Mar¨ªa Joao Pires llena de magia el teatro romano de M¨¦rida
Sus actuaciones en p¨²blico son cada vez m¨¢s escasas. La pianista portuguesa hizo el mi¨¦rcoles una excepci¨®n para interpretar a Schubert, uno de los pilares de su repertorio, dentro de la programaci¨®n del Festival de Teatro Cl¨¢sico
El piano, ¨²nico instrumento sobre el escenario del Teatro Romano, hab¨ªa sido afinado durante horas para el recital previsto para las once de la noche. Arropados por la luz del crep¨²sculo, Maria Jo?o Pires (Lisboa, 1944) y su amigo el pianista Cai?o Pagano probaban sonido al tiempo que se realizaban las pruebas de iluminaci¨®n. 'Que no se les vea la cara', grit¨® uno de los t¨¦cnicos, y las luces iluminaron el fondo de columnas del escenario.
La Pires, peque?a y delgada, parec¨ªa una ni?a al lado del corpulento music¨®logo brasile?o. Ambos acomet¨ªan concentrados las notas de la Fantas¨ªa para cuatro manos en fa menor, mienras a su alrededor una empleada del festival pasaba la fregona sobre el escenario y el representante de la pianista se mov¨ªa de un lado para otro verificando que se cumpl¨ªan los deseos de esta genial int¨¦rprete. Haciendo honor a su fama de antidiva, la Pires huye del ruido que acompa?a a la fama. 'Con ella, los canales normales se desvanecen', aseguraba un portavoz del Festival del Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida. No fue posible conseguir hasta hace un mes el programa del concierto para incluirlo en el folleto del festival, no le interesan las entrevistas, s¨®lo se puede grabar durante los tres primeros minutos del concierto y est¨¢n prohibidos los flases. Nada del otro mundo, por otro lado, si se comparan sus caprichos con los de otros m¨²sicos. Incluso su cach¨¦, 21.000 euros (tres millones y medio de pesetas), es m¨¢s bajo que el de los chicos de Operaci¨®n Triunfo.
'Cada d¨ªa me gustan menos los escenarios', ha asegurado la pianista en una de las escasas entrevistas que concede. La int¨¦rprete portuguesa vive recluida en Quinta Belgais, una granja ubicada en la zona conocida como La Raya, a pocos kil¨®metros de la frontera portuguesa con C¨¢ceres, enfrascada en un proyecto de escuela integral de las artes. La instrumentista, que tocaba el piano a los tres a?os y daba conciertos a los siete, ha dicho en alguna ocasi¨®n que le gusta orde?ar vacas para hacer t¨¦cnica musical. 'Las personas est¨¢n convencidas', declar¨® recientemente, 'de que una vida mejor pasa por una mejor vida material. Esto es una de las malas herencias que recibimos de Am¨¦rica: la religi¨®n del dinero'.
Desde hace meses, la Pires negocia con la Junta de Extremadura la posibilidad de ampliar su escuela de Belgais. El centro se dedicar¨ªa a facilitar el acceso a la m¨²sica a los ni?os desfavorecidos. El presidente de la Junta, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, que asisti¨® al recital acompa?ado de Alfonso Guerra y Blanca Marsillach, parece partidario de un proyecto cuyo principal escollo pasa por determinar a qu¨¦ lado de la frontera se ubicar¨ªa.
Seducida, quiz¨¢, por la idea de que las fronteras son s¨®lo psicol¨®gicas y atra¨ªda por una actuaci¨®n en directo bajo el cielo raso, la pianista hizo un alto en su trabajo con la naturaleza y los ni?os y viaj¨® hasta M¨¦rida para dar uno de sus exquisitos conciertos. Se hab¨ªan vendido 1.650 entradas -el teatro tiene capacidad para casi 3.000- y entre el p¨²blico se contaban muchos de sus compatriotas.
Con puntualidad y ataviada con un vestido amplio nada ostentoso, la Pires acometi¨® las primeras notas de la Sonata n¨²mero 21, de Schubert, en medio de un silencio que s¨®lo interrumpieron los ladridos de un perro cercano y el motor de una motocicleta. Su peculir modo de hacer m¨²sica sedujo al p¨²blico. No decepcion¨® tampoco el recital de Villa-Lobos a manos de Cai?o Pagano. Parte del concierto fue seguido por dos gatos negros que jugaban en el escenario. Los aplausos, con parte del p¨²blico en pie, duraron 10 minutos. 'El escenario es sublime', acert¨® a decir una Pires emocionada al final del recital.
Despedida con bandas sonoras populares
Las bandas sonoras de grandes pel¨ªculas de romanos como Gladiator, Ben-Hur y Espartaco, entre otras, interpretadas por la Orquesta de la ?pera Nacional de Sof¨ªa, que dirige Gueorgi Notev, ponen hoy el broche final a la programaci¨®n del Festival del Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida, por el que han pasado cerca de 40.000 espectadores.
Su director desde el 2000, Jorge M¨¢rquez, no est¨¢ muy de acuerdo con que se valore un evento de estas caracter¨ªsticas por los datos de asistencia. 'Buscamos el equilibrio entre la calidad y la popularidad', asegura el director de un festival que cuenta con un presupuesto de 1.803.000 millones de euros (300 millones de pesetas), y cuya programaci¨®n est¨¢ basada en textos cl¨¢sicos.
Lo habitual es que se programen muchos Edipos, Medeas o Ant¨ªgonas, pero el festival de M¨¦rida tiende cada vez m¨¢s a buscar espect¨¢culos propios recurriendo a la producci¨®n y la coproducci¨®n con los teatros de Epidauro, Taormina o Sal¨®nica. 'El riesgo es consustancial al arte', apunta M¨¢rquez, orgulloso del paso por M¨¦rida de Pentiselea, en un montaje dirigido por Peter Stein; del estreno, pese a las cr¨ªticas, de Troya, siglo XXI, que ¨¦l mismo ha dirigido; de la representaci¨®n de Edipo XXI, de Llu¨ªs Pascal, o del sorprendente ¨¦xito de la versi¨®n de Medea de La Hebei Bang Zi, una de las m¨¢s de 300 compa?¨ªas de ¨®pera que existen en China, y que fue representada en su idioma original sin subt¨ªtulos.
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