Comedias de repente
Como estamos acostumbrados al teatro de autor y a la obra bien hecha, resulta pr¨¢cticamente incre¨ªble que un espect¨¢culo de calidad se improvise de principio a fin. El verbo se presta a equ¨ªvoco: se dice que una cosa est¨¢ improvisada cuando le faltan horas de trabajo o cuando se ha confeccionado a la buena de Dios. Sin embargo hay una tradici¨®n musical y teatral importante basada en la repentizaci¨®n. Comedias de repente ped¨ªa Felipe IV a sus actores favoritos, que las creaban, como sugiere el t¨¦rmino, pr¨¢cticamente de la nada, al instante. A la commedia dell'arte italiana se la llam¨® tambi¨¦n commedia all'improvviso, pues, aunque estuviera pautada y tuviera personajes fijos, dejaba un cauce ancho al ingenio y al libre albedr¨ªo de sus int¨¦rpretes.
Repentistas se llama a los poetas que, a¨²n hoy, componen y cantan sobre la marcha, para una ocasi¨®n especial, extensas tiradas de versos, a veces con un ingenio y una frescura de la que carecen las letras de muchas canciones que encabezan las listas de ¨¦xitos. En Murcia, estos cantautores suelen utilizar la quintilla; en Canarias, en Cuba, Argentina y otros pa¨ªses americanos usan la d¨¦cima, y en todas partes celebran encuentros y cert¨¢menes anuales.
La rama m¨¢s contempor¨¢nea de esta genealog¨ªa po¨¦tica y teatral es Impreb¨ªs, espect¨¢culo que desde hace ocho temporadas (con extensos periodos de descanso, reciclaje y trabajo en otros montajes) reinventan a diario los actores valencianos Carles Castillo y Carles Montoliu, el director Santiago S¨¢nchez, un m¨²sico (Yayo C¨¢ceres, el que est¨¢ ahora, es argentino y se incorpor¨® hace dos a?os) y un t¨¦cnico que crea al segundo la luz y el sonido adecuados. En Impreb¨ªs se pide a los espectadores, conforme entran al teatro, que, a su entera elecci¨®n, escriban en una papeleta el tema que deseen ver representado y lo depositen en una urna (hay quien pone lo primero que se le viene a la cabeza, 'sexo', por poner un ejemplo habitual, o 'viva el sexo', que la noche en que vi el espect¨¢culo dio pie a una brev¨ªsima y desopilante parodia de la danza contempor¨¢nea; pero suelen ofrecer mejor juego las peticiones un poquito m¨¢s elaboradas: de 'yo ten¨ªa un jersey de c¨¦sped', los int¨¦rpretes hicieron una joyita humor¨ªstica y vitalista sobre amores juveniles que conocen su esplendor en la hierba y se evocan y renuevan con imaginaci¨®n al borde de la vejez).
Antes de comenzar, un ac-
tor revuelve las peticiones, extrae una y la lee en voz alta. Al momento y durante medio minuto el m¨²sico improvisa lo que el tema le sugiere, mientras sus compa?eros preparan su trabajo. Esa noche, en la primera papeleta se le¨ªa: 'Depresi¨®n'. Yayo C¨¢ceres se sac¨® de la caja de la guitarra una canci¨®n ('p¨¢same el Prozac, y un vaso de vino / para olvidar, que soy argentino...') en la que ven¨ªa a decir que, para deprimidos, sus compatriotas, pues de la noche a la ma?ana han visto c¨®mo su dinero queda preso en el banco o se volatiliza. Finalizado el tema musical, Montoliu y Castillo desarrollaron con raudales de vis c¨®mica el desajuste entre dos j¨®venes compa?eros de piso: el rumiador y cenizo, en paro, que se lamenta incesantemente de lo que le ocurre y de cuanto ocurre en el mundo, y el optimista a toda costa.
Cuando les piden un tema tan absolutamente t¨®pico como 'los cuernos', actores y director acuerdan algo as¨ª como: 'Si quieren t¨®picos, se los vamos a dar', y ponen en escena a un novio burlado y un toro que habla como la luna lorquiana de Bodas de sangre y se mueve como la bailaora Manuela Vargas en un montaje de Miguel Narros. Despu¨¦s, completaron siete improvisaciones m¨¢s, como arquitecturas ef¨ªmeras que se consumieron en una llamarada: dos a petici¨®n de un p¨²blico mayoritariamente joven, entregado, puesto en pie.
Impreb¨ªs se representa hasta el 20 de octubre en el teatro Arlequ¨ªn, de Madrid.
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