De puntillas por El Escorial
Un centenar de j¨®venes participa en el d¨¦cimo Curso de Danza promovido por la bailarina cubana Alicia Alonso
Adolfo Roval no se parece en nada a la dura profesora Lydia Grant, de la serie de televisi¨®n Fama. No golpea el suelo con un bast¨®n. Ni siquiera lleva mallas y zapatillas, sino un pantal¨®n de tela y unas zapatillas de verano. Pero tambi¨¦n hace sudar a los alumnos.
Pronunciando palabras irreconocibles para los que lo ignoran todo sobre la danza, Adolfo Roval, profesor titular de la Facultad de Artes Esc¨¦nicas de la Universidad de Arte de La Habana, hac¨ªa moverse delicadamente a una veintena de alumnos en la Casa de la Cultura de San Lorenzo de El Escorial. Ayer se celebraron las pruebas de nivel para el d¨¦cimo Curso Internacional de Danza de El Escorial. Unos cien alumnos de toda Espa?a y del extranjero elegidos entre dos centenares de aspirantes participan en este curso, promovido por la bailarina cubana Alicia Alonso. La embajadora de buena voluntad de la ONU para el desarrollo de la educaci¨®n, la ciencia y la comunicaci¨®n, estuvo ayer en la inauguraci¨®n del curso, a pesar de que su estado de salud no es bueno.
No vio la bailarina que los pasillos de la Casa de la Cultura de San Lorenzo estaban ayer llenos de j¨®venes tirados por el suelo, estir¨¢ndose. Abiertos de piernas, con la nariz en la rodilla o de puntillas con los brazos en alto, un centenar de j¨®venes esperaba a ser llamado para comenzar la prueba. Todos llevan ya a?os bailando, a pesar de que la inmensa mayor¨ªa son menores, y en cuanto Adolfo Roval dice 'Rond de jambe pour terre' o 'Battement frapp¨¦', se saben de memoria c¨®mo tienen que mover los brazos y las piernas.
Peinada con un mo?o y en zapatillas, como sus restantes compa?eras, M¨®nica Mu?oz descansaba despu¨¦s de realizar la prueba. Esta joven puertorrique?a a¨²n es menor de edad. Tiene 14 a?os y hace 10 que practica la danza. No quiso desvelar si estuvo nerviosa mientras bailaba, a pesar de saber de sobra que esa prueba s¨®lo era de nivel, que ya estaba dentro del curso. 'Para bailar hay que tener mucha seguridad. Aunque est¨¦s nerviosa, no lo puedes demostrar'.
Su cara, su voz, su cuerpo y sus palabras no son los de una ni?a de s¨®lo 14 a?os, que ensaya seis d¨ªas a la semana y nunca ha suspendido una asignatura en el instituto. Ninguno de los que est¨¢n all¨ª aparenta tener esa edad. Tampoco Esteban Berlanga, un chico alto y moreno que lleva la mitad de su vida, siete a?os, bailando. Reci¨¦n llegado de Albacete, es uno de los pocos chicos que participan en el curso. La danza no est¨¢ cerrada a los hombres, pero la sociedad no termina de aceptar a los Billy Elliot [el ni?o protagonista de la pel¨ªcula del mismo nombre]. 'Donde yo doy clase de danza soy el ¨²nico chico. La gente que me conoce bien no me juzga, no me dice nada. Pero los dem¨¢s me dicen de todo. Antes lo llevaba mal. Ahora me da igual'.
Durante el curso, adem¨¢s de las clases de danza, divididas normalmente en cuatro niveles, los alumnos recibir¨¢n clases de Maquillaje y Caracterizaci¨®n y de Historia de la Danza. Tambi¨¦n ver¨¢n las actuaciones, abiertas al p¨²blico, del Joven Ballet de C¨¢mara de Madrid, la Compa?¨ªa Joven Mar Fontana, el Ballet Nacional de Cuba y la Compa?¨ªa Nacional de Danza. Puede que, alg¨²n d¨ªa, los j¨®venes que ensayaban ayer en el suelo de los pasillos de la Casa de la Cultura con las medias rotas por el uso est¨¦n encima del escenario actuando para los futuros alumnos del curso de danza de El Escorial.
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