Una fosa guardada en la memoria

Mart¨ªn se dio una palmada en la frente. Su memoria proces¨® sin v¨¦rtigo ninguno el recuerdo de una confesi¨®n de su padre, hecha durante el franquismo, en los tiempos del silencio y las confidencias secretas. Escuch¨® en la intimidad-clandestinidad de su hogar una macabra historia de guerrilleros fusilados. Aquellos muertos sin nombre no eran fruto de su imaginaci¨®n. Su recuerdo fue tan real como la injusta sepultura que recibieron.

Tan real que Mart¨ªn Ibarguren, vecino de Zaldibia, precis¨® al mil¨ªmetro el lugar donde les cavaron la fosa. Este lunes clav¨® una estaca en un denso pinar para se?alar a los expertos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi d¨®nde se encuentraban los restos. Al excavar la zona, afloraron dos esqueletos envueltos en arcilla blanda y pegajosa. La estaca coincid¨ªa con el cr¨¢neo de uno y los pies del otro.

Los restos hallados pertenecen a dos personas adultas cuyas identidades se desconocen, explic¨® ayer Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal de la UPV y responsable de la secci¨®n de Antropolog¨ªa de Aranzadi. Aunque los expertos no han tenido tiempo a¨²n para avanzar en las investigaciones, los cad¨¢veres presentan en sus cr¨¢neos sendos orificios por el paso de un proyectil de arma de fuego. El disparo de gracia. 'Se dan las mismas circunstancias que en los fusilados encontrados recientemente en Burgos y Le¨®n', en cuyas excavaciones tambi¨¦n ha participado Aranzadi, inform¨® Etxeberria.

A ra¨ªz de estos descubrimientos, la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica ha comenzado a recuperar los restos de personas desaparecidas durante la guerra civil espa?ola (1936-1939). Los hallados en Zaldibia fueron enterrados en octubre de 1936. Mart¨ªn record¨® que su padre y sus dos hermanas se encontraban recogiendo manzanas en lo que hoy es un pinar cerrado junto a la carretera de acceso a Gainza. 'Eran las 16.30 aproximadamente. Oyeron una r¨¢faga y marcharon a casa atemorizados'. El testimonio de Mart¨ªn es de una precisi¨®n pasmosa. 'Cuando llegaron a casa ten¨ªan ya el aviso de enterrarlos. Contrat¨® a dos peones para hacer la fosa y all¨ª se quedaron'. Hasta hoy.

'A mi padre le lleg¨® el rumor de que eran de Andoain', a unos 30 kil¨®metros del lugar, dijo Mart¨ªn. Con esta referencia y la investigaci¨®n hist¨®rica y arqueol¨®gica de los restos, los t¨¦cnicos de Aranzadi tratar¨¢n de identificarlos por si alg¨²n familiar los reclama. Ser¨¢n analizados en el laboratorio, al igual que los restos de 300 personas encontradas bajo la iglesia de Zarautz o los de 150 soldados que batallaron en las guerras napole¨®nicas hallados en Tolosa.

El historiador I?aki Ega?a afirm¨® que, como en la mayor¨ªa de los desaparecidos en la contienda de 1936, fueron ajusticiados extrajudicialmente. Durante la guerra y hasta 1942, en Guip¨²zcoa fueron ejecutados en esas circunstancias 1.100 leales a la Rep¨²blica, de los que 'm¨¢s de la mitad se desconoce d¨®nde fueron enterrados'. Se calcula que en todo el Pa¨ªs Vasco fueron 5.500.