RACAK, LA MATANZA QUE DESENCADEN? UNA GUERRA
La matanza de Racak fue, como en su d¨ªa la voladura del 'Maine' en 1898 en Cuba o el incidente del golfo de Tonking en 1964 en Vietnam, el suceso que desencaden¨® una guerra. Tres a?os despu¨¦s, en esta aldea kosovar s¨®lo un cementerio recuerda el asesinato de 23 albaneses. No obstante, las heridas internas permanecen: el miedo, el odio y los recuerdos del horror.
El s¨¢bado 16 de enero de 1999, a primeras horas de la ma?ana, llegaron a la aldea de Racak, 25 kil¨®metros al sureste de Pristina, los primeros equipos de la Misi¨®n de Verificaci¨®n para Kosovo de la Organizaci¨®n para la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (OSCE). Se encontraron con un cuadro de horror. Esparcidos por los alrededores se hallaban 23 cuerpos de hombres de varias edades, muchos de ellos v¨ªctimas de disparos efectuados desde corta distancia, de frente, por la espalda y en la cabeza. Tres hombres muertos de disparos con indicios de haber sido realizados mientras las v¨ªctimas hu¨ªan. Uno yac¨ªa fuera de su casa, sin que se encontrase la cabeza en su cercan¨ªa. Otro estaba decapitado con la carne de la cabeza arrancada. Una mujer muerta de disparos en la espalda. Un ni?o de 12 a?os muerto de un disparo en el cuello.
'El d¨ªa en que empezaron los bombardeos de la OTAN fue el m¨¢s feliz de mi vida'
'Los cinco ¨²ltimos sobrevivimos, tres echamos a correr al bosque. Ese d¨ªa mataron a mi hijo'
Las fotos de Racak dieron la vuelta al mundo. Tan s¨®lo 68 d¨ªas despu¨¦s de la matanza, las bombas empezaron a caer sobre Yugoslavia. Los bombardeos se prolongaron durante 78 d¨ªas, en la primera guerra en la historia de la OTAN.
En plena can¨ªcula veraniega, bajo un sol aplastante, hoy cuesta trabajo imaginarse que esa aldea de unas 200 casas, muchas de ellas flamantes y con el aspecto inequ¨ªvoco de su reciente reconstrucci¨®n, hubiese sido el escenario del horror tres a?os y medio atr¨¢s. Un cementerio en una loma desde la que se domina Racak, donde se alinean unas 50 tumbas con coronas de flores, ofrece un testimonio mudo de la matanza. S¨®lo el trinar de los p¨¢jaros y espor¨¢dicos kikirik¨ªs de los gallos, abajo en el pueblo, rompen el silencio del mediod¨ªa de verano. Pero basta con descender del cementerio y adentrarse por las calles de Racak para encontrarse con testigos que s¨ª hablan y recuerdan aquel d¨ªa del horror.
Bilall Avdiu es un alban¨¦s de 54 a?os, padre de cinco hijos, entre 19 y 9 a?os, que se gana la vida vendiendo madera que recoge en el bosque. Avdiu lleva 25 a?os sin trabajo, s¨®lo tiene tres a?os de escuela y no sabe escribir. En la pared de su casa cuelga un cuadro de Adem Jashari, el legendario h¨¦roe popular de los albaneses de Kosovo que en 1998 muri¨® con toda su familia en su casa frente al cerco de los polic¨ªas y paramilitares serbios. Avdiu y otros cinco vecinos de Racak testificaron en La Haya en contra del ex presidente de Yugoslavia Slobodan Milosevic, procesado ante el Tribunal Penal Internacional para los cr¨ªmenes cometidos en la antigua Yugoslavia, que le juzga por cr¨ªmenes de guerra, contra la humanidad y genocidio. Era el primer viaje de Avdiu a Europa Occidental. Estaba en Racak el d¨ªa de la matanza y sobrevivi¨® de forma casi milagrosa: se hizo el muerto.
Relata Avdiu: 'El 15 de enero escuchamos disparos y fui a la casa de mi hermano. Mi hijo ven¨ªa detr¨¢s. Al entrar en el establo, dispararon a mi hijo por la espalda y una bala le atraves¨® el pie. Llegaron los serbios y entraron donde yo estaba. Nos hab¨ªamos refugiado en la casa de un hombre con muchos m¨¢s. ?ramos 30 en un pajar, una habitaci¨®n de unos cuatro por cuatro metros. La polic¨ªa registraba cada casa y nos descubrieron. Nos hicieron salir manos arriba, nos pegaron, cachearon y nos quitaron los documentos de identidad. Despu¨¦s nos dejaron sobre el suelo y nos pegaban. As¨ª estuvimos una hora y media. Despu¨¦s nos hicieron levantarnos y subir a la colina'.
Al llegar a la colina los pusieron en fila, contin¨²a Avdiu: 'Yo iba el quinto por la cola, ¨¦ramos 29. Los polic¨ªas dijeron: '?Vamos, hijos de puta!'. Los tres ¨²ltimos de la fila se escaparon hacia el bosque y los serbios empezaron a disparar. Me qued¨¦ cinco horas sin moverme. Escuch¨¦ muchos disparos, pero no me mov¨ª. Eran polic¨ªas enmascarados. Cuando amaneci¨®, mir¨¦ si hab¨ªa sobrevivientes, pero ninguno viv¨ªa. Me desmay¨¦, perd¨ª el sentido. Me sent¨¦ sobre una piedra y no me enter¨¦ de nada. Lleg¨® Rame Shaban, uno de los tres que huyeron. Otro viejo, de unos setenta a?os, se salv¨® porque no pod¨ªa m¨¢s y se qued¨® sentado en el suelo'.
Cuenta Avdiu que los tres supervivientes huidos, el viejo y ¨¦l encontraron un cad¨¢ver con las manos atadas a la espalda, el coraz¨®n arrancado fuera del cuerpo y con un gorro metido en la boca. Era el primero en la fila, al que hab¨ªan separado del resto. 'Cinco o seis fueron realmente masacrados. Nos metimos en el bosque y all¨ª pasamos la noche. El 16 por la ma?ana baj¨¦ al pueblo y me encontr¨¦ a William Walker con un traductor y me dijo que fuera a casa. Me qued¨¦ todo el d¨ªa en casa y el domingo 17 fui a la mezquita. William Walker nos dijo que deb¨ªamos ir a Petrovo porque los serbios dijeron que iban a venir a por los cad¨¢veres'.
As¨ª ocurri¨®. 'El 18 de enero vinieron y se llevaron los cad¨¢veres de la mezquita. El ELK estaba por los alrededores, pero la polic¨ªa ten¨ªa mejor armamento. Despu¨¦s de un mes regresamos a Racak para enterrar a los muertos y volv¨ª con mis parientes al otro pueblo donde viv¨ªa'.
All¨ª se encontraba Avdiu el 24 de marzo de 1999, cuando la OTAN inici¨® los bombardeos: 'No me sent¨ªa bien ps¨ªquicamente. No pod¨ªa salir y estaba siempre en casa, pero pens¨¦ que las cosas s¨®lo pod¨ªan mejorar. Fue el d¨ªa m¨¢s feliz de mi vida. Me sent¨ªa feliz, aunque muriera. O¨ªamos las bombas y con la radio escuch¨¢bamos las noticias de que la OTAN bombardeaba Serbia. Cuando entr¨® la OTAN, el 12 de junio, supimos que ¨¦ramos libres. La OTAN nos salv¨®, porque de lo contrario estar¨ªamos todos muertos'.
Sobre su viaje a La Haya explica Avdiu que estuvo all¨ª 12 d¨ªas y declar¨® una tarde y una ma?ana ante Milosevic en el tribunal de la ONU que juzga al d¨¦spota. La situaci¨®n le produjo 'una buena sensaci¨®n por tener la posibilidad de contar la verdad. Ese hombre orden¨® hacerlo. S¨®lo lo mir¨¦ una vez. ?l me provocaba y me sacaba de quicio y le mir¨¦ de mala manera'. La tesis de Milosevic y de sus partidarios es que lo ocurrido en Racak fue una provocaci¨®n y la escenificaci¨®n de una matanza para encontrar una coartada que legitimara la intervenci¨®n armada contra Yugoslavia. El nacionalismo serbio se aferra a algunos elementos sin aclarar, para alimentar la tesis de la provocaci¨®n y sostener que en Racak s¨®lo hubo un enfrentamiento entre las fuerzas armadas y guerrilleros del ELK, a los que luego los albaneses quitaron los uniformes y presentaron sus cad¨¢veres mutilados.
Hamdi, el hijo de 19 a?os, herido en un pie el d¨ªa de la matanza, todav¨ªa no ha superado el trauma y se marcha de la habitaci¨®n, porque no soporta el relato de su padre. Vive en la casa sin hacer nada: 'Si tuviera un trabajo, ganar¨ªa dinero y podr¨ªa olvidar mejor todo lo ocurrido'. En Racak los ricos son los que emigraron a Suiza y ganan sueldos en divisas fuertes. El resto est¨¢ en paro y malvive del cultivo de la tierra. En los bombardeos, 65 casas, de un total de 230, quedaron destruidas; tambi¨¦n la de la familia Avdiu, pero ya se han reconstruido con la ayuda internacional.
La familia Avdiu recibe 60 euros al mes de ayuda social. Viven de eso y de la le?a que vende el padre. Ahora las cosas van peor, porque nadie necesita le?a en verano. La madre, Bagdishahe, cuenta que han sacado a su hija de 16 a?os del instituto de Stimlje, una peque?a ciudad situada a unos 10 kil¨®metros de Racak. Era buena estudiante, pero la econom¨ªa familiar no permite pagar los gastos porque otros tres hijos tambi¨¦n van al instituto. Explica la mujer que ama a Ibrahim Rugova, el presidente de Kosovo, 'por lo que hizo por nuestro pueblo', y a William Walker 'por lo que hizo para que se conociese lo ocurrido en Racak'. A pesar de su amor por Rugova, en las elecciones parlamentarias de Kosovo del pasado 15 de noviembre la familia Avdiu vot¨® por el partido de Hasin Thaci, el ex comandante guerrillero reciclado a pol¨ªtico, 'porque el ELK nos ayud¨® mucho. Sin el ELK, Europa no nos hubiera ayudado'. El padre explica que el chico quer¨ªa ir al ELK, pero no lo aceptaron por ser muy joven, 16 a?os, 'y yo era demasiado mayor'.
Su mujer recuerda que ella no estaba en Racak el d¨ªa de la matanza porque hab¨ªa ido a ver a su madre, enferma de muerte, en otro pueblo: 'A las dos de la tarde pasaron en la televisi¨®n im¨¢genes de la matanza. Pens¨¦ que todos hab¨ªan muerto y dije que sent¨ªa m¨¢s pena por mi hijo, que era tan joven. Lloramos y mi hermano preguntaba si quer¨ªamos volver a Racak. Yo dije que mis cuatro hijos restantes ya hab¨ªan perdido al padre y no iban a perder tambi¨¦n a su madre. Dos d¨ªas despu¨¦s, la OSCE me trajo al hijo herido. Yo lloraba, y entonces pude saber lo que hab¨ªa ocurrido'. Desde la guerra, Bagdishahe tiene la tensi¨®n alta. Su marido dice que le resulta dif¨ªcil contar la historia: 'Cada vez que la cuento necesito tres o cuatro d¨ªas para volver a la vida normal. S¨®lo duermo una hora desde lo que pas¨®'.
Nunca tuvo Avdiu contacto con serbios, 'lo malo es que vecinos serbios de Stimlje intervinieron en la matanza. Muchos que los conoc¨ªan los reconocieron'. Sobre el retorno de los serbios opina que los que no hicieron nada podr¨ªan regresar, 'pero los que hicieron algo, no'. Su mujer dice: 'Tengo miedo de que si vuelven nos hagan algo por haber declarado en La Haya'.
En la sala de estar de la casa de Nysvet Shabani, un agricultor de 62 a?os, no faltan las fotos de h¨¦roes del ELK y de paisajes de Kosovo. Shabani tambi¨¦n form¨® parte de la caravana de la muerte que los serbios ametrallaron en la colina, sali¨® con vida y tambi¨¦n testific¨® ante el Tribunal de La Haya. Su relato coincide con el de Avdiu: 'Los serbios nos registraron y quitaron todo, documentos y dinero. Hac¨ªa fr¨ªo y nos tumbaron sobre el suelo a 29 personas. Nos pegaron. Los que nos pegaban iban enmascarados y nos dijeron que form¨¢ramos una fila y fu¨¦semos al bosque. Al llegar a ese punto donde dispararon, hay una curva ligera hacia arriba y vimos c¨®mo nos esperaban. Los cinco ¨²ltimos sobrevivimos, tres echamos a correr al bosque. Despu¨¦s de matarlos se fueron. Ese d¨ªa mataron a mi hijo. Quedamos escondidos en el bosque y pasamos all¨ª la noche. Despu¨¦s reconoc¨ª el cad¨¢ver de mi hijo de 22 a?os entre los muertos'.
Cuando los serbios se llevaron los cad¨¢veres de Racak, Shabani huy¨® a la ciudad de Urosevac, unos 20 kil¨®metros al sur, 'porque no hab¨ªa seguridad en Racak'. 'En Urosevac los serbios entraron en la casa donde viv¨ªa y me quer¨ªan fusilar. Al due?o de la casa le dijo la polic¨ªa que les ten¨ªa que dar 275 cartones de cigarrillos y 1.000 marcos (500 euros) para que no nos mataran. Sali¨® el hombre a comprar los cigarrillos a gitanos para darlos a los serbios, que volvieron al d¨ªa siguiente. Hab¨ªa un Mercedes en el patio y les dio las llaves del coche. Esa noche la pasamos ah¨ª y al d¨ªa siguiente nos fuimos al tren para huir a Macedonia, pero no par¨®. Despu¨¦s llegaron autobuses y nos fuimos con ellos. Eran autobuses fletados por los serbios y el billete costaba 20 marcos (10 euros). Tras pasar dos retenes serbios y esperar cinco horas en la frontera, llegamos a Macedonia, donde a la gente de Racak nos enviaron al campo de Stankovac I'.
Relata Shabani que ante Milosevic en el Tribunal Penal para la antigua Yugoslavia de La Haya, no sinti¨® 'el menor miedo y ¨¦l estaba muy nervioso'. 'No soportaba mi declaraci¨®n. Milosevic hizo preguntas y dijo que eran mentiras. Yo le mir¨¦ directamente. Estaba a cinco metros de m¨ª. Yo le respond¨ª en serbio'. No oculta Shabani su odio a Slobodan Milosevic: '?Hay alguien que no lo odie? Si hubiese tenido la posibilidad, le hubiera agarrado por el cuello'. Sobre la convivencia en el futuro con los serbios piensa que nunca ser¨¢ posible: 'Nunca perdonar¨¦'.
Ma?ana: Zanka y Mila, v¨ªctimas de Milosevic y de la OTAN.
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