La opacidad del congreso del PP
Los estatutos del PP reconocen a los congresos -nacional, auton¨®micos y provinciales- como los m¨¢ximos ¨®rganos de expresi¨®n de las bases y, como consecuencia de ello, los eventos que definen el actuar pol¨ªtico del partido a lo largo de los tres a?os posteriores a la celebraci¨®n de aquellos. El PP-A est¨¢ a punto de celebrar su congreso regional, en un clima que si hubiera que definirlo en t¨¦rminos meteorol¨®gicos yo me atrever¨ªa a afirmar como de 'pantano barom¨¦trico' tras el que avanza una borrasca que bien pudiera desencadenarse tras las pr¨®ximas elecciones municipales o incluso antes de que estas lleguen a celebrarse.
Hablo de pantano barom¨¦trico porque nadie, ni dentro ni fuera del partido, pone en duda la curva plana que mide la actividad precongresual tanto a nivel org¨¢nico como social. ?A qu¨¦ es debido ello? Las causas de este oscurantismo pueden ser m¨²ltiples y de mal pron¨®stico con respecto al futuro del PP en Andaluc¨ªa.
Por una parte, hemos de recordar que el PP-A sigue a¨²n sin definir qui¨¦n se enfrentar¨¢ a Chaves con el objetivo de alcanzar la mayor¨ªa suficiente para ocupar el Gobierno de la Junta. En torno a la figura de Te¨®fila Mart¨ªnez se ciernen m¨²ltiples interrogantes y amplias dudas que impiden que en dicho congreso sea proclamada oficialmente candidata.
Su pluriempleo municipal, parlamentario-auton¨®mico, parlamentario-nacional y org¨¢nico, ha mermado claramente su capacidad de actividad auton¨®mica y, por ello, su liderazgo regional, situ¨¢ndola en una posici¨®n de desventaja ante su m¨¢s directo oponente andaluz. Junto a ello, existe quien no ha permitido, por puro ego¨ªsmo y debilidad pol¨ªtica (me refiero l¨®gicamente a Javier Arenas), que ning¨²n dirigente popular emerja en un liderazgo competitivo, que ¨¦l siempre ha querido mantener para s¨ª mismo a toda costa, aun a pesar de da?ar los intereses del partido.
No nos encontramos, por tanto, ni ante el congreso de Te¨®fila Mart¨ªnez, ni ante el del candidato/a a la Junta, cuando los criterios que nazcan del mismo ser¨¢n los que deban imperar en la primavera del 2004, fecha prevista para las elecciones auton¨®micas. Ni siquiera vamos a vivir el congreso del PP, dado que s¨®lo una parcial representaci¨®n del mismo podr¨¢ participar en ¨¦l.
Pero no s¨®lo este congreso elegir¨¢ a una presidenta que a¨²n no sabe si ser¨¢ candidata y, por tanto, poco impulso puede darle a su acci¨®n org¨¢nica y pol¨ªtica en el nivel auton¨®mico, sino que se va a convertir en un congreso sin discurso pol¨ªtico, sin debate y sin ideas, ya que se ha puesto todo el inter¨¦s en que as¨ª ocurriera para evitar que se hiciera p¨²blico el malestar existente entre la militancia y la importante divisi¨®n interna que vive el partido. Se cuid¨® mucho eliminar las voces cr¨ªticas con la apertura discrecional de expedientes y su inmediata expulsi¨®n del partido sin causa alguna que lo justificase; se manipularon hasta el fraude las elecciones a compromisarios -ser¨ªa bueno recordar la inscripci¨®n irregular de afiliados llevada a cabo en C¨®rdoba por la gestora o las dificultades que muchas provincias andaluzas encontraron para cubrir su cuota de compromisarios-, y se han puesto trabas de todo tipo para impedir que estos pudieran acceder a las distintas ponencias y elaborar las enmiendas que considerasen oportunas al margen de las oficialistas.
Baste decir que dichas ponencias se recibieron en las sedes provinciales s¨®lo nueve d¨ªas antes del congreso, con un plazo de menos de 48 horas para presentar enmiendas.
?Por qu¨¦ tanta opacidad? Porque tanto Javier Arenas como Te¨®fila Mart¨ªnez se muestran tristemente inseguros ante una organizaci¨®n regional que han venido dilapidando a lo largo de los ¨²ltimos a?os, sumi¨¦ndola en un claro proceso de descomposici¨®n interna que no s¨®lo se observa en la err¨¢tica direcci¨®n y el pobre quehacer del grupo parlamentario andaluz, reconocido por muchos de sus integrantes, sino en el cainismo org¨¢nico y el proceso depredador que muchos han puesto en marcha con la complicidad de su apoyo o simplemente de su silencio.
Resulta lamentable que ante la necesidad que Andaluc¨ªa tiene de llevar a cabo ese proceso de alternancia pol¨ªtica que revitalice las estructuras de nuestra sociedad, pasando p¨¢gina a 20 a?os de pol¨ªticas de izquierdas para avanzar con las ideas de centro que tan buenos resultados est¨¢n dando en otras comunidades aut¨®nomas, quienes deben promover ese cambio se pierdan entre las bambalinas del poder, como actores secundarios, sin saltar al escenario con la decisi¨®n y la claridad de ideas que su papel exige.
Respondiendo a unas recientes declaraciones del vicesecretario de Organizaci¨®n del PP-A, Jos¨¦ Luis Sanz, afortunadamente ni necesito de la pol¨ªtica para vivir -soy m¨¦dico con plaza en el hospital Reina Sof¨ªa de C¨®rdoba-, ni en mi etapa de militante activo del PP, desde 1987, he ocultado mi opini¨®n por miedo a perder el cargo. Es por ello que me considere con la autoridad suficiente para apelar una vez m¨¢s a la cordura de quienes dicen dirigir el PP-A, llam¨¢ndoles a realizar un ejercicio de coherencia ¨¦tica y democr¨¢tica sin el cual ser¨¢ imposible alcanzar aquel objetivo.
Ni los militantes del PP, ni los cientos de cargos institucionales, fundamentalmente en los ayuntamientos del medio rural, ni los propios andaluces, merecen que el actual primer partido de la oposici¨®n en Andaluc¨ªa siga sin ser opci¨®n clara de gobierno por culpa de quienes al frente del mismo lo han convertido en una marioneta movida por cinco hilos y no en una estructura viva a la que transmita energ¨ªa y dinamismo toda la sociedad.
El tiempo y las urnas, que no los resultados de un congreso regional ni las declaraciones que unos u otros podamos realizar, ser¨¢n el verdadero notario de la bondad o no del camino escogido.
Enrique Bellido Mu?oz es senador y ex presidente del PP de C¨®rdoba.
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