Melones
Gracias a Villaconejos, Madrid es potencia mundial de cucurbit¨¢ceas. Aqu¨ª hay melones para dar y tomar, te dan calabazas por las esquinas y a mucha gente le importa un pepino la cosa p¨²blica. Madrid tiene coraz¨®n de mel¨®n, mel¨®n, mel¨®n, coraz¨®n. Villaconejos expende al a?o 40.000 toneladas de este fruto. S¨®lo en julio, Mercamadrid coloc¨® 9.925 toneladas. De esto se colige que ser un mel¨®n es una de las pocas cosas interesantes a que se puede aspirar en la capital. De hecho, los candidatos a la alcald¨ªa son mam¨ªferos esdr¨²julos, cuc¨²rbitos.
Gallard¨®n es mel¨®mano, y da la impresi¨®n de que su peluquero procede de Villaconejos; Trinidad Jim¨¦nez, exuberante por fuera, es roja por dentro, como la sand¨ªa; In¨¦s Saban¨¦s aguanta con elegancia las calabazas electorales; Mendiluce est¨¢ verde cual pepino. Los pol¨ªticos debieran frecuentar Villaconejos y aprender a distinguir mel¨®n de meloncillo, definido por el diccionario como 'mam¨ªfero carnicero nocturno, peque?o, que vive en Espa?a y come roedores'.
En Villaconejos han montado el Museo del Mel¨®n, ¨²nico en el mundo. M¨¢s de mil fotograf¨ªas testifican la actividad cucurbit¨¢cea del pueblo. Se muestran tambi¨¦n 500 ¨²tiles tradicionales espec¨ªficos para el cultivo del mel¨®n. Y te enteras de que Linneo atribuye al mel¨®n procedencia asi¨¢tica, que lo trajeron los ¨¢rabes y que Col¨®n lo llev¨® a Am¨¦rica. Y que es un exotismo lujurioso en la cristiandad. Por cierto, los enemigos del mel¨®n en Villaconejos son las liebres. Problemas de familia. Los villaconejinos (?se dice as¨ª?) inventaron nombres fascinantes para sus ¨²tiles de labranza: culatero, aprocador, ara?a. El museo se ubica en lo que fue el primer cine del pueblo.
El hispanista austroh¨²ngaro Joseph von Klapperk visit¨® el viernes Villaconejos con su esposa y un grupo de j¨®venes fil¨®logos. Los mancebos atiborraron a la pareja de vino de Colmenar de Oreja, anisete de Chinch¨®n y cucurbit¨¢ceas de Villaconejos. Ya de madrugada, el bar¨®n Von Klapperk susurr¨® a su esposa: 'Amor m¨ªo, no me vuelvas a dar calabazas'. La baronesa replic¨®: 'Todo lo que no seas t¨², si antes me importaba un pimiento, ahora me importa un pepino'.
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