Cualquier hogar es mejor
La Protectora de Animales de M¨¢laga obtiene terrenos para su nueva sede tras 18 a?os
Muchos de los 500 perros y 80 gratos que permanecen en la sede de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de M¨¢laga preferir¨ªan un c¨¢lido hogar en el que ni?os y mayores les acariciaran. Pero de momento se tienen que conformar, y no es poco, con unos terrenos que el ayuntamiento de la ciudad ha cedido a la asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro para construir unas nuevas instalaciones que sustituyan a las vetustas y desbordadas que poseen: ventanas rotas, sin suministro el¨¦ctrico, jaulas improvisadas, una cl¨ªnica desvalijada y decenas de perros sueltos y juntos (con los l¨®gicos roces), lo que impide que la gente vaya a visitarlos para quedarse con alguno.
La sociedad que preside Jos¨¦ Carlos Cabra lleva instalada desde hace 18 a?os en Los Asperones, una zona marginal de las afueras hacia donde ahora crece M¨¢laga. El solar, donde los animales que vagaban por la provincia han encontrado su hogar, colinda con unas viviendas sociales construidas en los noventa. Ese es el momento en el que los problemas se multiplicaron, seg¨²n Jos¨¦ Carlos Cabra. Ha denunciado mil y una tropel¨ªas que atribuye a sus vecinos: 'De repente suena un disparo desde all¨ª. Eso significa un perro muerto. As¨ª de f¨¢cil. Pero qu¨¦ se puede hacer si la polic¨ªa ni siquiera se atreve a entrar all¨ª', comenta mientras se?ala a las viviendas sociales.
Y s¨®lo es un ejemplo de lo que Cabra considera diversi¨®n de unos cuantos j¨®venes 'sin escr¨²pulos'. 'Hace poco incendiaron la sede por negarnos a dar unos perros; roban los perros para echarlos a pelear y despu¨¦s los dejan en la puerta para que los curemos y se los vuelven a llevar', historias como estas padece la Sociedad Protectora desde hace a?os, seg¨²n su presidente.
En 1999, Jos¨¦ Carlos Cabra vendi¨® el negocio que ten¨ªa en una galer¨ªa comercial. Con el dinero que obtuvo, abri¨® una mercer¨ªa que regenta su esposa y que ahora es el sustento familiar, porque la protectora es un bolsillo roto que s¨®lo le ha dado quebraderos de cabeza. A la vez que dejaba su comercio, Cabra tom¨® el mando de la asociaci¨®n: 'Con ocho millones de deuda tras un intento frustrado de traslado', puntualiza.
La situaci¨®n se ha enderezado desde 2000: 'Los proveedores est¨¢n al tanto de sus pagos y la deuda de ocho millones es historia', sentencia este hombre entregado a unos animales que le consideran como una especie de rey. Lo cierto es que Cabra les dio de comer y les acogi¨® cuando nadie los quer¨ªa.
A este monarca canino le ayudan 12 voluntarios. Ellos son el ¨²ltimo eslab¨®n del mundo de los animales de compa?¨ªa: 'El negocio de compra y venta mueve 100.000 millones [de pesetas] al a?o pero, cuando nadie los quiere, quedamos unos pocos para hacernos cargo', explica Jos¨¦ Carlos Cabra, consciente de que, hoy por hoy, el cuidado de su peque?o pueblo es su modo de vida.
Por eso, a Jos¨¦ Carlos Cabra se le ilumina la cara cuando piensa que dentro de un a?o podr¨¢ llevarse a los perros y gatos a los 8.000 metros cuadrados que el ayuntamiento ha cedido en Las Virreinas. Las nuevas instalaciones costar¨¢n unos 360.000 euros como m¨ªnimo. El 53% saldr¨¢ de las arcas municipales, el 30% ser¨¢ sufragado por dos asociaciones protectoras de Inglaterra y Holanda, mientras que el resto deber¨¢ ser afrontado por los 1.000 socios con que cuenta la Protectora.
Europa, el espejo de la conciencia
Cuando recuerda las atrocidades que se han cometido con los perros y gatos, Jos¨¦ Carlos Cabra piensa que esto no ocurrir¨ªa en la mayor¨ªa de grandes ciudades europeas. El presidente de la Protectora de Animales de M¨¢laga cree que la mentalidad es totalmente diferente. 'Aqu¨ª, la gente todav¨ªa me reprocha que pidas dinero en calle Larios para ayudar a los animales y que no lo haga para ayudar a los ni?os necesitados', asevera Cabra, perplejo por ese desprecio que, seg¨²n ¨¦l, no se producir¨ªa en Suiza, Holanda o Alemania. La Sociedad Protectora exporta perros y gatos a ciudades de estos pa¨ªses mediante una serie de convenios: los galgos a Alemania, gatos a Suiza, perros peque?os a Nuremberg (Alemania). Pero lo que deja m¨¢s perplejo a Jos¨¦ Carlos Cabra es que sean dos asociaciones extranjeras -una holandesa y otra inglesa- las que sustenten buena parte del proyecto de nueva sede. 'Sin su ayuda no habr¨ªa sido posible porque s¨®lo te ofrecen dinero cuando tienes un proyecto serio y vienen a supervisar cualquier detalle', explica Cabra para ilustrar la diferencia de compromiso que existe en las distintas sociedades. El creciente asentamiento de centroeuropeos en la Costa del Sol origin¨® nuevas necesidades y fueron aflorando sociedades protectoras por el litoral. Cabra trata, con reuniones mensuales, de aunar esfuerzos mediante una coordinadora de Protectora de Animales. La Protectora de Animales realiza campa?as para recoger fondos y resulta llamativo que sea en un bar de holandeses de Torremolinos donde se recauden unos 2.400 euros cada varios meses. 'Es una mina comparado con lo que conseguimos recoger en las campa?as realizadas en M¨¢laga', asegura Cabra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.