El destino
La mayor¨ªa de la gente prefiere tener un Destino. Y si no existe, se lo inventan. Vivir con la creencia en un destino confiere sentido a m¨¢s de una necedad de la vida y presta a las adversidades incomprensibles e injustas, alguna finalidad. Tener Destino lo resuelve casi todo porque incluso lo m¨¢s extraviado y absurdo puede reasumirse en su declaraci¨®n final. Los h¨¦roes poseen destino, los grandes personajes mitol¨®gicos son inseparables de su destino, los profetas, los mes¨ªas, gozan de esta incomparable ventaja respecto a quienes no poseen el acta de una inexcusable misi¨®n.
De esta manera, la mayor parte de los turistas van a la agencia de viajes en busca de un destino. Con ello ven satisfecho el deber de afirmarse en cuanto sujetos y obtienen, adem¨¢s, la m¨¢xima legitimaci¨®n de su acotada vacaci¨®n. Quien firma el deseo de acceder a alg¨²n sitio se libera de zozobras. Las vacaciones con destino fijo son verdaderos ejercicios de liberaci¨®n, precisamente mediante la paradoja de atarse al itinerario. De hecho, los buenos turistas no viajan con el prop¨®sito de sobrecargarse con el aprendizaje de este monumento o aqu¨¦l, sino de desprenderse de todos ellos. Gracias al Destino, la vida se despoja de preguntas y perplejidades. Cualquier suceso por an¨®malo que fuera se esclarece despu¨¦s bajo su luz. Porque las historias se escriben siempre al rev¨¦s, desde su fin a su principio, y el sentido siempre se extrae de la ¨²ltima letra. Ganamos sentido gracias al cumplimiento de nuestro Destino. Lo mismo que los turistas redondean su ¨¢nimo desde el momento en que designan un lugar fijo.
Hay, sin embargo, otros, en la existencia y en el viaje, que prefieren improvisar, trazar la ruta sobre la marcha e ir anulando, tras cada giro, el sentido de la trayectoria que les llev¨® hasta all¨ª. Esta gente sin destino parecen disgregarse y renunciar a entenderse como proyecto. Se trata de individuos sin cohesi¨®n aparente o acaso sin grandes miras. No tienen meta determinada hacia la que encaminarse y parecen, en consecuencia, desnortados. Tipos sin orden que se toman la vida a bocados, sin ning¨²n men¨². O gentes que combaten la idea de la fatalidad mientras sucesivamente dudan, r¨ªen, lloran o esperan sin cesar.
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