Chipre, en la antesala de Europa
Contamos con una conjunci¨®n astral irrepetible', a favor de la reunificaci¨®n de Chipre, musita a este diario ?lvaro de Soto, el enviado del secretario general de la ONU. El h¨¢bil pacificador de El Salvador lleva meses en Nicosia negociando una salida pactada a la partici¨®n de la isla, producto de la invasi¨®n del Ej¨¦rcito turco en 1974 (30.000 de cuyos soldados siguen estacionados en el Norte).
La vergonzosa l¨ªnea verde controlada por los cascos azules separa desde entonces dos mundos. Al norte, entre 100.000 y 200.000 turcochipriotas (no hay estad¨ªsticas fiables), s¨²bditos de la ilegal y aislada Rep¨²blica Turca del Norte de Chipre y sometidos a un r¨¦gimen autoritario de libertad vigilada. Al sur, 700.000 grecochipriotas de la reconocida Rep¨²blica de Chipre, cuatro veces m¨¢s ricos que sus hermanos separados.
Los grecochipriotas apoyan que Turqu¨ªa se adhiera a los Quince; la sociedad turcochipriota (pero no su l¨ªder) comparte la idea federal de su vecina
El proceso de integraci¨®n en la Uni¨®n Europea ha generado una 'conjunci¨®n astral irrepetible' para superar la divisi¨®n de la isla, afirma el mediador de la ONU
Ambas comunidades llevan 28 a?os d¨¢ndose la espalda. Pero el muro de sordera y recelos se tambalea. Y ello, gracias a la 'conjunci¨®n astral' generada por la din¨¢mica que abri¨® en 1999 la cumbre europea de Helsinki al bendecir a la Rep¨²blica de Chipre como candidata al ingreso en en la Uni¨®n Europea (UE).
Tres principios
Los Quince fijaron entonces tres principios: la reunificaci¨®n de la isla ayudar¨ªa a su f¨¢cil integraci¨®n en la UE (al evitar la importaci¨®n de problemas geoestrat¨¦gicos); pero ello no ser¨ªa un requisito ineludible (luz verde a la entrada de la Rep¨²blica de Chipre en solitario, con la isla dividida, si no hay acuerdo), y se analizar¨ªan los 'factores relevantes' que surgieran en el proceso (la disposici¨®n al pacto de ambas partes).
Esos principios han actuado como acicate para la dif¨ªcil reconciliaci¨®n. La zanahoria UE se ofrece a todos. Nadie quiere ser culpabilizado del fracaso en alcanzarla. Todos, o casi, tienen adem¨¢s la sensaci¨®n de que es ahora o nunca. En el rico Sur, porque los m¨¢s j¨®venes empiezan a pasar del problema. En el depauperado y militarizado Norte, porque la continua importaci¨®n de campesinos anatolios debilita la mayor¨ªa demogr¨¢fica turcochipriota, de lengua turca pero identidad chipriota, y porque la galopante crisis econ¨®mica aumenta el deseo de sentarse al fest¨ªn de la prosperidad europea.
Para todos, 'la UE es un sue?o', resume el delegado de Bruselas en Nicosia, Adriaan van der Meer. Y es que durante 9.000 a?os los chipriotas apenas han decidido sobre el destino de su isla, siempre dominada por potencias extranjeras, dada su privilegiada cercan¨ªa al Pr¨®ximo Oriente.
La prisa viene del calendario. El problema chipriota deber¨ªa resolverse antes de fin de a?o, para concluir con laureles las negociaciones de integraci¨®n en la UE. O al menos encauzarse con un acuerdo de principio, a la espera de desarrollarlo. Los detalles del modo en que la comunidad turcochipriota se incorpore al proyecto podr¨ªan a?adirse al Tratado de Adhesi¨®n -previsto para la pr¨®xima primavera- en un protocolo anexo.
Para lograr el acuerdo, el tercer actor, Ankara, es decisivo: es quien influye en el renuente l¨ªder turcochipriota, Rauf Denktash. Todo depende de si las elecciones turcas del pr¨®ximo domingo arrojan un panorama proeurope¨ªsta o un retroceso nacionalista y/o integrista. Los Quince tambi¨¦n pueden influir, regalando a Turqu¨ªa, en la cumbre de Copenhague, el pr¨®ximo diciembre, un gui?o c¨®mplice para su propia candidatura a la UE: ?en forma de fecha concreta para iniciar las negociaciones?
'Deseamos que Copenhague ofrezca a Ankara una se?al de est¨ªmulo', clama el ministro de Exteriores, Ioannis Kasoulides, algo impensable hace poco. 'Apoyamos plena y sinceramente la aspiraci¨®n turca a la adhesi¨®n, porque seremos los primeros beneficiarios de una Turqu¨ªa democr¨¢tica y europea', remacha el ex presidente Giorgos Vassiliou. La amenaza de una anexi¨®n del Norte invadido como 87? provincia turca a¨²n tiene en vilo a los grecochipriotas.
De modo que el factor Helsinki ha trastocado el panorama pol¨ªtico, y el de las mentalidades. Antes, el tiempo corr¨ªa a favor de las pretensi¨®n turca de mantener, a¨²n por t¨¢ctica, una semicolonia al norte: la divisi¨®n chipriota era una carta con la que Ankara jugaba en su dif¨ªcil pulso con los Quince. 'Ahora ha pasado a ser una baza de la UE en su relaci¨®n con Ankara, un term¨®metro de su voluntad democratizadora y europe¨ªsta', concluye un diplom¨¢tico mediterr¨¢neo. Una prueba es la aceleraci¨®n de las negociaciones directas entre ambas comunidades, bajo auspicios de la ONU, a las que Denktash se negaba si antes no se reconoc¨ªa su ilegal Rep¨²blica.
Elecciones en la di¨¢spora
El Sur grecochipriota est¨¢ dispuesto a ceder mucho. 'Queremos recuperar nuestras casas y vivir en paz con nuestros compatriotas turcos', clama Andreas Vrahimis, concejal (en el exilio sure?o) de la ciudad fantasma de Famagusta, cuyos ex vecinos expulsados siguen celebrando elecciones municipales en la di¨¢spora.
El Sur est¨¢ dispuesto a ser generoso en el reparto del poder. 'Ning¨²n l¨ªder ir¨¢ tan lejos como el carism¨¢tico presidente actual, Glafcos Clerides', uno de los reto?os del arzobispo Makarios, seg¨²n registra un embajador occidental que practica la equidistancia. Y es que Clerides sabe que es su ¨²ltima oportunidad, no s¨®lo para ¨¦l (cuenta 83 a?os) sino para el pueblo que representa, de evitar la consagraci¨®n de la fractura. En consecuencia, est¨¢ dispuesto a tragar 'al l¨ªmite de lo imaginable'.
Pero es que en el Norte pasa casi lo mismo. Salvo en el nivel ejecutivo, pues Denktash no ha dado hasta ahora un me?ique a torcer en las negociaciones: se emperra en dos 'Estados soberanos' reconocidos, el suyo vigilado por tropas turcas. Y salvo en la franja, decreciente, de sus partidarios: 'Si las tropas turcas evac¨²an nuestro territorio, yo subir¨¦ a su ¨²ltimo bote', confiesa el elegante director del diario Kibris, Suleyman Erguchlu. Y es que no olvida las penosas asechanzas a su comunidad emprendidas por la extrema derecha grecochipriota entre 1960 y 1974, los a?os de independencia bajo la batuta del Makarios finalmente desbordado por los colabos de los coroneles golpistas griegos.
Pero la sociedad turcochipriota despierta. La oposici¨®n democr¨¢tica (el Partido Republicano y el de Liberaci¨®n, de centro-izquierda), europe¨ªsta y partidaria de la reconciliaci¨®n, ya manda en los tres principales municipios, y ara?a en cada ocasi¨®n votos al poder. M¨¢s a¨²n: 41 ONG y sindicatos, que aseguran representar al 80% de los trabajadores del Norte, se han agrupado en la c¨²pula Este pa¨ªs es nuestra plataforma.
Su coordinador, Ozdil Talat, denuncia 'el progreso del fascismo' en el territorio, mediante juicios a maestros cr¨ªticos y condenas de prisi¨®n a periodistas desafectos. La plataforma coincide con los l¨ªderes del Sur al propugnar 'una soluci¨®n federal bizonal y bicomunal, basada en la igualdad, la desmilitarizaci¨®n, y el ingreso en la UE del conjunto de la isla'. 'El modelo belga ser¨ªa aceptable', apostilla el presidente de la C¨¢mara de Comercio, Ali Erel. Tambi¨¦n ¨¦l cree que 'las condiciones para resolver el problema chipriota son mejores que nunca'.
Las cuatro manzanas de la discordia
REPARTO DEL PODER. Denktash propone dos Estados soberanos. La soberan¨ªa 'fraccionada' y su articulaci¨®n, 'm¨¢s d¨¦bil de la que se da entre los Quince', pone los pelos de punta a la UE. Clerides y la oposici¨®n turcochipriota postulan una federaci¨®n bizonal y bicomunal, con igualdad pol¨ªtica de ambas comunidades -participaci¨®n efectiva de los dos Parlamentos regionales en las decisiones-, pero control ¨²ltimo de la mayor¨ªa (grecochipriota) en los asuntos federales, para garantizar sus compromisos ante los Quince. La mayor¨ªa de las competencias ser¨ªan regionales; otras recaer¨ªan en Bruselas, y un n¨²mero reducido, pero esencial, en la federaci¨®n. La ONU se inclina por esta v¨ªa, fijando tres listas claras de competencias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.