'SOMOS LOS PATRONES DE LO IMPOSIBLE'
Tiene una de las librer¨ªas m¨¢s conocidas de Espa?a. Fue fundada a finales de los sesenta en Sevilla, entre otros por su esposo, Alfonso Guerra, fundamental en la historia reciente del socialismo espa?ol. Funcion¨® la librer¨ªa como un ariete frente al franquismo. 'Los libreros de siempre somos', dice, 'los patrones de lo imposible'. As¨ª lo ve ella, Carmen Reina, que explica aqu¨ª c¨®mo ve un negocio que alguna vez fue tambi¨¦n un sue?o.
Pregunta. La suya no era s¨®lo una librer¨ªa.
Respuesta. Fue un lugar de reuni¨®n, de agitaci¨®n y tambi¨¦n de orientaci¨®n librera, dentro de nuestros conocimientos. Si nos solicitaban un libro que sab¨ªamos de antemano que no era de calidad, lo expres¨¢bamos as¨ª a nuestro cliente, si nos preguntaba, aunque ello nos pudiese privar de una posible venta. ?ramos libreros por vocaci¨®n y poco comerciales.
'Una serie de librer¨ªas est¨¢bamos en el punto de mira de los grupos fascistas. Rot¨¢bamos los escondites para colocar los libros prohibidos'
'Todo el mundo vende libros, as¨ª que el librero se est¨¢ quedando para un p¨²blico minoritario, para el amante de ir a las librer¨ªas'
P. ?Por motivos de calidad o por motivos ideol¨®gicos?
R. Por motivos de calidad, evidentemente. Era una librer¨ªa general, con secciones amplias. Si una persona cog¨ªa el libro y quer¨ªa pagarlo, tampoco se lo imped¨ªamos, pero si se paraba un momento y te consultaba m¨ªnimamente, le orientabas.
P. Era una ¨¦poca en la que los libreros ten¨ªan una enorme carga de compromiso ideol¨®gico. En Madrid estaba la Machado, despu¨¦s la Alberti... Las librer¨ªas eran un foco de atenci¨®n de los fascistas para mostrar que la cultura era de ellos.
R. En nuestro pa¨ªs una serie de librer¨ªas est¨¢bamos en el punto de mira de estos grupos. En el interior de la librer¨ªa se iban rotando los escondites para colocar los libros prohibidos. Ni que decir tiene que no pod¨ªamos hacer presentaciones de libros ni de ning¨²n otro tema. Patrocinamos no obstante una serie de recitales de canciones de autores comprometidos. En el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla se celebraron recitales de Ovidi Montllor, Pi de la Serra, Raimon... Y de un grupo de rock sevillano, magn¨ªfico y entra?able, Smash.
P. La librer¨ªa y la Universidad eran dos vectores culturales contra el fascismo.
R. Hab¨ªa tambi¨¦n otros medios de manifestarse en contra. No s¨¦ en otras ciudades, pero en Sevilla todos nos ve¨ªamos en todos los sitios. ?bamos al cine f¨®rum porque tambi¨¦n hab¨ªa coloquio, y en ellos la gente aprovechaba para expresarse. Estaba tambi¨¦n el teatro, que fue un revulsivo contra todo eso. Lleg¨® a haber siete agrupaciones de teatro de c¨¢mara; yo fund¨¦ una, Alfonso Guerra hab¨ªa fundado otra. Las obras, como nos pas¨® con Eur¨ªdice, pasaban por la censura de Informaci¨®n y Turismo, que nos quitaba un mont¨®n de p¨¢rrafos, y hasta escenas: el personaje est¨¢ en una cama, pues no puede estar en una cama, tiene que estar sentado en una silla. Cosas por el estilo. Nos cost¨® mucho trabajo que nos autorizaran Eur¨ªdice; el traductor de la versi¨®n espa?ola nos llam¨® despu¨¦s para preguntarnos c¨®mo lo hab¨ªamos conseguido.
P. ?Cree que es cierta esa frase de V¨¢zquez Montalb¨¢n: '?Contra Franco viv¨ªamos mejor?'. ?Contra Franco le¨ªamos mejor?
R. Contra Franco ¨¦ramos m¨¢s j¨®venes. Yo me llev¨¦ una gran sorpresa porque no era una activista, digamos que colaboraba. La juventud de aquella ¨¦poca ten¨ªa, en toda Europa, algo contra lo que luchar, y no hay que olvidar lo que es la juventud en s¨ª misma: si miras hacia atr¨¢s, todo te parece hermos¨ªsimo. Ahora, con mis a?os, me imagino ese tipo de lucha, aquellas ideas rom¨¢nticas, y me pregunto si lo ver¨ªa igual. Creo que fue producto de una ¨¦poca, de unos a?os. Es verdad que despu¨¦s ha habido unas generaciones que cre¨ªan que no ten¨ªan nada por lo que luchar, y tal vez ahora s¨ª, van cogiendo camino con el tema de la antiglobalizaci¨®n, pero hasta ahora no he visto que los j¨®venes tuvieran motivaciones fuertes. Entonces las motivaciones eran muy fuertes, porque est¨¢bamos muy agobiados, muy asfixiados por los franquistas, desde el colegio est¨¢bamos muy reprimidos.
P. ?Qu¨¦ le¨ªan entonces sus clientes?
R. Muchos libros de pol¨ªtica y de sociolog¨ªa. En poes¨ªa, Miguel Hern¨¢ndez, Antonio Machado y Federico Garc¨ªa Lorca eran los m¨¢s solicitados. En narrativa, Juan Goytisolo, Rafael S¨¢nchez Ferlosio, Luis Mart¨ªn Santos, eran los m¨¢s vendidos. Posteriormente, un jovenc¨ªsimo Javier Mar¨ªas comenzar¨ªa a despuntar con su primera novela, Los dominios del lobo. Por otra parte, el boom suramericano arrollaba con Garc¨ªa M¨¢rquez, Cort¨¢zar, Rulfo, Fuentes, S¨¢bato, Vargas Llosa...
P. ?C¨®mo ha evolucionado la lectura en Espa?a desde que usted es librera?
R. Veo que se ha escorado, que el libro pol¨ªtico o sociol¨®gico se vende un poco menos. Veo a la gente m¨¢s orientada hacia el tema filos¨®fico, al ensayo puntual, como la globalizaci¨®n, mucha narrativa y algo m¨¢s de poes¨ªa que antes. La fotograf¨ªa y el viaje est¨¢n adquiriendo tambi¨¦n mucho auge, y el arte.
P. ?Cu¨¢nto tiempo duran los libros en su librer¨ªa?
R. ?Antes de devolverlos? Depende. Hay libros que vemos que van a salir tal como entraron, y ¨¦sos salen a los dos meses. Los que consideramos que deben estar, procuramos dejarlos. Procuramos. Y, si no, ralentizamos lo m¨¢s posible su salida.
P. D¨ªgame alg¨²n libro que le haya dado rabia devolver, que ha pensado que era un libro que tendr¨ªa que haber llegado a m¨¢s gente.
R. El mundo de ayer, de Stefan Zweig: ten¨ªa diez y tuve que devolver cinco porque no me quedaba m¨¢s remedio; hoy me lo piden y no tengo.
P. ?Cu¨¢l es el inconveniente de librer¨ªas como la Antonio Machado?
R. Tiene un porvenir muy negro.
P. ?Eso es natural o cree que ha sido inducido?
R. No veo que sea natural que se produzca, y no es f¨¢cil saber cu¨¢l es el motivo exacto, aunque todos sabemos que las grandes superficies deber¨ªan tener cuatro best sellers, pero no lo que est¨¢n teniendo. Encuentras el mismo libro en todas partes: compras un peri¨®dico y hay un libro, vas a un quiosco y est¨¢ el libro. ?Usted cree que los farmac¨¦uticos aceptar¨ªan que dieran las aspirinas con el peri¨®dico? Todo el mundo vende libros, as¨ª que el librero se est¨¢ quedando para un p¨²blico minoritario, el amante de ir a las librer¨ªas. Pero, claro, si t¨² a un ni?o no le acostumbras a ir a una librer¨ªa, de mayor se ir¨¢ a una gran superficie.
P. ?Cu¨¢les son las amenazas que se ciernen sobre el peque?o librero?
R. El problema es que el libro se vende en todas partes y que la librer¨ªa peque?a no puede competir, o no tenemos el libro de moda anunciado en la tele. A ti van a venir a pedirte lo que no encuentran en ning¨²n sitio. Somos los patrones de lo imposible.
MACHADO
Desde el fondo nos mira Antonio Machado, en una fotograf¨ªa cl¨¢sica. Cuando la propia Carmen Reina, Alfonso Guerra y los restantes promotores de la librer¨ªa decidieron el nombre, tambi¨¦n pensaron en el de Lorca. Se impuso Machado, cuyo esp¨ªritu le sirve ahora a Carmen para advertir: 'Machado era una buena persona. Parece que ahora la bondad est¨¢ mal vista; se aprecia m¨¢s ser brillante que ser bueno. Hay que parar un poco; la vida es corta'. Ella es una lectora habitual; la hicieron los libros que ley¨® en la escuela, donde a los que se portaban bien, como ella, les daban a elegir entre un juguete y un libro; ella se decid¨ªa por el libro. 'En casa no hab¨ªa libros, as¨ª que, antes de entrar en este mundo, me pasaba cuatro y cinco horas diarias en las bibliotecas p¨²blicas. Empec¨¦ con las Rimas de B¨¦cquer, me cost¨® cinco pesetas la primera edici¨®n que me compr¨¦, un libro peque?ito con muchas florecitas. En la adolescencia me impact¨® Madame Bovary, que he le¨ªdo muchas veces'. Ahora lucha por hacer leer, y cree que el sue?o es dif¨ªcil de cumplir, o al menos ella ve negro el porvenir de los libreros de su clase: 'No tienen armas. Como no tengan una ayuda, una subvenci¨®n (como los cines, que reciben ayudas de la UE), acabar¨¢n por desaparecer. No es catastrofismo, es que es as¨ª'. Su aventura sigue ah¨ª, bajo la bondadosa, perenne, mirada de Antonio Machado, el patr¨®n silencioso de la Machado de Sevilla.
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