Manuel del Valle y el cuento de los pieles rojas

Ser alcalde de una ciudad como Sevilla es algo importante, sin duda. Haber formado parte del grupo que impuls¨® el renacimiento del Partido Socialista en esta ciudad all¨¢ por los a?os 70, tambien. Y ¨¦se es el caso de Manuel del Valle. Pero de ah¨ª a deducir, como se afirma en la contraportada del libro, que este hombre 'adusto, serio y distante' estuviera en 'el centro de la vida p¨²blica de Sevilla, Andaluc¨ªa y Espa?a en las ultimas tres d¨¦cadas' (por cierto: falta ...y de la Humanidad), hay, m¨¢s que un valle, un tremendo abismo.

Es el problema que tienen las 'biograf¨ªas autorizadas', ¨¦sta en forma de entrevista. Por mucho buen hacer y empe?o que ponga el escritor de turno, en este caso la periodista Alicia Gutierrez, veterana curtida en mil ganadas batallas, en obtener del biografiado la verdad, toda la verdad y nada m¨¢s que la verdad de su paso por la vida p¨²blica, se corre el riesgo de que ¨¦ste nos la disfrace, la camufle, la tergiverse, la manipule, en fin, para dar de s¨ª mismo no la imagen que es o que fue, sino la que le hubiera gustado ser.

Es el caso de Manuel del Valle y lo que nos cuenta que ha sido. Estaba all¨ª, cierto, aunque no saliera en la foto. Y quiz¨¢, como sugiere el propio titulo, le toc¨® por casualidad ser alcalde de Sevilla. Tras su paso m¨¢s bien gris por la alcald¨ªa, se atrincher¨® en el fort¨ªn que dos militantes socialistas construyeron, traicionando al partido que les hab¨ªa colocado en la presidencia de las dos cajas de ahorros. Del Valle, Benjumea y Beneroso eran los buenos, y el resto los pieles rojas. Curiosa forma de intentar pasar factura y camuflar las desmedidas ambiciones propias.