La ¨²ltima frontera del islam
Imaginemos que Bol¨ªvar hubiese realizado su sue?o. Que la Am¨¦rica espa?ola se hubiese independizado en un solo Estado; imaginemos que Bol¨ªvar se hubiera llamado Sukarno, y que m¨¢s de un siglo despu¨¦s hubiera so?ado su sue?o respecto al imperio colonial holand¨¦s en las Indias Orientales. Miremos el mapa de Indonesia, y veremos un sue?o realizado.
Doscientos treinta millones de habitantes, m¨¢s de la mitad de ellos en Java; 17.000 islas de todos los tama?os en un archipi¨¦lago con vuelos internos de hasta siete y ocho horas, cuya extensi¨®n superpuesta a Europa nos llevar¨ªa de Lisboa a m¨¢s all¨¢ de Estambul; 50 idiomas y varias etnias; mayoritariamente isl¨¢mico, pero con todas las religiones monote¨ªstas, y mayor¨ªa hind¨² en Bali y cristiana en varias islas, con grados de desarrollo y civilizaciones y culturas distintas, sin m¨¢s experiencia hist¨®rica com¨²n que el lejano imperio medieval de Majapahit y el dominio colonial holand¨¦s, a excepci¨®n de Java, en la mayor¨ªa del archipi¨¦lago desde finales del siglo XIX.
Indonesia es el pa¨ªs con mayor poblaci¨®n musulmana del mundo, por lo que la articulaci¨®n pol¨ªtica y social del islam y las relaciones entre ¨¦ste y el Estado suponen un factor determinante
Las Fuerzas Armadas no nacen del Estado, sino el Estado de ellas, fruto de la lucha por la independencia; los militares tienen esca?os en el Parlamento
La isla de Java, con m¨¢s de 100 millones de habitantes, domina sobre el resto del archipi¨¦lago, lo que provoca una sensibilidad especial hacia aqu¨¦lla
Nada hac¨ªa evidente que Indonesia fuera a constituirse y consolidarse como un ¨²nico Estado y fuera a ser sentida como naci¨®n por sus habitantes. Tal era, como los hechos han demostrado, una de sus historias posibles. Pero no la ¨²nica: la naci¨®n indonesia constituye un milagro, una afirmaci¨®n voluntariosa que hay que seguir construyendo al tiempo decidida, perseverante y delicadamente. ?C¨®mo puede afectar a su evoluci¨®n el atentado en Bali? Procede abordar la respuesta con la consideraci¨®n de las tres grandes cuestiones determinantes:
1. La problem¨¢tica
derivada de su dimensi¨®n y diversidad ¨¦tnica, religiosa y geogr¨¢fica, que a su vez presenta una triple dimensi¨®n: a) La tensi¨®n centro-periferia, y su reflejo en la disyuntiva entre un Estado fuertemente centralizado o un Estado federal o altamente descentralizado como f¨®rmula para satisfacer las demandas de legitimidad y eficacia de los ciudadanos y la viabilidad y unidad del Estado; entre la necesidad de una direcci¨®n ¨²nica que refuerce lo com¨²n y el sentido de unidad y la de que ello no signifique uniformizaci¨®n e imposici¨®n de la etnia, religi¨®n o cultura mayoritaria al resto. Lo que en este caso se traduce en la cuesti¨®n del dominio de Java, con m¨¢s de 100 millones de habitantes, sobre el resto del archipi¨¦lago, que ha sido siempre un imperio javan¨¦s o gobernado desde Java, con la consiguiente sensibilidad hacia ¨¦sta del resto.
Sensibilidad presente en todas las islas fuera de Java, especialmente en aquellas de religi¨®n mayoritaria no musulmana, resoluble en t¨¦rminos de descentralizaci¨®n y respeto a las minor¨ªas sin cuestionamiento de la unidad nacional con las excepciones de Aceh e Irian Jaya, donde existen movimientos independentistas con s¨®lido apoyo. Aunque se trata de casos diferentes, su presencia en la agenda pol¨ªtica indonesia es cualitativamente distinta.
b) La diversidad y convivencia religiosa, y especialmente las relaciones entre islam y Estado. Convivencia, al igual que las relaciones centro-periferia, afectada hoy por la pol¨ªtica de transmigrasi impulsada por Suharto, por la que 10 millones de personas procedentes de Java se establecieron en otras islas de Indonesia. Con el 85% de su poblaci¨®n profesando el islam, Indonesia constituye el Estado con mayor poblaci¨®n isl¨¢mica del mundo, por lo que la articulaci¨®n pol¨ªtica y social del islam y su planteamiento de las relaciones entre ¨¦ste y el Estado resulta un factor determinante de su configuraci¨®n. Mas el islam en Indonesia dista de ser un todo unitario, destacando en su seno dos l¨ªneas o ejes estructuradores: por un lado, la que se da, en el ¨¢mbito de la pr¨¢ctica religiosa, entre santri, observadores estrictos de las pr¨¢cticas religiosas establecidas por el Cor¨¢n, y abangan, musulmanes nominales con una pr¨¢ctica m¨¢s laxa de la religi¨®n; por otro, la que en el ¨¢mbito de la organizaci¨®n pol¨ªtica y social del islam cabe establecer entre tradicionalistas y modernistas. Los primeros, con una visi¨®n sincretista del islam que incorpora tradiciones anteriores, fundamentalmente localizados en ¨¢reas rurales y pobres, especialmente en Java, son relativamente tolerantes de religiones distintas al islam, no propugnan necesariamente la confesionalidad del Estado y defienden un discurso pol¨ªtico populista y nacionalista, est¨¢n organizados en Nadlatul Ulama, con sus 30 millones de afiliados, la organizaci¨®n musulmana m¨¢s numerosa del mundo, liderada por el anterior presidente de la Rep¨²blica Abdurrahman Wahid. Los segundos se ci?en a una interpretaci¨®n m¨¢s literal del Cor¨¢n, tienen su base social fundamentalmente en las ciudades y capas de la poblaci¨®n con mayor educaci¨®n y poder adquisitivo, y mantienen un discurso pol¨ªtico cuestionador del car¨¢cter laico del Estado y partidario de un especial reconocimiento y posici¨®n del islam por parte de ¨¦ste, constituyendo su principal organizaci¨®n hist¨®rica la Muhammadiyah, con 28 millones de afiliados. Distinciones y pluralidad que hacen que las relaciones entre islam y pol¨ªtica no se desarrollen s¨®lo del uno a la otra, sino que sean complejas y multidireccionales: no s¨®lo hay islam en la pol¨ªtica, sino tambi¨¦n pol¨ªtica en el islam. Sin olvidar la cuesti¨®n o debate de la compatibilidad entre islam y democracia, sobre la cual la experiencia indonesia muestra muchas posibilidades de resoluci¨®n favorable.
c) La minor¨ªa china, y especialmente su poder econ¨®mico.
2. Las dificultades
derivadas de la construcci¨®n de un Estado, de un r¨¦gimen y un sistema pol¨ªtico leg¨ªtimo y eficaz, del Estado de derecho y la democracia.
Marco y contexto en que las Fuerzas Armadas Indonesias y las relaciones c¨ªvico-militares constituyen un especial protagonista. Pues en Indonesia las Fuerzas Armadas no nacen del Estado, sino el Estado de ellas, fruto de su lucha por la independencia. Estado del que son columna vertebral, que fue posible gracias a su existencia, desarrollado en su estructura civil a partir y sobre ¨¦sta. Las Fuerzas Armadas constituyen un poder estructural en el sistema pol¨ªtico indonesio, teorizado en doctrinas como la dwifungsi o doble funci¨®n -militar y pol¨ªtica-, que ha tenido su reflejo, entre otros ¨¢mbitos, en la kekaryaan o encuadramiento de militares en puestos de la Administraci¨®n civil, o en la asignaci¨®n de un n¨²mero de esca?os en el Parlamento. Una instituci¨®n y una sociedad a las que se les plantea el reto de construir unas relaciones mutuas desde la madurez de la respectiva evoluci¨®n.
3. Las contradicciones
del desarrollo o de la viabilidad socioecon¨®mica para un pa¨ªs que, a pesar de sus inmensas riquezas naturales, llega a la independencia con una inmensa mayor¨ªa por debajo del umbral de pobreza.
Si intent¨¢semos escenificar la historia de Indonesia en un esfuerzo de s¨ªntesis, escribir¨ªamos una obra cuyos actos comenzar¨ªan por la emergencia del nacionalismo indonesio bajo el liderazgo de Sukarno organizado desde 1927 en el Partido Nacionalista Indonesio, con el lema 'Una naci¨®n, Indonesia; un pueblo, el indonesio; un idioma, el bahasa indonesia'. Esta ¨²ltima opci¨®n resultar¨¢ particularmente estrat¨¦gica para la futura construcci¨®n nacional, pues frente al sofisticado javan¨¦s, este movimiento compuesto esencialmente por javaneses opta por el bahasa indonesia, lingua franca relacional hablada hasta entonces en las costas para el comercio en el archipi¨¦lago, sin especial tradici¨®n literaria y de estructura sencilla. Mas precisamente por eso, m¨¢s f¨¢cil de imponerse pol¨ªtica y educativamente, como demuestra el que el holand¨¦s ha dejado de hablarse totalmente y toda la poblaci¨®n indonesia habla el bahasa.
Movimiento nacionalista, condici¨®n necesaria, pero no suficiente, para la independencia: esta ¨²ltima, tras la invasi¨®n japonesa del archipi¨¦lago durante la II Guerra Mundial, es proclamada el 17 de agosto de 1945, y el poder colonial acabar¨¢ reconoci¨¦ndola tras una larga y cruenta guerra en 1949. Lucha por la independencia que se constituir¨¢ posteriormente en fuente de legitimidad pol¨ªtica, junto a la emanada de las urnas. Periodo de lucha en que la independencia constituir¨¢ el objetivo com¨²n aglutinador de las distintas fuerzas y actores pol¨ªticos y sociales. Conseguida ¨¦sta, emerger¨¢n distintas visiones sobre la naci¨®n a construir, que cabe alinear en tres grandes grupos: los integradores o pancasilistas, para los que, bas¨¢ndose en la tradici¨®n javanesa, la sociedad prima sobre el individuo, siendo ¨¦sta la verdadera detentadora de la soberan¨ªa y el poder ejercido paternalmente por los l¨ªderes pol¨ªticos; los islamistas, partidarios de la confesionalidad del Estado, y los constitucionalistas, preocupados por sus instituciones, mecanismos, garant¨ªas y regulaci¨®n jur¨ªdica.
En el debate constitucional de 1945, Sukarno ofreci¨® como f¨®rmula de compromiso la doctrina del Pancasila o los cinco principios: creencia en un ¨²nico Dios, justicia y respeto entre los pueblos, unidad de Indonesia, democracia por deliberaci¨®n entre representantes, y consenso y justicia social. Se trata de una f¨®rmula de principios deliberadamente amplios y gen¨¦ricos, susceptible de constituir el punto de encuentro entre diferentes visiones. De hecho, fue efectivamente objeto de consenso, incorpor¨¢ndose al pre¨¢mbulo de la Constituci¨®n, si bien los islamistas propusieron que el primer principio fuera reformulado como creencia en un ¨²nico Dios, con la obligaci¨®n para los adherentes al islam de aplicar la ley isl¨¢mica (sharia). Modificaci¨®n que en principio iba a ser incluida, pero, por iniciativa de los partidos no musulmanes, fue finalmente suprimida en la Constituci¨®n proclamada. Supresi¨®n origen de desconfianza de los islamistas hacia el sistema, y eterno referente en la historia pol¨ªtica y constitucional, determinando la falta de consenso al respecto el fracaso de la Konstituante o Asamblea Constituyente elegida en 1955.
Tras la independencia, Indonesia vivir¨¢ un periodo de democracia parlamentaria dominada por tres fuerzas pol¨ªticas -nacionalistas, comunistas e islamistas- bajo la Constituci¨®n de 1950, finalizado por la disoluci¨®n de la Konstituante por Sukarno, el restablecimiento de la Constituci¨®n de 1945, vigente, y la instauraci¨®n de la democracia guiada, que finalizar¨¢ el 30 de septiembre de 1965 con el contragolpe y el a?o que vivimos peligrosamente, que se salda con medio mill¨®n de muertos y la asunci¨®n en 1967 de la presidencia por el general Suharto.
Sobre la flexibilidad interpretativa de la Constituci¨®n de 1945, Suharto instaura el Nuevo Orden, r¨¦gimen autoritario de pluralismo limitado, que basa su legitimidad fundamental en el desarrollo, lo que lleva a una sociedad que demanda cambios al r¨¦gimen, frente a la que a principios de los noventa se impulsa la keterbukaan o apertura, que sin embargo acabar¨¢ cerrando sus puertas en aras de la conservaci¨®n del poder. La llegada de la crisis asi¨¢tica hace perder al r¨¦gimen su base de legitimidad y lleva a Suharto a la dimisi¨®n.
?Fin del Nuevo Orden y transici¨®n democr¨¢tica? S¨ª, en buena medida por la opci¨®n del hasta entonces vicepresidente y sucesor de Suharto, B. J. Habibie, de convocar elecciones el 7 de julio de 1999, aceptadas por todos los partidos y actores significativos y desarrolladas competitivamente, acta fundacional de la democracia indonesia que consagra tres grandes fuerzas pol¨ªticas: los nacionalistas liderados por Megawati Su-karnoputri, el antiguo partido oficial Golkar y el eje central, constituido por tres partidos islamistas.
La elecci¨®n de Wahid, l¨ªder del partido menos votado, como presidente, y de Megawati, clara ganadora, como vicepresidenta, por la Asamblea Popular Consultiva, muestra la centralidad de ¨¦sta en un escenario de legitimidad derivada de las urnas, como demostrar¨¢ con las modificaciones parciales de la Constituci¨®n, que implican una verdadera transformaci¨®n democratizadora, y con la propia destituci¨®n de Wahid en 2001 y su sustituci¨®n por Megawati como presidenta, junto a Hamzah Haz, l¨ªder del partido isl¨¢mico PPP, como vicepresidente, lo que refleja mejor el resultado electoral e integra al frente del Estado a las principales fuerzas impulsoras del cambio pol¨ªtico.
Cambio que afronta de cara al futuro el reto de su consolidaci¨®n, y que, a diferencia del anterior, ha transcurrido sin violencia, de la ley a la ley, sin desatar los demonios de la historia ni alterar la estabilidad. Globalmente, lo que no excluye el recurso puntual a la violencia en determinadas zonas como las Molucas o Kalimantan, generalmente en el marco de las tensiones de convivencia entre comunidades javanesas musulmanas establecidas, fruto de la transmigrasi, en islas de religi¨®n no musulmana y la poblaci¨®n aut¨®ctona. O, como muestra el atentado de Bali, organizaciones presumiblemente vinculadas a Al Qaeda y al terrorismo isl¨¢mico internacional.
La vida pol¨ªtica indonesia era a veces contemplada como la eterna reinterpretaci¨®n del Ramayana por las sombras del wayang kulit manejadas por el gran dalam (titiritero) que era Suharto. La explosi¨®n de Bali plantea si el gran dalam del futuro ser¨¢ el terrorismo isl¨¢mico o continuar¨¢ siendo el pueblo soberano de Indonesia.
Manuel Montobbio es diplom¨¢tico; destinado en Yakarta (1992-1994)
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