Brasil, un pa¨ªs rico lleno de pobres
El creciente poder de los narcotraficantes en las favelas es producto de la pobreza y de la desigualdad social, que afectan sobre todo a la poblaci¨®n negra y rural
Son historias reales con personajes reales. Las escenas de violencia, de adolescentes capaces de matar con absoluta frialdad, de la guerra por el control del tr¨¢fico de drogas en una favela o del ej¨¦rcito de muchachos que manejan aut¨¦nticos arsenales no son fruto de la imaginaci¨®n de Fernando Meirelles, de 47 a?os, director de la pel¨ªcula Cidade de Deus, aplaudida en Cannes y otros festivales, actualmente en cartel en Brasil y varias decenas de pa¨ªses. Son fragmentos de la vida cotidiana en un barrio m¨ªsero de R¨ªo de Janeiro, que bien podr¨ªa pertenecer a S?o Paulo, Vit¨®ria, Belo Horizonte u otra ciudad brasile?a donde el crimen organizado ha ampliado sus parcelas de poder en los ¨²ltimos a?os.
'La situaci¨®n est¨¢ peor que en los a?os setenta. Ahora los narcotraficantes son m¨¢s osados y se atreven a realizar acciones de envergadura', se?ala Meirelles, buen conocedor del submundo de las favelas cariocas, donde pas¨® nueve meses trabajando para su pel¨ªcula. Ahora el crimen organizado es capaz de paralizar con sus amenazas una ciudad como R¨ªo de Janeiro, que los ni?os no vayan a la escuela, los supermercados no abran sus puertas y la gente no salga a la calle. Simplemente por miedo. Tal y como ocurri¨® la primera semana de octubre.
La ¨²nica soluci¨®n para frenar la p¨¦rdida precoz de la inocencia es, en opini¨®n del cineasta, 'la inclusi¨®n social, mejores escuelas y m¨¢s oportunidades de trabajo'. 'Los muchachos entran en la criminalidad ante la falta de opciones. El narcotr¨¢fico llama a la puerta y les da un arma. Con un rev¨®lver un adolescente ya es alguien, es respetado... Las chicas de las favelas adoran a los chicos que van armados. No es una cuesti¨®n de m¨¢s polic¨ªa o Ej¨¦rcito, sino de preocuparse de los adolescentes de 10 y 11 a?os'.
Tras una d¨¦cada de prosperidad, el negocio de la droga ha entrado en cierta decadencia, por la ca¨ªda del consumo de coca¨ªna en los dos grandes mercados, Estados Unidos y Europa, que reciben buena parte de la droga de Colombia v¨ªa Brasil. Las drogas sint¨¦ticas han sustituido al polvo blanco y ahora sobra coca¨ªna en el mercado brasile?o, se?alan los expertos, lo que afecta al precio. Una papelina (un gramo) costaba en R¨ªo de Janeiro hace tres a?os 10 reales (menos de tres euros), ahora en las favelas no se pagan m¨¢s de cuatro reales.
Meirelles sostiene que combatir el crimen organizado es muy complicado. 'Cuando la polic¨ªa detiene al jefe de una banda es terrible, porque las cuadrillas intentan reorganizarse y comienza la guerra entre ellas. As¨ª ocurri¨® recientemente en R¨ªo cuando capturaron al cabecilla El¨ªas Maluco, sus secuaces se movieron r¨¢pidamente y empez¨® la guerra. Un d¨ªa lanzan una bomba contra el palacio del Congreso, otro incendian un autob¨²s, otro hay un ametrallamiento, y as¨ª d¨ªa tras d¨ªa'.
Las cifras que se barajan en R¨ªo de Janeiro apuntan a un ej¨¦rcito de m¨¢s de 20.000 muchachos, armados en su mayor¨ªa, involucrados en el narcotr¨¢fico. Los cabecillas disponen de aparatos de radio hasta en las celdas de la c¨¢rcel, donde entran sin problemas todo tipo de armas y explosivos. El mi¨¦rcoles pasado declararon ante el juez nueve funcionarios de la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad de Bangu III, donde se produjo una revuelta el pasado 15 de octubre y escenario de repetidos intentos de fuga.
'La ¨²nica v¨ªa es impedir la entrada de nuevos j¨®venes en el c¨ªrculo vicioso del crimen', asegura el director de Cidade de Deus. ?C¨®mo? 'Con m¨¢s escuelas, oportunidades de trabajo... Es posible revertir esta situaci¨®n, pero hacen falta 15 o 20 a?os. Es muy dif¨ªcil convencer a un chaval de 12 a?os de que entregue el arma y vuelva a la escuela. Dar marcha atr¨¢s es mucho m¨¢s caro'.
Tan reales como las historias de la favela son las cifras que ilustran la desigualdad social: 53 millones de pobres y un PIB per c¨¢pita que es ocho veces superior a la l¨ªnea de indigencia y cuatro veces a la de pobreza. El problema no es la falta de recursos, sino su distribuci¨®n. Hay que precisar que, seg¨²n los datos del especialista en la materia Ricardo Paes de Barros, en 1993 el n¨²mero de pobres era de 59,4 millones, lo que significa 6,4 millones de pobres menos durante el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
Cuatrocientos a?os de esclavitud, abolida en 1888, marcaron el desarrollo de la historia econ¨®mica y social de Brasil. Los remanentes de aquel pasado ominoso conforman dos asignaturas pendientes que, en los comienzos del siglo XXI, no han sido resueltas. En numerosas haciendas de varios Estados hay condiciones de trabajo esclavo. La poblaci¨®n negra ha sido hist¨®ricamente la m¨¢s discriminada, ocupando los estratos m¨¢s bajos de la pir¨¢mide social. As¨ª es en la actualidad, seg¨²n una encuesta de IPEA publicada en 2001, que da cuenta de que en 1999 el 45% de los brasile?os eran negros. De los 53 millones de pobres, el 64% son de raza negra, las mujeres negras tienen m¨¢s ocupaciones precarias en el mercado de trabajo que las blancas y los ¨ªndices de analfabetismo entre los j¨®venes es claramente superior en los de raza negra.
La econom¨ªa rural produce 100 millones de toneladas de granos al a?o, da trabajo al 25% de la poblaci¨®n ocupada y gener¨® un super¨¢vit comercial de 43.600 millones de d¨®lares entre 1999 y 2001. Algo no funciona si con estas cifras un buen n¨²mero de brasile?os no tiene garantizada una alimentaci¨®n b¨¢sica. La ley brasile?a exige un plan nacional de reforma agraria, y este plan se hizo en 1985 por el Gobierno de Tancredo Neves. 'Nunca se aplic¨®', subraya Jos¨¦ Graziano, asesor de Lula en la cuesti¨®n agraria. A pesar de las cifras anteriores, el campo es visto por muchos como fuente de pobreza y el reino de la desigualdad.
En el campo brasile?o se han librado violentas batallas en las ocupaciones de haciendas improductivas promovidas por el Movimiento de los Sin Tierra (MST). El Gobierno de Cardoso proclama que en los ¨²ltimos ocho a?os m¨¢s de medio mill¨®n de familias han sido asentadas en tierras improductivas. El MST, el Partido de los Trabajadores (PT) y la Comisi¨®n Pastoral de la Tierra, de la Iglesia Cat¨®lica, rebajan la cifra a 350.000 familias. 'Desde el d¨ªa de la victoria de las elecciones y hasta marzo del a?o pr¨®ximo elaboraremos un plan muy detallado', vaticina Graziano. 'Hay que hacer bien los n¨²meros sobre los sin tierra y las personas que requieren asentamiento. Hay consenso entre los candidatos en que el primer paso es dar asentamiento a las familias que est¨¢n acampadas de manera provisional, que son 100.000, y recuperar las familias que ya fueron asentadas pero no recibieron los cr¨¦ditos que el Gobierno prometi¨®, que se estima son otras 150.000. En total, tenemos unas 250.000 familias con las que podemos empezar a trabajar el primer a?o'.
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