La segunda de Pablo Lastras
El madrile?o del iBanesto.com se muestra infalible en las etapas de media monta?a
Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri da una patada a una piedra en cualquier lugar de Espa?a y Francia y debajo surge un recuerdo ciclista. Se parar¨¢, mirar¨¢ al horizonte, a la carretera que sube o baja o va recta, y recordar¨¢... Pero no es el abuelo Cebolleta contando batallitas, que tampoco lo parece, es m¨¢s bien un hombre que piensa, recuerda y duda, duda y trata de ense?ar a la gente, o de hacer ciclistas. El otro d¨ªa, cuando a Pablo Lastras apenas le conoc¨ªan sus amigos y los aficionados de los buenos, agarr¨® Ech¨¢varri a su pupilo del brazo y se fue a dar un paseo con ¨¦l. Era la v¨ªspera de la etapa de Ubrique. 'En el ciclismo hay muchos tipos de ciclista y hay sitio para todos', le dijo, mientras andaban. 'Me estoy acordando ahora de uno que no era el mejor subiendo, ni tampoco el mejor contrarreloj, ni el m¨¢s r¨¢pido, pero un a?o gan¨® la Vuelta. Era Faustino Rup¨¦rez, y en etapas como ¨¦sta, de media monta?a, esta de Ubrique, siempre sal¨ªa con el cuchillo afilado. De eso se trata'. Pablo Lastras capt¨® el mensaje. A punto estuvo de llegar solo a Ubrique: le cazaron, pero no se desanim¨®. El d¨ªa siguiente volvi¨® a intentarlo en C¨®rdoba. Entonces lleg¨®. Gan¨®. Se sinti¨® Cipollini. Fuerte e imbatible. Cazador de etapas. Rey de los descensos.
Vuelta 2002| 11
Alcobendas-Collado Villalba, 166,1 kms ETAPA 1. P. Lastras (iBanesto.com) 3h 55m 54s 2. Haimar Zubeldia (Euskaltel) m. t. 3. Klaus M?ller (Milaneza) a 2s. 4. David Millar (Cofidis) a 9s. GENERAL 1. ?scar Sevilla (Kelme) 37h 15m 8s. 2. Aitor Gonz¨¢lez (Kelme) a 1s. 3. Roberto Heras (US Postal) a 1m 42s 4. Iban Mayo (Euskaltel) a 2m 4s. ETAPA DE HOY Segovia-Burgos, 210,5 kms. ETAPA DE MA?ANA Burgos-Santander, 189,8 kms.
Ech¨¢varri, que hace de explorador avanzado para su equipo, se par¨® ayer a comer unos huevos fritos en un peque?o hotel mediado el Alto de los Leones. Estaba con la primera yema cuando le asalt¨® un periodista de Telemadrid. Le habl¨® de cuando el Reynolds no era apenas nada, antes incluso de Perico, de cuando el Reynolds eran Greciano y ?beda, y Arroyo; y tambi¨¦n le dijo Ech¨¢varri que esa etapa, la de ayer, la de los Leones y Navacerrada, la que se esperaba dantesca por el aguacero, podr¨ªa ser algo m¨¢s, porque all¨ª Pablo Lastras, madrile?o de San Mart¨ªn de Valdeiglesias, al que llam¨® San Pablo, el que se cay¨® del caballo, podr¨ªa seguir escribiendo sus cartas. Y estaba con el chorizo que acompa?a a los huevos cuando se acerc¨® a saludarle un hombre alto, y fuerte, el vivo retrato de su hijo, con arrugas, pero los mismos ojos. El padre de Lastras, hombre de pocas palabras, hola, qu¨¦ tal, me subo a la cima. Una pregunta por la esposa, y madre, dura y enferma. Un cruce de miradas y quiz¨¢s un mensaje. Una esperanza. El hijo.
Como Pablo Lastras es educado y sensible, y habla sensato y limpio, la gente dice que no parece ciclista, pero, claro, todo es pura fachada. Pablo Lastras enga?a. Debajo del hombre amable y generoso, debajo del chaval que se acuerda de todos y a todos les agradece algo, hay un killer, un hombre sin piedad, un ganador. Dispara poco, pero no necesita muchas balas: apenas falla un tiro. Y no es que le pongan las piezas como a aqu¨¦l. Lo suyo son obras de arte. La de ayer, por ejemplo, fue magn¨ªfica porque incluy¨® todo tipo de g¨¦neros. Fue mucho m¨¢s complicada que la de C¨®rdoba, que fue s¨®lo un repecho y un descenso. Para empezar, muchos dudaban que Lastras pudiera pasar Navacerrada con los mejores. No pas¨® el puerto de las siete revueltas delante, pero tampoco lo necesit¨®. No vio las peque?as luchas de los que juegan a ganar la Vuelta y sus equipos, a Heras exhibiendo su facilidad de pedalada, a Sevilla siempre rodeado por el equipo, pero desnudado, nervioso, cuando Iban Mayo jug¨® al espect¨¢culo, y Aitor m¨¢s oculto, pero m¨¢s vivo; a Simoni ya desazonado. Antes, entre los Leones y Navacerrada, Lastras hab¨ªa sufrido el despliegue estrat¨¦gico del ONCE-Eroski, en busca del abanico rompedor; luego, subiendo, la t¨¢ctica de los tirones. Se qued¨® del primer grupo, ya reducido a 20, casi todos escaladores, a un kil¨®metro de la cima. Enlaz¨® bajando, y enseguida se mostr¨® animoso, el cuchillo de Rup¨¦rez en los dientes; arranc¨® y le cazaron. Luego, en los falsos llanos, se fue Zubeldia con M?ller. Poco despu¨¦s se fue a por ellos. Enlaz¨®. Aguant¨®. Los super¨® en la ¨²ltima recta. Nueve segundos despu¨¦s lleg¨® el grupo. En ¨¦l estaba Di Luca, el italiano especialista en estas carreras. Un crack mundial que no pudo conseguir lo que Pablo Lastras, el San Pablo de San Mart¨ªn de Valdeiglesias, de 26 a?os, alcanz¨® tan elegantemente.
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