La majestuosidad de los faraones del antiguo Egipto llega al Palazzo Grassi
Una gran exposici¨®n re¨²ne en Venecia hasta 300 piezas que remiten a una ¨¦poca fascinante
S¨ªmbolo del poder espiritual y terrenal, encarnaci¨®n de la divinidad pese a la condici¨®n humana, los faraones del antiguo Egipto han pasado a la historia como el ejemplo m¨¢s depurado y fastuoso de la monarqu¨ªa absoluta. Una empresa en la que se ha embarcado Palazzo Grassi (fundaci¨®n cultural del Grupo Fiat) presenta en Venecia desde el lunes pr¨®ximo Los faraones, una de las mayores exposiciones organizadas hasta ahora sobre los reyes del antiguo Egipto. La ambiciosa muestra se podr¨¢ contemplar hasta el mes de mayo.
La exposici¨®n re¨²ne en las salas opulentas del palacio veneciano hasta 300 piezas, la mayor¨ªa esculturas y bajorrelieves de poderoso impacto, pero tambi¨¦n objetos valios¨ªsimos por la carga emocional que les ha aportado el tiempo, como unas sandalias en fibra vegetal que calz¨® la reina Nefertiti (a?os 1279-1213 antes de Cristo), o fragmentos del sudario de lino, decorado con hermosos jerogl¨ªficos, en el que fue envuelto el cad¨¢ver del fara¨®n Tutmosis III (1497-1425 antes de Cristo). Hay joyas refinadas que lucieron las reinas, objetos de decoraci¨®n encontrados en las ruinas de los palacios reales, esculturas, pinturas y hasta el sarc¨®fago de Ahmosis de la XVIII dinast¨ªa, construido en madera y profusamente decorado, que pone broche de oro a la exposici¨®n. El sarc¨®fago, como la mayor parte del material expuesto (un tercio de las obras), procede del museo egipcio de El Cairo, pero decenas de otros museos del mundo han contribuido con diversas piezas a la magnificencia de la muestra.
La pieza m¨¢s grande es la colosal estatua del Tutankamen usurpado por Horemheb, esculpida en piedra de cuarzo pintada de casi tres metros de altura, que da la bienvenida al visitante en el vest¨ªbulo de Palacio Grassi. Junto a ella, un monolito decorado con jerogl¨ªficos y una esfinge con cabeza de halc¨®n, tambi¨¦n monumentales, dan una idea de las dimensiones del arte del antiguo Egipto. Una civilizaci¨®n con m¨¢s de 5.000 a?os de historia que ha fascinado al mundo desde los tiempos antiguos. 'Para acercarnos all¨ª hemos pensado que era preferible hacerlo partiendo de una idea unitaria, la del fara¨®n', explic¨® ayer Christiane Ziegler, directora del Departamento de la Antig¨¹edad Egipcia del Museo del Louvre y comisaria de la exposici¨®n. Ziegler, que preside un comit¨¦ cient¨ªfico integrado por 14 personas, se mostr¨® convencida de que la muestra marcar¨¢ un hito en cuanto a espectacularidad y rigor cient¨ªfico.
Facetas de la vida
Estructurada en torno a ocho conceptos diferentes (otras tantas facetas de la naturaleza y la vida del fara¨®n), la exposici¨®n se inicia con un resumen hist¨®rico de la civilizaci¨®n egipcia, partiendo del a?o 4.000 antes de Cristo, antes de que Egipto (el Estado m¨¢s antiguo del mundo) existiera como pa¨ªs, hasta la dominaci¨®n griega. Le sigue una galer¨ªa de retratos de todos los soberanos de Egipto, desde Kefren a Tutankamon, de Rams¨¦s a Cleopatra, para entrar despu¨¦s en la naturaleza del personaje y en los aspectos concretos de su vida terrena. El grueso de las obras en muestra pertenece, sin embargo, al periodo del llamado Reino Nuevo (entre el 1550-1069 antes de Cristo), considerado como la ¨¦poca dorada de la civilizaci¨®n egipcia. Gracias al espectacular montaje (hecho por una colaboradora de la arquitecta Gae Aulenti) que respeta la atm¨®sfera de templos, palacios y salas mortuorias, Los faraones consigue transportar al visitante al mundo misterioso, repleto de simbolismo, de una de las m¨¢s fascinantes civilizaciones de la historia.
El fara¨®n se presenta en sus m¨²ltiples facetas como divinidad, en cuanto hijo del dios Ra (Sol) y mediador entre los humanos y las fuerzas del universo, pero tambi¨¦n en su calidad de rey guerrero, garante de la seguridad y la prosperidad de su pueblo. Rey de origen divino, el fara¨®n es representado con frecuencia con todos sus atributos y con los s¨ªmbolos de la protecci¨®n divina. 'El rey era el emblema de la civilizaci¨®n egipcia', explica Ziegler, 'el centro del 'cosmos', de la comunicaci¨®n entre cielo y tierra, donde se funden naturaleza y cultura, religi¨®n y pol¨ªtica'. El t¨¦rmino 'fara¨®n', seg¨²n la especialista, deriva de la palabra per-aa, que significaba la 'gran casa', el palacio donde viv¨ªa. Un elemento esencial de su poder que ha dado nombre con el tiempo a la propia figura del rey de Egipto. 'El universo reposa sobre el fara¨®n', explica Ziegler, 'puesto sobre la Tierra por Dios para erradicar el mal y el caos. ?sta es la concepci¨®n del mundo que pone en circulaci¨®n el poder egipcio'.
El rey, adorado en los templos y venerado en el palacio, dirig¨ªa tambi¨¦n un sofisticado gobierno con un centenar de funcionarios y escribas. La exposici¨®n recoge esta faceta en esculturas y bajorrelieves en los que el fara¨®n aparece acompa?ado por su visir (ministro del Interior) o protegido por el dios de los escribas, a quienes est¨¢ dedicada una sala completa por la importancia que revest¨ªan en el antiguo Egipto.
Fragmentos de papiro de hace 3.500 a?os, restos de jerogl¨ªficos (descifrados en el siglo XIX por Jean-Fran?ois Champollion) y enigm¨¢ticas estatuillas en bronce o en basalto dan una idea de esta profesi¨®n esencial en la corte fara¨®nica. Los escribas eran 'el lazo esencial en la cadena que un¨ªa al soberano con sus s¨²bditos', una especie de artista, due?o de los secretos de una escritura tan compleja como fascinante. Para hacerse una idea del esplendor de los palacios egipcios, Palacio Grassi presenta la maqueta tipo de uno de ellos.
Babelia
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