La doble piel
La exposici¨®n titulada F¨¢brica de la Visi¨®n. Trajes y ropajes en la pintura, en la National Gallery de Londres, ha sido concebida y realizada por Anne Hollander, especialista estadounidense en la materia, eficazmente ayudada por Patricia Williams y Michael Wilson, ambos de la National Gallery de Londres. Si comienzo este art¨ªculo con tan prolijos t¨ªtulos de cr¨¦dito es debido a mi fascinaci¨®n por esta maravillosa iniciativa, que, una vez m¨¢s, acredita a la National Gallery de Londres como uno de los pocos museos que hay actualmente en el mundo que no han perdido la cabeza, algo, por desgracia, excepcional.
Para que no haya malentendidos desde el principio, aclarar¨¦ que no estamos ante una muestra m¨¢s donde se reivindica el valor art¨ªstico de los dise?adores de moda, sino ante una inteligente y bella reflexi¨®n sobre uno de los cap¨ªtulos m¨¢s importantes de la historia de la pintura universal: el del tratamiento pict¨®rico del ropaje o, como se dec¨ªa en el lenguaje acad¨¦mico, de 'los pa?os'. Todav¨ªa no hace mucho una de las asignaturas fundamentales en los estudios de Bellas Artes se llamaba as¨ª: 'Del Ropaje y Del Antiguo'.
F?BRICA DE LA VISI?N. TRAJES Y ROPAJES EN LA PINTURA
National Gallery Trafalgar Square. Londres Hasta el 8 de septiembre
Antes, en todo caso, de continuar mi perorata sobre este apasionante tema, dir¨¦ que la exposici¨®n consta de un conjunto de 143 obras, la mayor parte cuadros, aunque tambi¨¦n hay esculturas y fotograf¨ªas. He de advertir as¨ªmismo que abarca un marco cronol¨®gico ampl¨ªsimo, desde la Grecia Cl¨¢sica hasta el siglo XX, pero haciendo hincapi¨¦, sobre todo, en el arte de entre los siglos XV y XX, el de las ¨¦pocas moderna y contempor¨¢nea, que fue cuando de una u otra manera, la plasmaci¨®n art¨ªstica de los ropajes constituyeron un desaf¨ªo est¨¦tico crucial.
En cuanto al contenido concreto de lo exhibido hay que a?adir que constituye un impresionante desfile de obras de los mejores maestros del arte occidental, lo que, habi¨¦ndo usado principalmente los riqu¨ªsimos fondos de la National Gallery, tampoco ha sido una haza?a. Y es que nos encontramos, no con una t¨ªpica exposici¨®n de obras maestras en s¨ª y por s¨ª, sino con una forma distinta de abordarlas; o sea: con una portentosa lecci¨®n de c¨®mo se ha de mirar la pintura descubriendo una perspectiva nueva.
Para explicar de forma directa y sencilla el prop¨®sito de esta iniciativa, se podr¨ªa simplemente afirmar c¨®mo han sido pintados los trajes que portan los personajes en los cuadros a trav¨¦s de los siglos o, si se quiere, c¨®mo se ha representado y c¨®mo ha cambiado la moda. Pero, siendo esto verdad, es a todas luces insuficiente, porque el aspecto social de este asunto es s¨®lo una parte, y no la m¨¢s importante, que es, visto a trav¨¦s de la pintura, su tratamiento art¨ªstico. En este sentido, para comprender la complejidad subyacente en este proyecto, puede ayudar conocer los t¨ªtulos de sus 10 sucesivos apartados, que son los siguientes: 1. Trajes de etiqueta. 2. Ropajes de fantas¨ªa. 3. Sensualidad, santidad, celo. 4. Exagerado artificio. 5. Simplicidad rom¨¢ntica: mujeres. 6. Simplicidad rom¨¢ntica: hombres. 7. Restricci¨®n y despliegue. 8. Desnudo y moda. 9. La mujer como traje. 10. Forma y sentimiento.
Si con esta relaci¨®n de los temas
tratados en la exposici¨®n a¨²n no fuera suficiente, a?adir¨ªa que el secreto de la fascinaci¨®n por pintar los ropajes est¨¢ en el desaf¨ªo de captar el ritmo que adoptan los pliegues, que no son lo mismo cuando una tela est¨¢ yerta y doblada, ni desplegada al azar ocupando un espacio, que cuando se ci?en a un cuerpo humano. Este ce?imiento es, por un lado, un molde, y, como tal, transparenta lo que un cuerpo es y hace, pero tambi¨¦n, por otro, lo que disfraza y enga?a nuestra visi¨®n; esto es: recoge la energ¨ªa y el calor del cuerpo -y as¨ª a ¨¦l se pliega-, pero tambi¨¦n se emancipa y lo encorseta. Algo as¨ª como 'un s¨ªes, noes': una doble piel y una arquitectura, un formidable transmisor y transformador de energ¨ªa. Por otra parte, un traje ?acaso no es ya una tela pintada de suntuosos, desconcertantes e ins¨®litos colores?, ?no es un cuadro dentro de un cuadro? De esta manera, lo que vemos a trav¨¦s de este despliegue de drapeados es la evoluci¨®n del gusto art¨ªstico y del ingenio de los artistas para dar cuenta pict¨®rica de ello. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir? Pues el buen criterio de los organizadores de esta exposici¨®n, que han sabido sacar el m¨¢ximo fruto a este tema, teniendo la valent¨ªa de llevar la cuesti¨®n hasta nuestro mundo y sorprendi¨¦ndonos retrospectivamente con ¨¦l, como cuando, junto a unos bellos cuadros hist¨®ricos, nos colocan unas muy oportunas fotos de Marilyn Monroe o de una modelo de Dior que est¨¢ posando como si ella misma formara parte de un cuadro.
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