Desesperaci¨®n suicida entre los 598 presos de Al Qaeda
Algunos detenidos intentaron ahorcarse con toallas o abrirse la cabeza contra las paredes
Tratan de comerse sus heces porque no tienen otra cosa mejor para suicidarse. Otros se dan cabezazos contra las cuatro paredes de la celda. Tres casi lograron ahorcarse con una peque?a toalla, y un cuarto intent¨® sin ¨¦xito cortarse las venas con un cubierto de pl¨¢stico. Decenas m¨¢s amenazan continuamente con quitarse la vida si no les dicen qu¨¦ va a ser de ellos en el futuro y cu¨¢ndo llega ese futuro, tan incierto ahora para los 598 presos de Guant¨¢namo. Las muestras de desesperaci¨®n son tan humanas como inhumano es el limbo legal en el que se encuentran, en opini¨®n de fuentes consultadas por este peri¨®dico que califican la operaci¨®n de Guant¨¢namo como 'un experimento' del Pent¨¢gono. Entre los detenidos est¨¢n Abu Zubayda, lugarteniente de Osama Bin Laden, y el embajador talib¨¢n en Pakist¨¢n, Adul Salam Zaif.
Ni la Cruz Roja ni Human Rights Watch dicen que los militares de EE UU les traten mal. F¨ªsicamente. Los detenidos en la guerra contra el terrorismo en Afganist¨¢n comen bien todos los d¨ªas, rezan cinco veces de cara a La Meca, se pueden duchar, escribir a sus familias y tienen buena atenci¨®n m¨¦dica. Pero el r¨¦gimen de presiones psicol¨®gicas a las que les tienen indirectamente sometidos pueden acabar con el m¨¢s cuerdo: no est¨¢n acusados de ning¨²n delito pero est¨¢n detenidos indefinidamente; la CIA, la DIA (agencia militar de espionaje) y el FBI les interrogan continuamente; no tienen acceso a un abogado ni sus familias pueden visitarles; y est¨¢n incomunicados en las celdas del nuevo Campo Delta, a diferencia de cuando estaban en las jaulas del Campo Rayos X, donde pod¨ªan hablar con los vecinos. En suma, no tienen ning¨²n indicio que les pueda hacer pensar que el t¨²nel en el que viven tenga salida.
Guant¨¢namo es, a efectos legales, tierra de nadie. Los derechos constitucionales estadounidenses no alcanzan a ese pedazo de Cuba, que Washington alquil¨® en 1934 con car¨¢cter de perpetuidad por 4.085 d¨®lares anuales. La base naval norteamericana es, por tanto, el lugar ideal para lo que las fuentes consultadas describen como 'laboratorio de experimentos'. EE UU ensaya no s¨®lo nuevas f¨®rmulas legales para tiempos de guerra sino que est¨¢ met¨®dicamente diseccionado la psique de un terrorista, lo que les hace cruzar la frontera entre la religi¨®n de Mahoma y la yihad (guerra santa) contra el mayor imperio de Occidente.
Experimento ling¨¹¨ªstico
Seg¨²n las mismas fuentes, Guant¨¢namo puede ser asimismo un centro de estudio de las distintas lenguas del mundo musulm¨¢n (hay detenidos de 34 pa¨ªses). Lo que all¨ª aprendan pasar¨¢ a formar parte de un proyecto ling¨¹¨ªstico basado en un megatraductor simult¨¢neo al ingl¨¦s de todas esas lenguas, que ser¨ªa aplicable despu¨¦s a las escuchas telef¨®nicas, los interrogatorios, etc¨¦tera. A los presos se les han tomado tambi¨¦n muestras de ADN para crear un banco de datos, que se sumar¨ªa a otro ya existente de medidas biom¨¦tricas.
La clave para poder realizar los perfiles picol¨®gicos de los sospechosos (de los que se encargan especialistas del FBI) e interrogarlos sobre Al Qaeda era declararlos 'combatientes enemigos'. Esa categor¨ªa significa, seg¨²n la doctrina del Pent¨¢gono, que pueden estar detenidos indefinidamente y sin acceso a un abogado. La catalogaci¨®n deja abierta la posibilidad de deportar a los que est¨¦n libres de delito o asociaci¨®n, y juzgar en tribunales militares a quienes est¨¦n implicados en conspiraciones terroristas. Pero ninguno ha sido deportado ni acusado desde que llegaron los primeros detenidos el 11 de enero.
?Se est¨¢n violando sus derechos?, ?Deber¨ªan tener los mismos derechos que un norteamericano a pesar de ser extranjeros hostiles a EE UU? Los grupos de derechos humanos y de derechos civiles afirman que s¨ª a las dos preguntas. La Casa Blanca y el Pent¨¢gono sostienen que no. El portavoz de la Casa Blanca Ari Fleisher, se?ala: 'Este es un nuevo tipo de guerra que requiere un nuevo sistema de detenciones y por tanto una adaptaci¨®n de la Convenci¨®n de Ginebra'.
La Convenci¨®n de Ginebra califica de prisionero de guerra a aquel que 'viste un uniforme con una insignia reconocida, forma parte de una cadena militar de mando y porta abiertamente armas'. Los prisioneros de guerra tienen derecho a ser juzgados por una corte marcial bajo las leyes militares de EE UU, que les otorgan derecho a representaci¨®n legal y a apelar sus sentencias, mientras que bajo los tribunales militares propuestos por George W. Bush se les otorgar¨ªa un abogado militar de oficio y tendr¨ªan derechos a una revisi¨®n de sentencia del propio panel militar que les condenara.
Es una propuesta hipot¨¦tica, porque los mantienen en lo que el portavoz de Human Rights Watch, Tom Malinowski, califica de 'agujero negro', refiri¨¦ndose al limbo de Guant¨¢namo. Esa organizaci¨®n, al igual que otras, est¨¢ a favor de que se les acuse. Para pasar as¨ª a otra fase que al menos indicar¨ªa que hay movilidad en el proceso y no la inactividad actual, dicen.
En respuesta a la demanda entablada en los tribunales norteamericanos por las familias de dos brit¨¢nicos y un australiano detenidos en Campo Delta, una juez dictamin¨® hace un mes a favor del Gobierno de EE UU. La magistrada Colleen Kollar-Kotelly decidi¨® que el sistema legal de EE UU no tiene jurisdicci¨®n en Guant¨¢namo. Otra juez, Gladys Kessler, dict¨® que se revelaran los nombres de los detenidos en territorio de EE UU, pero el Gobierno se resiste tambi¨¦n a esa opci¨®n.
La decisi¨®n de Kessler no afecta a los presos de Guant¨¢namo, que por expreso deseo del Gobierno permanecen como una masa an¨®nima. El prop¨®sito es, seg¨²n el secretario de defensa, Donald Rumsfeld, no revelar informaci¨®n que le pueda ser ¨²til a Al Qaeda. S¨®lo se han filtrado una veintena de nombres. Entre ellos hay un espa?ol de Ceuta, Hamid Abderrahman Ahmed, de 28 a?os.
Rumsfeld ha declarado repetidamente que la prioridad de EE UU es interrogarlos. Hasta ahora no han tenido mucho ¨¦xito. Los detenidos cambian las versiones y dan pistas falsas, como los supuestos atentados que anunciaron para el 4 de julio, que mantuvieron al pa¨ªs en estado de m¨¢xima alerta. La presi¨®n psicol¨®gica est¨¢ teniendo un efecto contraproducente, que se debe en opini¨®n del psiquiatra de la Universidad de Harvard, Stuart Grassian a que 'en las condiciones que est¨¢n se vuelven irracionales'.
Las condiciones son una celda de menos de 1,8 metros por 2,4 metros, con lavabo e inodoro y un colch¨®n de goma espuma. 'No les damos opci¨®n a que tengan acceso a drogas u objetos con los que puedan infligirse da?o', dice el teniente coronel William Costello. 'No creemos que intenten contener la respiraci¨®n porque por acto reflejo volver¨ªan a respirar'.
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