Miles de manifestantes exigen en las calles de Johanesburgo la erradicaci¨®n de la pobreza
'Existen los medios, lo que falta es el deseo', denuncia el presidente de Sur¨¢frica ante la multitud
Tras casi una semana de negociaciones en la cumbre de la Tierra que se celebra en Johanesburgo y que a¨²n no tiene conclusiones, dos manifestaciones recorrieron ayer las calles de la ciudad surafricana exigiendo medidas contra la pobreza y en favor del medio ambiente. El presidente de Sur¨¢frica, Thabo Mbeki, se dirigi¨® a miles de personas en el estadio de Alexandra, un barrio extremadamente deprimido de la ciudad. 'Lo que quiere la gente de Alexandra es lo mismo que quiere el resto de los pobres del mundo: trabajo, dejar las chabolas y vivir en casas, agua potable, buena salud y educaci¨®n'.
El Foro Social repudia 'las pol¨ªticas neoliberales y la agenda global corporativa'
'Hay soluciones para todo esto, existen los medios y las tecnolog¨ªas para acabar con la pobreza, lo que falta es el deseo y la voluntad pol¨ªtica de hacerlo', clam¨® ayer el presidente Thabo Mbeki ante los miles de manifestantes que exigen a los l¨ªderes mundiales que act¨²en contra la pobreza y la desigualdad, por el medio ambiente y el desarrollo sostenible. La manifestaci¨®n, convocada por el Foro Social de la cumbre, entreg¨® a Mbeki sus propuestas para esta Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, que culmina el pr¨®ximo mi¨¦rcoles.
Poco antes de comenzar la manifestaci¨®n en el estadio de Alexandra, Kgoale Mohuatlgo y Kabelo Thobejanem, dos chicos de la barriada, de 14 y 12 a?os respectivamente, con un cart¨®n blanco y un bol¨ªgrafo rojo preguntaban qu¨¦ ten¨ªan que escribir en su pancarta. 'Lo que necesit¨¢is, lo que dese¨¢is, lo que quer¨¦is...', les dijo alguien. Y los muchachos, con sus amigos, tras pensarlo un poco dijeron que viv¨ªan en una chabola, as¨ª que escribieron en su humilde pancarta: 'Dadnos una casa'.
Las dos marchas, con id¨¦nticos objetivos, transcurrieron por separado por el mismo recorrido de 10 kil¨®metros desde Alexandra hasta el centro de convenciones Sand-ton, donde se celebra la conferencia. Una de ellas estaba convocada por el Foro Social de la cumbre, aunque deriv¨® hacia un apoyo al presidente Mbeki y su partido Congreso Nacional Africano. La segunda, convocada por el combativo movimiento nacional de los Sin Casa y el movimiento social Indaba, parti¨® antes de Alexandra y congreg¨® a muchos miembros de las ONG de la cumbre. Seg¨²n cifras de los organizadores, a la primera asistieron unas 70.000 personas, 4.000 seg¨²n la polic¨ªa. A la segunda acudieron 3.000 manifestantes.
Junto a las pancartas exigiendo agua potable y saneamiento, lucha contra la pobreza y varios otros objetivos a los que la cumbre de la Tierra quiere hacer frente, surgieron variad¨ªsimas reivindicaciones, muchas de corte pol¨ªtico, en camisetas, gorros, carteles y adhesivos: 'No habr¨¢ desarrollo sostenible en Asia sin di¨¢logo T¨ªbet-China', 'D¨®nde est¨¢ Bush', 'Mugabe est¨¢ matando de hambre a su gente', 'Viva Mugabe', adem¨¢s de una gran presencia de partidarios de Palestina (de la fuerte comunidad musulmana de Sur¨¢frica) denunciando a Sharon, a Israel y a EE UU. 'Israel, deja de contaminar ?frica', 'Stop al holocausto en Palestina ya', 'Boicot a las noticias de la CNN'.
La concentraci¨®n en el estadio de Alexandra comenz¨® hacia las diez de la ma?ana, y durante dos horas se sucedieron los discursos en representaci¨®n de ocho de los nueve llamados grupos principales de la cumbre reconocidos por la ONU: j¨®venes, mujeres, pueblos ind¨ªgenas, cient¨ªficos, autoridades locales, campesinos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales. El noveno grupo, que no particip¨® en la concentraci¨®n, es el del mundo de los negocios.
Estos grupos han discutido durante esta semana para elaborar una propuesta colectiva que terminaron a ¨²ltima hora y que entregaron a Mbeki como presidente de la conferencia. En el documento, el Foro Social expresa su rechazo 'a las pol¨ªticas neoliberales y a la agenda global corporativa, que son los principales obst¨¢culos al desarrollo sostenible' y la reconversi¨®n de los acuerdos cl¨¢sicos de Naciones Unidas entre gobiernos, intentando convertirlos en acuerdos multilaterales con socios diferentes. El Foro presenta propuestas a la cumbre en 11 ¨¢reas: finanzas, gobernanza, servicios sociales y salud, ciencia y tecnolog¨ªa, relaciones internacionales, medio ambiente, valoraci¨®n humana, educaci¨®n, minusv¨¢lidos, trabajo y agricultura y tierra.
Las negociaciones entre pa¨ªses, a las que se hab¨ªan incorporado ayer bastantes ministros, continuaron durante todo el d¨ªa y parte de la noche para intentar alcanzar un acuerdo sobre el Plan de Acci¨®n cuanto antes. Poco se hab¨ªa avanzado en puntos concretos, pero la opini¨®n general era de avance con posturas de flexibilidad al menos en el di¨¢logo. El punto referente a producci¨®n y consumo sostenible estaba ayer casi acordado, lo que supondr¨ªa el tercer acuerdo en una semana (tras el de limitaci¨®n de productos qu¨ªmicos peligrosos y el de protecci¨®n de las reservas pesqueras). Energ¨ªa, agua e infraestructuras sanitarias, recursos naturales, biodiversidad, globalizaci¨®n, comercio y subsidios siguen siendo cuestiones en debate. Tambi¨¦n se ha llegado a un principio de consenso para hacer un llamamiento a ratificar el acuerdo de Kioto.
Mientras los delegados se reun¨ªan en sesiones interminables y contactos bi y multilaterales, miles de personas recorr¨ªan Johanesburgo en las manifestaciones. Bailando y cantando, muchas con camisetas rojas con el lema 'Fin a la pobreza: tierra, comida y trabajo', pero tambi¨¦n muchos con atuendos ¨¢rabes del grupo de apoyo a los palestinos y participantes en la cumbre con las acreditaciones oficiales (colgadas del cuello con una cinta verde que indica 'Hecho de botellas pl¨¢sticas recicladas'), recorrieron las calles de la barriada Alexandra, ante la fiesta y la aclamaci¨®n de los vecinos -de color- de las paup¨¦rrimas chabolas, para dirigirse hacia el lujoso centro Sandton, una zona residencial blanca.
Un impresionante dispositivo policial vigil¨® el desarrollo de las manifestaciones, que pasaron por las mismas calles con media hora de diferencia. Algunos vecinos de Alexandra, popularmente Alex, comentaban que no hab¨ªan visto tantas tanquetas de la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito desde la ¨¦poca del apartheid.
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