MobilCom: banalizaci¨®n de un modelo empresarial
Hay al menos dos formas de explicar la crisis de la empresa de telecomunicaciones alemana MobilCom (en buena parte es la de France T¨¦l¨¦com): desde un punto de vista general, pol¨ªtico; o en el contexto del sector de las telecomunicaciones en el mundo, que puede acabar con un gigantesco fallido, dadas las cifras de endeudamiento que soporta (s¨®lo las operadoras europeas suman una deuda de 250.000 millones de euros). Hoy corresponde el primer tipo de an¨¢lisis, dado que la necesidad de salvar MobilCom va a jugar un papel determinante en los ¨²ltimos d¨ªas de la precampa?a a las elecciones generales que se celebrar¨¢n en Alemania el pr¨®ximo domingo.
Hace ya una d¨¦cada larga que Michel Albert puso de moda hablar de dos tipos de capitalismo: el anglosaj¨®n y el renano. Tal diferenciaci¨®n fue una especie de coartada intelectual para destacar los rasgos de cada uno. Ahora, ambos modelos est¨¢n en crisis; el primero, por la desconfianza de una contabilidad creativa que ha contaminado muchas de sus empresas emblem¨¢ticas, y la ausencia de reglas de juego; el renano, por su ineficacia y falta de dinamismo.
La compa?¨ªa alemana MobilCom consigui¨® una licencia de telefon¨ªa m¨®vil de tercera generaci¨®n (UMTS), por la que pag¨® 8.000 millones de euros. France T¨¦l¨¦com (cuyo primer accionista es el Estado franc¨¦s, con el 55,5% de su capital) adquiri¨® el 28,5% de MobilCom en marzo de 2000, por valor de 3.700 millones de euros. Eran tiempos en que el poder econ¨®mico de France T¨¦l¨¦com parec¨ªa infinito: su capitalizaci¨®n burs¨¢til equival¨ªa al presupuesto de su Estado-accionista (224.000 millones de euros). Un mes despu¨¦s de aquella adquisici¨®n comenzaba el crash burs¨¢til. France T¨¦l¨¦com acaba de publicar p¨¦rdidas de 12.200 millones de euros en el primer semestre, y un endeudamiento cercano a los 70.000 millones. Con dos consecuencias: la dimisi¨®n de su presidente, Michel Bon, y el abandono de distintas inversiones no estrat¨¦gicas, entre ellas la de MobilCom, que se sit¨²a al borde de la quiebra.
El canciller Schr?der, que ha recuperado expectativas de voto dosificando las esencias izquierdistas de la socialdemocracia (distancia con el belicismo de EE UU, ayudas a los afectados por las inundaciones mandando a paseo el equilibrio presupuestario, intervencionismo en empresas estrat¨¦gicas en crisis), ya ha anunciado un plan de salvaci¨®n para MobilCom y sus m¨¢s de 5.000 trabajadores. Nadie duda que su oponente, Stoiber, har¨ªa lo mismo. Dirigiendo un plan de salvaci¨®n con garant¨ªas y dinero p¨²blico, en coordinaci¨®n con los bancos acreedores y el gobierno regional de Schleswig-Holstein, donde se encuentra el domicilio social de la empresa. Y haciendo patrioterismo, con la acusaci¨®n al Gobierno franc¨¦s de dejar caer MobilCom, lo que tambi¨¦n proporcionar¨¢ votos.
El mapa de fallidos empresariales en Alemania, en los ¨²ltimos tiempos, es espectacular: el grupo multimedia Kirch; la n¨²mero dos en construcci¨®n Holzmann; el constructor de aviones Fairchild-Dornier. A eso se a?aden las dificultades de Bertelsmann, que acaba de sustituir a su presidente, Thomas Middelhof, y ha iniciado una fase de repliegue. O las de Deutsche Telekom, que tambi¨¦n destituy¨® a su jefe, Ron Sommer, despu¨¦s de que las acciones se hubieran derrumbado. O las de la multinacional farmac¨¦utica Bayer, que ha anunciado 15.000 despidos, etc¨¦tera. El n¨²mero de empresas insolventes en el pa¨ªs aumenta de manera imparable: en el primer semestre, 18.500 empresas presentaron suspensi¨®n de pagos, un 14,2% m¨¢s que en el mismo periodo del a?o pasado.
El contexto macroecon¨®mico no ayuda al optimismo: el crecimiento del PIB en 2002 no llegar¨¢ al 0,6% y la cifra de parados supera los cuatro millones. A pesar de seguir siendo la principal potencia econ¨®mica europea, una publicaci¨®n se ha atrevido a titular un reportaje ?Pobre Alemania! Nada m¨¢s corrosivo.
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