?Es s¨®lo cuesti¨®n de dinero?

Extra?amente a lo que se pod¨ªa esperar, despu¨¦s de que la Consejer¨ªa de Educaci¨®n y Ciencia y las Universidades 'acordaran' el escenario de financiaci¨®n para los pr¨®ximos cinco a?os, con la apertura del curso escolar ha vuelto a resurgir la cuesti¨®n de la financiaci¨®n de las Universidades Andaluzas. Y afirmo que extra?amente, dado que si dos partes se ponen de acuerdo en algo, lo razonable es que se mantengan leales a lo acordado.

Las Universidades andaluzas, lo mismo que la totalidad de los servicios p¨²blicos de la Junta de Andaluc¨ªa, se han visto afectadas por las restricciones financieras impuestas por el no reconocimiento del censo andaluz, el impago de las liquidaciones de la PIE (Participaci¨®n en los in gresos del Estado), el no abono de la deuda hist¨®rica y las restantes discriminaciones del Gobierno del PP para con Andaluc¨ªa. Restricciones, que sin embargo no han impedido uno de los mayores logros de los andaluces: extender la Universidad a todas las provincias y absorber un incremento del n¨²mero de estudiantes muy superior a la media nacional.

De esta situaci¨®n de estrechez financiera han sido conscientes, primero, el Parlamento de Andaluc¨ªa en su dictamen sobre financiaci¨®n y titulaciones y, segundo, la Consejer¨ªa de Educaci¨®n y Ciencia con un acuerdo de financiaci¨®n universitaria que cumple lo establecido en dicho dictamen y que todas las Universidades celebraron. Siendo esto as¨ª, ?de qu¨¦ va ahora todo este revuelo donde se habla de 'quiebras', 'imposibilidad de pagar n¨®minas', etc¨¦tera?, pues si el acuerdo era insuficiente ?por qu¨¦ se firm¨®?.

Mucho me temo que este revuelo est¨¦ relacionado con cuestiones de gesti¨®n interna de las Universidades, con problemas electorales universitarios y con la tramitaci¨®n de la nueva Ley Andaluza de Universidades. En cuanto a lo primero, se ha de recalcar que una de las cuestiones pendientes de abordar en materia universitaria es la eficiencia en su gesti¨®n. El ¨²ltimo informe de la C¨¢mara de Cuentas de Andaluc¨ªa, referido a 1998 por el retraso tradicional de las Universidades en el cumplimiento de sus obligaciones con la C¨¢mara, pone de manifiesto que, salvo excepciones parciales, las universidades retrasan la aprobaci¨®n de sus presupuestos un m¨ªnimo de dos meses y un m¨¢ximo de 11, los sistemas de contabilidad no se adaptan a lo establecido en el Plan General de Contabilidad P¨²blica, no elaboran la Programaci¨®n Plurianual, no elaboran los Planes de Actuaci¨®n, mantienen acreedores por gastos no contemplados en la liquidaci¨®n de presupuestos, etc¨¦tera. Es decir todo un problema de gesti¨®n atropellada que lleva a una sistem¨¢tica petici¨®n de recursos adicionales.

A lo anterior es necesario unir una tendencia que se ha venido dando durante toda la d¨¦cada de los 90, consistente en el uso del presupuesto como un instrumento de campa?a electoral interna. Todo Rector que quiera repetir debe aumentar los cargos internos de direcci¨®n (lo que significa m¨¢s adhesiones incondicionadas), conseguir que se incrementen las titulaciones ofrecidas por su Universidad (ello significa m¨¢s profesorado y m¨¢s posibilidades de promoci¨®n) y sobre todo debe trasformarse ser un conspicuo constructor de campus y facultades (en alg¨²n caso se ha llegado casi a la obscenidad constructiva). Ello implica una espiral de crecimiento del gasto que no siempre ha contado con un apoyo presupuestario y financiero real, y que debiendo haber sido retrasado, por las restricciones financieras antes se?aladas, no lo ha sido por decisi¨®n de las Universidades. El hecho de que ahora comiencen procesos electorales en todas las Universidades puede por tanto no ser ajeno a esta demanda extempor¨¢nea de financiaci¨®n.

Finalmente, en este resurgir del problema financiero tambi¨¦n influye la eminente tramitaci¨®n de la LAU. En efecto, de la nueva regulaci¨®n va a depender la mejora de la participaci¨®n de la sociedad en el gobierno universitario, la adecuaci¨®n de las plantillas a las necesidades reales del servicio, la adaptaci¨®n de los estudios a la demanda real, la sujeci¨®n a un sistema de financiaci¨®n corresponsable, planificado y por objetivos y la creaci¨®n de todo un sistema de fomento de la calidad. Todo ello tiene que suponer una adaptaci¨®n de la Universidad andaluza, ahora no sujeta a problemas de expansi¨®n, a una nueva situaci¨®n donde se ha de primar la gesti¨®n eficiente, la transparencia, la calidad y el cumplimiento de los fines sociales que justifican que los andaluces paguen la mayor parte del servicio universitario con sus impuestos.

Evidentemente, todo ello va a suponer, por una parte, un escrutinio generalizado de la labor hasta ahora realizada y un cambio en los esquemas de valoraci¨®n de la gesti¨®n universitaria; y, por otra, la necesidad de que los gobiernos universitarios se apliquen menos a florituras constructivas y otras cuestiones de lustro pol¨ªtico-universitario, y m¨¢s a demostrar que se tiene capacidad para construir una universidad como la que exige el reto modernizador de Andaluc¨ªa. Siendo esto as¨ª, no ser¨ªa de extra?ar que algunos, en previsi¨®n del debate que se avecina, lancen el tema de la financiaci¨®n como cortina de humo para tapar ineficiencias pasadas y/o previsibles futuras.

Luis ?ngel Hierro es responsable del Grupo Regional de Universidad del PSOE-A y Diputado en el Parlamento de Andaluc¨ªa