨®n proislamista, con la carga geopol¨ªtica que semejante opci¨®n acarrea en un mundo progresivamente polarizado.
Turqu¨ªa sigue suscitando los recelos de muchos dirigentes europeos, aunque no se hayan manifestado tan bruscamente como en el caso del aspirante a la canciller¨ªa alemana, Edmund Stoiber, que propugna simplemente el veto a su candidatura. La idea de un miembro de pleno derecho de la UE que tienen algunos de los Quince no concuerda con la de una populosa naci¨®n musulmana fronteriza con Irak, Siria o Ir¨¢n. Semejantes cautelas, sin embargo, deben ser irrelevantes si Ankara decide dar todos los pasos necesarios para su homologaci¨®n democr¨¢tica, algo que todav¨ªa no parece cercano.
Dos son los escollos fundamentales que hacen poco previsible que en Copenhague se fije, en diciembre, una fecha negociadora: Chipre y el papel de las Fuerzas Armadas. Las normas del club europeo exigen el claro control del aparato militar por la sociedad civil, algo que en Turqu¨ªa es todav¨ªa a la inversa. En cuanto a la isla dividida, aspirante al ingreso en la UE, los Quince pretenden de Ankara un gesto inequ¨ªvoco que facilite su reunificaci¨®n, poco probable en estas circunstancias.
La UE, en cualquier caso, debe calibrar muy bien su respuesta y su actitud ante una Turqu¨ªa que viene llamando reiteradamente a su puerta. Decepcionar sin buenos argumentos las esperanzas acariciadas por la mayor¨ªa de los turcos puede acabar dando a los partidos proisl¨¢micos, declaradamente antieuropeos, el combustible que necesitan.
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