Secuestrado en la calle y torturado hasta la muerte
Un d¨ªa y medio sobrevivi¨® en poder de la DINA, tras su secuestro, el ciudadano espa?ol Carmelo Soria, funcionario de la ONU, jefe editorial en la sede de la Cepal (Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe) en Santiago. Soria militaba en el Partido Comunista de Espa?a (PCE).
Secuestrado en plena calle por militares vestidos de carabineros, mientras conduc¨ªa su coche, Soria fue trasladado a la casa del agente norteamericano de la DINA Michael Townley. La casa era uno de los cuarteles secretos de este cuerpo represor. All¨ª lo torturaron hasta su muerte, el 16 de julio de 1976. Al d¨ªa siguiente, arrojaron el auto de Soria a un canal cercano a la capital, con una botella de aguardiente para simular un accidente.
Para determinar c¨®mo fue su muerte hubo que esperar la llegada de la democracia, en 1990. La investigaci¨®n judicial no avanz¨® en la dictadura, a pesar del status diplom¨¢tico de la v¨ªctima. Townley confes¨® despu¨¦s que a Soria le quebraron el cuello y dijo que la orden de matarlo la dio el n¨²mero dos de la DINA, el general de brigada Pedro Espinoza. El general Manuel Contreras, director de la DINA, estuvo en la casa. Un testigo declar¨® que parec¨ªa sorprendido porque 'el fulano' no soport¨® 'el tratamiento'.
La Corte Suprema amnisti¨® a los miembros de la brigada que secuestr¨® a Soria y la investigaci¨®n no determin¨® la responsabilidad de los mandos de la DINA. El caso gener¨® tensiones entre el Ej¨¦rcito y los gobiernos democr¨¢ticos. Varios de los inculpados eran oficiales de alto rango y uno de ellos, el general de brigada Jaime Lepe, fue escolta de Pinochet y despu¨¦s secretario de su instituci¨®n. Para lograr el acuerdo fue fundamental la acusaci¨®n de la familia Soria al Estado chileno ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dependiente de la OEA, que recomend¨® al Gobierno agotar la investigaci¨®n y reparar a los parientes, pues permiti¨® mantener activo el caso.
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