El Gobierno conservador franc¨¦s ultima la vuelta a la semana laboral de 39 horas
El Ejecutivo de Raffarin descafe¨ªna la decisi¨®n m¨¢s importante adoptada por la izquierda
El Gobierno conservador franc¨¦s ultima un decreto que permitir¨¢ la vuelta de las empresas a la semana laboral de 39 horas,existente antes de la rebaja a 35 horas promovida por la socialista Martine Aubry, que pag¨® esa audacia con una espectacular derrota en las urnas. La medida m¨¢s simb¨®lica del Gobierno de izquierda no ser¨¢ anulada del todo, porque la jornada legal de 35 horas continuar¨¢ existiendo, pero el actual Ejecutivo autoriza hasta 180 horas extraordinarias anuales suplementarias por trabajador, y retira la necesidad de obtener permiso administrativo para realizarlas.
El decreto en cuesti¨®n, rechazado tajantemente por las cinco principales confederaciones sindicales, ser¨¢ 'subsidiario' de una aplicaci¨®n de horas que depender¨¢, rama por rama, de lo que se negocie entre las respectivas patronales y sindicatos. La idea consiste en convertir las 35 horas en la jornada m¨ªnima y no en el dispositivo pretendido por el equipo de Lionel Jospin para repartir el trabajo entre m¨¢s gente y rebajar el paro. El sistema, adoptado plenamente s¨®lo en las grandes empresas, ha provocado problemas en los grandes servicios p¨²blicos, al resistirse los hospitales, por ejemplo, a contrataciones masivas que chocaban con objetivos de rigor presupuestario.
Las peque?as y medianas empresas tambi¨¦n se han resistido a pasar al sistema de 35 horas: todav¨ªa se ven tiendas cerradas en pleno horario comercial, con carteles del estilo 'Hoy no se abre por causa de las 35 horas'. La limitaci¨®n de jornada tampoco logr¨® la adhesi¨®n plena de sus te¨®ricos beneficiarios, porque limitaba fuertemente las horas extras y, por lo tanto, los ingresos de los que tienen empleo. S¨®lo el 11% de los trabajadores no cualificados aprobaba el sistema de 35 horas, seg¨²n una encuesta publicada hace unos meses por Le Nouvel Observateur.
Sin imponer la vuelta a las 39 horas, el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin abre la v¨ªa para el retorno al pasado -'es el arma que necesita la patronal para asesinar las 35 horas', en palabras de una dirigente sindical-, sin intentar el golpe autoritario. El actual ministro de Trabajo, Fran?ois Fillon, maneja este asunto con pies de plomo: nada de decretazos, ni de leyes impuestas por el rodillo de la mayor¨ªa de derechas. Antes al contrario: el ministro recibe a los sindicatos, se lo explica al presidente de la patronal y lo vende en los medios de comunicaci¨®n.
Otros ministros le reprochan que no se muestre mucho m¨¢s firme. As¨ª, para sortear la amenaza de un oto?o caliente, promete simult¨¢neamente un aumento de los salarios m¨¢s bajos, que afecta a m¨¢s de dos millones de trabajadores. Aprovechando la existencia de diferentes salarios m¨ªnimos, les ofrece igualar por arriba esos m¨ªnimos. Un 40% de los que cobran salarios bajos se beneficiar¨¢n de subidas salariales de hasta el 11% en tres a?os, adem¨¢s de las revalorizaciones autom¨¢ticas en funci¨®n de la inflaci¨®n.
?ste es uno de los puntos que irritaron a Ernest-Antoine Seilli¨¨re, presidente de Medef (la principal organizaci¨®n patronal). Pero en los ¨²ltimos d¨ªas ha cambiado el tono, tras recibir seguridades de que el Presupuesto estatal se rascar¨¢ el bolsillo para permitir interesantes rebajas de las cargas sociales que pesan sobre las empresas. El Estado dedicar¨¢ unos 5.000 millones de euros, de aqu¨ª a 2006, para cubrir las cotizaciones patronales a la Seguridad Social de los salarios inferiores a 1,7 veces el salario m¨ªnimo.
La flexibilizaci¨®n de las 35 horas permitir¨¢ a las peque?as y medianas empresas 'volver al dispositivo de 39 horas, pagando un 10% m¨¢s', resumi¨® ayer el propio primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, en un af¨¢n de clarificar el objetivo de un decreto que muchos juzgan patizambo, porque irrita a los sindicatos y tampoco satisface a los empresarios. El primer ministro confirm¨® que el decreto tendr¨¢ una vigencia de 18 meses: al cabo de ese tiempo 'se evaluar¨¢n sus resultados' y adquirir¨¢ o no car¨¢cter definitivo. El decreto en preparaci¨®n es 'razonable', asegur¨® ayer Raffarin ante una audiencia de empresarios en Estrasburgo.
La incertidumbre permanece, no obstante, sobre lo que pasar¨¢ en caso de que las negociaciones sectoriales para aplicar la reforma tropiecen con problemas y que la patronal haga de las 180 horas no una posibilidad, sino un c¨®mputo firme y definitivo. En ese caso, el Gobierno se da de plazo hasta 2004 para 'revisar la situaci¨®n' y decidir el contingente definitivo de horas extraordinarias 'en ausencia de acuerdo'.
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