Presencia

En aras del Grammy Latino reci¨¦n conseguido, volvi¨® Miguel Bos¨¦ a su plaza y escogi¨® el coso madrile?o de Las Ventas para lidiar con un entregado p¨²blico, que no lleg¨® a llenar del todo el recinto.

Ataviado con vaqueros y camiseta negra, pelo corto y sin barba, su sola presencia bast¨® para encandilar a los espectadores, entre los que hab¨ªa mayor¨ªa femenina y mechas para elegir. Presencia podr¨ªa ser, pues, y seg¨²n una humilde opini¨®n, la palabra para definir la mejor cualidad de Miguel, una de las pocas estrellas del espect¨¢culo con que cuenta este pa¨ªs.

Si bien podr¨ªa haber opiniones diversas en cuanto a su modo de cantar y bailar, lo cierto es que la inmensa mayor¨ªa de los asistentes disfrut¨® de un repertorio trufado de viejos ¨¦xitos y de los temas que componen su ¨²ltimo y laureado disco, Sereno.

Como casi treinta a?os en la m¨²sica pop dan para mucho, los mejores momentos de la noche correspondieron a dos temas que ya podr¨ªan alcanzar la categor¨ªa de reliquia: Creo en ti y Te amar¨¦. Pero tambi¨¦n la vena dram¨¢tica de Miguel ti?¨® la m¨¢s moderna Mientras respire de cierta magia al aunar m¨²sica, interpretaci¨®n y, una vez m¨¢s, presencia sobre las tablas y en las pantallas de v¨ªdeo.

Discoteca

En cuanto a los momentos de m¨¢s marcha, cabe resaltar la interpretaci¨®n de Bamb¨² y de Bandido, canci¨®n escogida para cerrar la primera parte del concierto, con su parte remix que transform¨® el escenario -de dise?o fr¨ªo, tonos grises y una inmensa red de cuadros que se levant¨® al comenzar la actuaci¨®n- en una discoteca, con el propio Miguel y las dos estupendas coristas mene¨¢ndose al ritmo sobre una pasarela.

Triunfo, pues, para un Miguel Bos¨¦ que sigue levantando pasiones y al que la ropa le sigue cayendo igual de bien.