La ONU se ofrece para mediar entre Uribe y la guerrilla colombiana
Las FARC responden a la iniciativa con la exigencia de dos nuevas zonas desmilitarizadas
La ONU prestar¨¢ sus 'buenos oficios' al nuevo presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, para tratar de reanudar las negociaciones de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla que salud¨® su investidura con 19 muertos y un bombardeo del Congreso. No es probable esa reanudaci¨®n a corto plazo porque el Gobierno la condiciona a la renuncia de los secuestros y salvajadas y las FARC, en un nuevo sarcasmo, exigen dos zonas desmilitarizadas y parecen creer que la guerra potencia su crecimiento.
El abogado ?lvaro Uribe, de 50 a?os, gan¨® la jefatura del Estado, en mayo, con un discurso de autoridad y contra las concesiones del Gobierno de Andr¨¦s Pastrana a la poderosa guerrilla de Manuel Marulanda, Tirofijo. En noviembre de 1998, poco despu¨¦s de asumir funciones, Pastrana hab¨ªa entregado a las FARC 42.000 kil¨®metros cuadrados, una extensi¨®n territorial equivalente a la de El Salvador, para facilitar un proceso de paz que acab¨® abruptamente a principios de este a?o despu¨¦s de tres bald¨ªos.
Pastrana hab¨ªa aceptado negociar sin que cesaran las hostilidades y se sinti¨® traicionado por una guerrilla que secuestraba y colocaba bombas mientras hablaba de paz en el Cag¨²an, el epicentro de la zona desmilitarizada. El secuestro de un senador agot¨® la paciencia oficial.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, confirm¨® telef¨®nicamente sus buenos oficios a Uribe cuando ¨¦ste presid¨ªa una reuni¨®n de alcaldes en Florencia, a 380 kil¨®metros de Bogot¨¢. El jefe de Estado los hab¨ªa solicitado durante su viaje a Nueva York en junio. En principio, y aunque con un escenario diferente, las gestiones ser¨¢n similares a las prestadas durante la Administraci¨®n de Pastrana. 'Se necesitan dos partes para iniciar las negociaciones, y esto depende de ellas si quieren reanudarlas', precis¨® el portavoz de Naciones Unidas, Fred Eckhard.
Las FARC no se han pronunciado y siguen reclamando un combate frontal del Estado contra el paramilitarismo, as¨ª como profundas reformas estructurales antes de aceptar un eventual desarme. El camino a recorrer es largo porque el t¨¦rmino 'buenos oficios' de la ONU corresponde a la construcci¨®n de un marco de confianza, y la 'mediaci¨®n', al comienzo de las negociaciones formales. De momento no existen ni confianza ni negociaciones, y, contrariamente, se agrav¨® el encono entre las partes.
Los partidos recibieron complacidos la aceptaci¨®n de la ONU, aunque sin desconocer la complejidad de unas gestiones que se efectuar¨¢n desde la confidencialidad. Para el senador de Cundinamarca, Camilo S¨¢nchez Ortega, son un paso fundamental hacia la paz y hacia la internacionalizaci¨®n de un conflicto con 38 a?os y m¨¢s de 40.000 muertos. La guerrilla, declar¨®, podr¨¢ decidir si sigue 'tomando del pelo' no s¨®lo al pa¨ªs, sino a todo el mundo.
Organizaci¨®n terrorista
Las FARC siempre han sido reacias a la intervenci¨®n internacional y aceptaron su presencia durante el fallido proceso de paz de 1998, aunque sin facultades coercitivas o de escrutinio. Fracasadas las negociaciones, la Uni¨®n Europea acab¨® incluyendo a las FARC en la lista de organizaciones terroristas.
La aceptaci¨®n de Kofi Annan, seg¨²n las fuentes consultadas, no debe alborozar porque se trata de una respuesta diplom¨¢tica que no compromete a la organizaci¨®n que dirige. La ONU ¨²nicamente puede, a petici¨®n del Gobierno y aquiescencia de las FARC, efectuar las mismas gestiones 'facilitadoras' acometidas por varios pa¨ªses, entre ellos Espa?a, y un representante de la propia ONU, durante la intentona de Andr¨¦s Pastrana.
El analista Bernardo Guti¨¦rrez, miembro de la junta directiva de Medios por la Paz, advierte de que la ONU ya conoce, por su intervenci¨®n en el tortuoso y naufragado proceso anterior, lo peliagudo del conflicto colombiano, 'y con qu¨¦ clase de gente se topan, nada fiable'. 'Lo que no acuerden entre las partes, ahora entre Uribe y Tirofijo, no lo acuerda nadie. Eso siempre ha sido as¨ª en la historia de las Naciones Unidas', agrega.
Colombia ha vivido bajo la presunci¨®n, bastante extendida, de que la ONU puede ser un factor determinante. 'El mismo Uribe, durante su periodo de gobernador, ped¨ªa para Antioqu¨ªa cascos azules, petici¨®n que era acogida con gran entusiasmo', recuerda Guti¨¦rrez. 'Eso indica que hay un gran despiste sobre lo que la ONU puede o le interesa hacer, y sobre lo que el mismo mandato le permite. Precis¨® que quer¨ªa cascos azules colombianos', pero lo hizo a?os despu¨¦s. Seguramente porque alguien, un poco m¨¢s avisado, le dijo: '?igame, se?or, lo que est¨¢ diciendo es un imposible', a?ade Guti¨¦rrez.
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