Suecia mira a los inmigrantes entre el recelo y la necesidad
La propuesta electoral de endurecer la ley de ciudadan¨ªa se convierte en el tema clave en los comicios legislativos de hoy
A diez paradas de metro del centro de Estocolmo, el mundo sueco cambia de color. En el barrio de Rinkeby, al noroeste de la ciudad, conviven africanos, ¨¢rabes y latinoamericanos hasta formar una peque?a ONU de 108 nacionalidades distintas. Son los ¨²ltimos en acogerse a la tradicional pol¨ªtica de asilo de Suecia, que desde los desertores de la guerra de Vietnam hasta los que se exilaron durante las dictaduras militares del Cono Sur, pasando por los refugiados de las guerras de los Balcanes, ha dado lugar a una sociedad en la que actualmente uno de cada cinco habitantes tiene un padre o una madre que ha nacido en un pa¨ªs extranjero.
En la plaza principal de Rinkeby, el Partido Socialdem¨®crata ha montado una caseta electoral y el militante somal¨ª que la lleva se emplea a fondo en la tarea de la propaganda. No hay tiempo que perder con vistas a la convocatoria electoral. Uno de los cuatro partidos del bloque de la derecha, el Liberal, ha crispado la campa?a al proponer que los inmigrantes aprueben un examen de sueco para conseguir la ciudadan¨ªa y amenaza con acabar con las ayudas sociales si llega al poder tras las elecciones de hoy.
Unos metros m¨¢s all¨¢, Ghassan Zeidan, que vino de Damasco hace cuatro a?os se afana en venderle una maleta a una se?ora. La tienda, propiedad de un palestino, es una especie de enorme Todo a 100. Ghassan tiene una cosa muy clara: no piensa volver a Siria. '?Para qu¨¦? No tengo nada que hacer all¨ª. S¨®lo fui para traerme a mi hijo para que tuviera una buena educaci¨®n. No he nacido aqu¨ª, pero ¨¦sta es mi tierra, lo que para m¨ª significa que aqu¨ª puedo vivir en paz'.
Los socialdem¨®cratas no caen en paraca¨ªdas sobre Rinkeby. En su lista de candidatos al Parlamento por Estocolmo figuran nada menos que 13 personas de origen extranjero. Entre ellas destaca el somal¨ª Abdirisak Aden, a quien la Administraci¨®n de EE UU ha vuelto loco literalmente durante casi un a?o por creer que ten¨ªa relaci¨®n con las redes de financiaci¨®n de Al Qaeda. Al final, despu¨¦s de meses sin poder trabajar y con la cuenta bancaria bloqueada, todo se aclar¨® gracias a las gestiones del Gobierno sueco ante Washington.
La solidaridad sueca se basa tambi¨¦n en la necesidad. Con una tasa de natalidad baja y casi el 30% de la poblaci¨®n mayor de 65 a?os, Suecia necesita a los inmigrantes para que funcione su econom¨ªa. Como dice el m¨¦dico Anders Milton, presidente de la Cruz Roja sueca, 'el trabajo de los inmigrantes alimenta la econom¨ªa, hacen que la tarta para repartir crezca. Si no hubieran venido, el producto interior bruto sueco ser¨ªa mucho m¨¢s peque?o'. ?sta es la raz¨®n de que todos los partidos, incluidos los liberales, y tanto los sindicatos como la patronal est¨¦n a favor de mantener las puertas abiertas a los extranjeros, y es tambi¨¦n la ¨²ltima barrera contra las tentaciones xen¨®fobas.
V¨ªctor Cifuentes, un chileno que lleg¨® a Suecia en 1975 es el coordinador del programa de refugiados de la Cruz Roja en Estocolmo. Seg¨²n sus datos, la cifra de asilados en el pa¨ªs n¨®rdico llegar¨¢ este a?o a los 30.000, casi 7.000 m¨¢s que en 2001. Cifuentes explica que Suecia 'mantiene una pol¨ªtica de refugiados, no de inmigraci¨®n', y que 'por tanto, como son muy pocos los pa¨ªses en los que se pueda justificar la concesi¨®n del estatuto de refugiado pol¨ªtico, a la mayor¨ªa se les concede el llamado asilo humanitario'. Esta f¨®rmula supone en la pr¨¢ctica que en menos de un a?o el inmigrante obtiene el permiso de residencia, el de trabajo y el derecho a la reunificaci¨®n familiar.
Pero a ellos hay que sumar a todos aquellos que entran o se quedan en Suecia de forma irregular que, seg¨²n algunos c¨¢lculos, pueden ser unas 10.000 personas. Este flujo constante de inmigraci¨®n ilegal est¨¢ haciendo aumentar tanto la percepci¨®n de inseguridad en las calles de muchos suecos como el n¨²mero de ataques racistas en los ¨²ltimos a?os.
Pero ni la solidaridad ni la necesidad ocultan que en Suecia existe segregaci¨®n social, discriminaci¨®n laboral, picaresca y actitudes xen¨®fobas por parte de un sector de la sociedad que considera completamente exageradas las facilidades que reciben los inmigrantes, sobre todo en vivienda o en las ayudas por hijo. Y ha sido, en ausencia de los cl¨¢sicos grupos de ultraderecha, el Partido Liberal el que ha decidido romper el tab¨² y empezar a hablar de un problema desde hace mucho latente en la sociedad sueca, tanto en la calle como entre la clase pol¨ªtica.
Alexander S., por ejemplo, un joven que dirige su propia compa?¨ªa de gesti¨®n de derechos de cine y televisi¨®n, responde desafiante cuando se le pregunta su opini¨®n sobre los inmigrantes: 'Pienso lo mismo que los espa?oles sobre los marroqu¨ªes'. Y a?ade: 'Los inmigrantes deben cumplir las reglas suecas'. Y esta semana al menos dos candidatos del Partido Moderado y uno de los socialdem¨®cratas han tenido que renunciar al haber sido pillados in fraganti por las c¨¢maras de la televisi¨®n por hacer comentarios xen¨®fobos.
Se trata de frases del estilo de 'los chilenos que tenemos son los que Pinochet no pudo eliminar' o '?qu¨¦ diferencia a un negro de un mono? ?nicamente en que el mono pela el pl¨¢tano con el pie'. El debate, pues, no ha hecho m¨¢s que empezar.
El decisivo voto 'verde' en un resultado de infarto
Cerca de siete millones de suecos est¨¢n convocados hoy a las urnas para renovar el Parlamento unicameral de Estocolmo compuesto por 349 esca?os. Todos los sondeos pronostican una noche electoral de infarto dado el empate existente y en la que el ganador, sean los socialdem¨®cratas que lidera el actual primer ministro, G?ran Persson, o el bloque conservador formado por cuatro partidos de derechas, se conocer¨¢ como en las carreras de atletismo, por foto-finish.
Las encuestas tambi¨¦n auguran una alta participaci¨®n, mayor a¨²n que la de 1998, cuando vot¨® el 81% del censo. Los socialdem¨®cratas se han empleado a fondo en las ¨²ltimas horas para movilizar a sus votantes, conscientes de que una fuerte participaci¨®n, sobre todo de los extranjeros y desempleados, puede ser decisiva para decantar el ajustad¨ªsimo resultado final a su favor.
Con sus aliados del Partido de la Izquierda (ex comunista) estabilizados en torno al 10% en la intenci¨®n de voto, la clave para que vuelva a haber una mayor¨ªa de izquierdas est¨¢ en manos de Los Verdes, que se han pasado toda la campa?a electoral, seg¨²n los sondeos, con un pie dentro y otro fuera del Parlamento. Para obtener representaci¨®n parlamentaria es necesario reunir por lo menos un 4% de los votos. Si los ecologistas fracasan, y su electorado es el menos disciplinado, ser¨ªa muy dif¨ªcil que sin su apoyo los socialdem¨®cratas, que rondan el 37% de los votos, vuelvan a gobernar.
En el bloque de la derecha parece claro, sea cual sea el resultado final, que el nuevo partido emergente es el liberal, que triplicar¨ªa sus votos de hace cuatro a?os gracias a un discurso en torno al hasta ahora ignorado problema de la inmigraci¨®n en Suecia. Alcanzar¨ªa el 14% en detrimento del Partido Moderado (antes conservador), que ven su techo electoral cada vez m¨¢s bajo, inferior al 20%. Los otros dos partidos en liza, el del centro y el dem¨®crata cristiano, mantienen sus expectativas en torno al 5% de los sufragios.
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